Ciberseguridad: dime cómo es tu aliento y te diré quién eres

Sensor de aliento experimental | Universidad de Kyushu/Laboratorio de Yanagida
Sensor de aliento experimental | Universidad de Kyushu/Laboratorio de Yanagida
Tiempo de lectura: 5 min

Soplar al móvil, como si de un alcoholímetro se tratase. Esa es la idea de identificación biométrica que plantea un equipo japonés. La ciberseguridad basada en el aliento humano. Si escanear huellas dactilares o el iris de los ojos eran hasta hace pocos años unas tecnologías propias de espías, hoy se han popularizado en la mayoría de terminales móviles. Pero lo del soplido no lo habíamos visto hasta ahora.

Publicidad

El grupo del Instituto de Química e Ingeniería de Materiales de la Universidad de Kyushu ha desarrollado una nueva opción olorosa potencial para el conjunto de herramientas de seguridad biométrica: el aliento. En concreto, el olor único del aliento como barrera de ciberseguridad.

En un trabajo publicado en Chemical Communications en colaboración con la Universidad de Tokio, han desarrollado un sensor olfativo capaz de identificar a las personas mediante el análisis de los compuestos en su aliento y el entrenamiento de una inteligencia artificial.

Hasta ahora se han empleado ‘narices electrónicas’ para identificar alientos que evidencian enfermedades, pero no para identificar individualmente a una persona. Es decir, no se había probado en materia de bioseguridad el aliento, como para desbloquear un móvil, por ejemplo.

Una nariz artificial diseñada para la ciberseguridad del aliento

Esta ‘nariz artificial’, construida con una matriz de sensores de 16 canales, pudo identificar hasta 20 personas con una precisión promedio de más del 97%. La autenticación biométrica es una forma fundamental de salvaguardar activos valiosos, recalcan los autores. También un arma de doble filo.

Desde las huellas dactilares, huellas palmares, voces y rostros hasta las opciones menos comunes de la acústica del oído y las venas de los dedos… existe una enorme variedad de datos biométricos que las máquinas pueden usar para identificarnos. “Estas técnicas se basan en la singularidad física de cada individuo, pero no son infalibles”, explica Chaiyanut Jirayupat, primer autor del estudio. 

Publicidad
Sensor olfativo de aliento | Universidad de Kyushu/Laboratorio de Yanagida

Las “características físicas pueden copiarse o incluso verse comprometidas por una lesión”, señala desde Tokio este investigador. “Recientemente, el olor humano ha surgido como una nueva clase de autenticación biométrica, esencialmente utilizando su composición química única para confirmar quién es usted”, precisa.

Nuestro olor corporal es único, nos huela bien o mal. Eso se debe al gas percutáneo que exhala la piel. Pero el equipo japonés no se ha centrado en esa emanación corporal, que tiene una concentración variable de los volátiles necesarios para hacer una medición. El aliento, sin embargo, es perfecto en materia de cibersguridad, según dicen.

“La concentración de compuestos volátiles exhalados por el aliento puede llegar a varias partes por millón”, continúa Jirayupat. “De hecho, el aliento humano ya se ha utilizado para identificar si una persona tiene cáncer, diabetes e incluso COVID-19”.

28 compuestos que nos delatan en el aliento

El equipo comenzó analizando el aliento de un grupo de sujetos para ver qué compuestos podrían usarse para la autenticación biométrica. Se encontró que un total de 28 ingredientes del aliento eran opciones viables en materia de ciberseguridad.

Publicidad

Desarrollaron esa matriz de sensores olfativos con 16 canales, cada uno de los cuales podía identificar una gama específica de compuestos. Luego, los datos del sensor se pasaron a un sistema de aprendizaje automático para analizar la composición del aliento de cada persona y desarrollar un perfil que se usará para distinguir a un individuo.

Al probar el sistema con muestras de aliento de seis personas, los investigadores descubrieron que podía identificar a los individuos con una precisión promedio del 97,8%. Este alto nivel de precisión se mantuvo constante incluso cuando el tamaño de la muestra se elevó a 20 voluntarios.

Por el momento, el algoritmo no ha aprendido a distinguir el aliento personal del de una comida cargada de ajo o especias.

“El grupo era diverso, de diferentes edades, sexos y nacionalidades. Es alentador ver una precisión tan alta en todos los ámbitos”, añade Takeshi Yanagida, quien dirigió el experimento. No obstante, admite que se necesita más trabajo antes de que llegue a nuestro próximo teléfono inteligente. Entre otras cosas, hay que afinar el sistema para que distinga cuándo nos hemos comido un plato bien cargado de ajo o estamos mascando un potente chicle de clorofila, que enmascara otros olores.

Publicidad

“En este trabajo requerimos que nuestros sujetos ayunaran seis horas antes de la prueba”, concluye Yanagida. “Hemos desarrollado una buena base. El siguiente paso será refinar esta técnica para que funcione independientemente de la dieta. Afortunadamente, nuestro estudio actual mostró que agregar más sensores y recopilar más datos puede superar este obstáculo”.

¿Podrá la inteligencia artificial fichar nuestro aliento más íntimo aunque tratemos de maquillarlo? ¿O el aliento de una comida bien cargada de ajo podría dar al traste con el último avance en ciberseguridad?

0 Comentarios

Ya no se pueden publicar comentarios en este artículo.