El pasado jueves tuvo lugar el cierre de campaña de las próximas elecciones que configurarán el Parlamento de Italia para los próximos cinco años. El domingo 25 de septiembre están llamados a votar en estos comicios más de 50 millones de ciudadanos que, según los sondeos, podrían suponer la victoria a una coalición de derechas liderada por la ultraconservadora Giorgia Meloni, de Hermanos por Italia, que encabeza las encuestas. Analizamos las claves de las elecciones en Italia.
El colapso del gobierno de Mario Draghi provocó esta convocatoria electoral después de que el Movimiento Cinco Estrellas, partido mayoritario en las elecciones de 2018 y sostén de este Ejecutivo, le retirara su apoyo.
El cierre de esta campaña italiana se produce tres días antes de las elecciones, siguiendo la ley electoral del país que también prohíbe la publicación de encuestas en los 15 días previos a la votación. Los últimos sondeos datan del 9 de septiembre y otorgan una clara victoria a las fuerzas de la derecha.
Las claves sobre las encuestas de las elecciones de Italia
Desde el 9 de septiembre no se publican encuestas en Italia. Ese mismo día 20 empresas demoscópicas del país publicaron sus sondeos en los que coincidían, casi por unanimidad, en la victoria del partido de Giorgia Meloni. Según el promedio de esos sondeos, elaborado por la italiana Termómetro Político, Hermanos de Italia obtendría un porcentaje a las puertas del 25%. Entre 21 y 22 puntos se encontraría el Partido Democrático (PD) de Enrico Letta, que habría perdido en intención de voto tras la caída del gobierno de Draghi.
De cumplirse estos escenarios, descendería hasta la tercera fuerza política el Movimiento 5 Estrellas de Giuseppe Conte, que perdería casi dos tercios de los votos que obtuvo en los anteriores comicios. La Liga de Matteo Salvini también vería reducido el número de votos que recibiría y se situaría como cuarta fuerza por delante Italia Viva, el partido liberal progresista de Matteo Renzi, y Forza Italia, la formación de Silvio Berlusconi.
Una última encuesta publicada por un medio suizo al cierre de campaña de las elecciones italianas confirmaba la tendencia que venían presagiando estas empresas demoscópicas: Meloni detiene su crecimiento en el 26% de la intención de voto, mientras el Partido Democrático y la Liga de Salvini continúan perdiendo fuerza.
Otra de las claves de estas elecciones en Italia es que todas las consultas estadísticas realizadas en estas semanas arrojan el mismo resultado: los italianos indecisos o que no votarán rondan el 40%. Una cifra que casi iguala a los votos esperados para la coalición de la derecha y que de confirmarse el domingo supondría un dato histórico en un país que suele superar el 70% de participación.
El sistema electoral italiano y la política de coaliciones
Los italianos elegirán a 400 diputados para la Cámara de Representantes y 200 senadores para el Senado mediante un sistema electoral implantado en el año 2018 bautizado como Rosatellum en honor al diputado del PD, Ettore Rosato, quien propuso la reforma. “El Rosatellum es un sistema electoral mixto que conjuga elementos de un sistema proporcional como el español y de uno mayoritario como el británico”, afirma Pedro Riera, profesor de ciencias políticas de la Universidad Carlos III de Madrid.
En la papeleta que encontrará un ciudadano que acuda a un colegio el domingo habrá dos columnas: una con nombres de candidatos y otra con logos de los partidos. “El italiano podrá marcar con una equis para elegir a un candidato y a un partido con una particularidad”, y es que “ambas cruces deben coincidir con el mismo bloque ideológico”. Por este motivo, “Fratelli d’Italia, Liga y Forza Italia han llegado a un acuerdo electoral que incluye a estos tres partidos en el mismo bloque ideológico”, puntualiza el profesor de la Carlos III. Acuerdo que no ha sido posible entre las fuerzas mayoritarias de la izquierda.
El peculiar sistema de elección italiano podría dar lugar, en palabras de Pedro Riera, a “una victoria no tan abultada del bloque de derechas, con un 45% de los votos, por ejemplo, que se tradujera en un control de más del 70% del Parlamento”. Si ese porcentaje llegara a dos tercios de las Cámaras, la coalición vencedora tendría potestad para modificar la constitución sin convocar un referéndum. Una intención que ya ha manifestado el partido liderado por Giorgia Meloni con el objetivo de transformar el sistema parlamentario italiano en un sistema presidencial.
Una campaña marcada por el euroescepticismo y la postura sobre Ucrania
Las claves de la campaña de la candidata con más posibilidades de ganar las elecciones de Italia han estado orientadas en la búsqueda de la moderación. La militancia fascista en su juventud, la dureza de sus declaraciones contra la Unión Europea o su cercanía a gobiernos alejados de los estándares europeos como el de Viktor Orban son asuntos que preocupan a Bruselas. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, lanzó el pasado viernes unas declaraciones en forma de advertencia al posible futuro gobierno italiano. En una entrevista con la Agencia Efe, la líder ultraconservadora italiana había declarado, respecto a su postura europea: “No estamos en absoluto contra Europa, sino por una Europa más eficaz”.
La moderación discursiva también viene de la mano del pacto electoral. Una de las fuerzas integrantes, la Forza Italia de Berlusconi, es tradicionalmente europeísta. El antiguo presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, militante destacado de la formación italiana, advirtió el viernes en declaraciones al Periódico de Cataluña de que “OTAN y UE son líneas rojas y no habrá gobierno si se traspasan”.
Otro de los temas que ha estado en el centro de la campaña ha sido la guerra de Ucrania. Las simpatías de Salvini y Meloni por Putin en el pasado, así como su postura contraria a las sanciones, han sido usadas por sus rivales para acusarlos de prorrusos. Ambos líderes se han mostrado en esta campaña a favor de las sanciones y contra Putin. La Embajada de Rusia en Italia ha publicado un tuit en el que dice que hay “mucho que recordar” sobre las buenas relaciones de los políticos italianos con su país.
La intervención de Matteo Salvini en el multitudinario acto de cierre de campaña de las elecciones italianas de la coalición de la derecha mostró a un exministro de Interior mermado frente a una Meloni en alza. Un mítin que podría usarse como metáfora de toda su camapañ: tan solo consiguió levantar a la romana Plaza del Pópolo con soflamas sobre inmigración o políticas anti-LGTB.
El Partido Democrático de Enrico Letta, principal oponente a la coalición de derechas, ha basado su campaña en defender el legado del gobierno de Draghi y en denunciar la repentina moderación de la principal candidata derechista.
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