China agota su modelo productivo basado en la construcción: la crisis inmobiliaria se agrava con la quiebra de Evergrande

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Grúas de construcción en China. ShutterStock
Tiempo de lectura: 7 min

Los temblores en el mercado inmobiliario de China están sacudiendo la economía del país y la onda expansiva de la crisis podría llegar a otras partes del mundo, aunque de forma limitada, según explican a Newtral.es los expertos consultados. Por el momento, la pérdida de fuelle de la economía china genera tal desconfianza que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya ha firmado una orden para prohibir nuevas inversiones en industrias tecnológicas estratégicas en China.

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Evergrande y Country Garden, los principales promotores inmobiliarios chinos, se tambalean ante las enormes pérdidas, las montañas de deudas y los impagos a los prestamistas. El prolongado auge de la construcción que impulsó el crecimiento de China se ha detenido, amenazando los puestos de trabajo y los ahorros de millones de hogares. Los mercados chinos han caído y su moneda se ha debilitado mientras las autoridades toman medidas para estimular el crecimiento.

El elemento más visible del declive chino: la crisis inmobiliaria

Durante décadas, la economía china ha dependido de un pujante sector inmobiliario impulsado por el crecimiento demográfico. Como explica a Newtral.es Inés Arco, investigadora de CIDOB especializada en Asia Oriental y política china, el mercado inmobiliario creaba puestos de trabajo y servía de almacén de riqueza para la creciente clase media china. 

“Durante mucho tiempo el pilar más importante que sustentaba las previsiones del PIB del gobierno chino ha sido el crecimiento urbano: la inversión y la construcción de infraestructuras, y de nuevas propiedades inmobiliarias”, relata Arco. “Una industria, la de la construcción, que permite desarrollar otras secundarias: desde el sector financiero hasta el sector de materiales, como el cemento”, subraya. 

“El crecimiento del sector inmobiliario en China ha sido natural”, añade, por su parte, Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión Natixis e investigadora del centro de estudios Bruegel. No en vano la urbanización es un proceso indispensable para lograr la modernización de una economía y, como indican las expertas, el modelo del crecimiento económico adoptado por China desde finales de los años 70 ha consistido en la aplicación de medidas orientadas a reformas económicas y de apertura comercial. 

“Y les ha funcionado muy bien, hasta el 2008”, relatan. En el 2012 China llegó al pico de crecimiento desde donde ha ido bajando hasta la fecha: de un PIB de más del 10% a un 5%. “Estos motores de crecimiento natural se agotan, además China ha cometido errores de política económica: ha mantenido demasiado tiempo el peso en la demanda externa y en la inversión inmobiliaria”, explica García-Herrero.

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Las expectativas de precios y su impacto en la oferta de la vivienda

A la desaceleración económica también han contribuido otros factores: que la población del país ya no crece como antes y los años de estrictas restricciones para remitir el coronavirus que han hecho tambalearse a los consumidores chinos. El gobierno también ha tomado medidas “contra las prácticas de riesgo en el sector”, una combinación que ha dejado a los promotores inmobiliarios con enormes deudas y más viviendas nuevas que compradores. 

Arco relata en qué consistían estas prácticas de riesgo. “Las grandes promotoras compraban un terreno al gobierno local, predecían cuántas viviendas construirían y las ponían a la venta antes de construirlas. Las familias las compraban y las promotoras, en lugar de construir las casas prometidas, utilizaban ese dinero para comprar nuevos terrenos o, incluso, lo que está ocurriendo recientemente: invertían ese dinero en otros sectores que nada tienen que ver con la construcción”.

Eso ha llevado a la situación actual en China de crisis en el sector inmobiliario, que resume a Newtral.es Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. “Las expectativas de precios y, con ellos, de oferta de vivienda han terminado por evidenciarse irreales. Y, al pincharse la burbuja, la espiral de precios se ha parado, lo que ahuyentado la demanda al percibir que los precios estaban inflados y seguirán cayendo. Es un mecanismo típico de burbuja de activos, en este caso inmobiliario”.

Evergrande y Country Garden: las empresas en el centro de la crisis 

En 2021, la crisis de Evergrande, el gigante inmobiliario chino, ejemplarizó el descalabro del sector. Se alertó entonces de que la caída del promotor chino supusiera un caso como el de Lehman Brothers en 2008 e impactara fuertemente en el resto del mundo. El temor vuelve ahora a estar sobre la mesa. 

Dos años después, Evergrande ya no cotiza en Bolsa y está inmerso en un proceso de reestructuración de su deuda. Sin embargo, la crisis de la segunda compañía inmobiliaria más grande de China continúa agravándose: en julio publicó sus cuentas de los ejercicios 2021 y 2022 en los que registró pérdidas por valor de más de 581.000 millones de yuanes (más de 72.000 millones de euros), y a finales de agosto se declaró en quiebra en Estados Unidos, como informó Reuters.

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A la crisis de Evergrande se suma la de Country Garden, el mayor promotor inmobiliario de China, que declaró en agosto que esperaba registrar unas pérdidas de hasta 55 millones de yuanes (cerca de 7.000 millones de euros) en los seis primeros meses de este año. El precio de las acciones de la empresa se ha hundido porque los inversores temen que pueda dejar de pagar miles de millones de dólares en préstamos, como informó el portal especializado Bloomberg.

El impacto de la crisis inmobiliaria china en el resto del mundo es limitado

Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Research, una casa de análisis que ha elaborado informes sobre la situación económica en China, limita el efecto colateral al resto del mundo. “La crisis de China es más doméstica, con pocas reverberaciones hacia otros países, en tanto que la caída de Lehman sí que provocó un efecto contagio. China mantiene una cuenta de capitales cerrada”, explica a Newtral.es. “El impacto es algo mayor para países más dependientes como los del ASEAN [Asociación de Naciones del Sudeste Asiático], África negra o la cuenca andina de Latam”.

La investigadora del CIDOB le da la razón. “Esto no va a tener las repercusiones globales que tuvo la crisis de Lehman Brothers, aunque sí tendrá su impacto porque el sector inmobiliario está conectado con todo”. 

Los expertos indican que un descenso del gasto de los consumidores en China perjudica a las empresas europeas y estadounidenses que hacen negocios allí. Además, una economía china más débil significa también menos necesidad de petróleo, minerales y otros componentes básicos de la industria. 

“El impacto de la crisis inmobiliaria es reducido, lo que sí es importante es la desaceleración de la economía china, provocada por más factores”, concluye Gacía-Herrero. 

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Los otros síntomas de flaqueza de China: el yuan cae, el crecimiento del PIB se ralentiza

El motor asiático da síntomas de flaqueza tras poner fin a las fuertes restricciones covid. La moneda nacional, el yuan, se depreció en agosto respecto al dólar a niveles de hace 16 años, lo que obligó al Banco Popular de China intervenir para frenar la caída, como informa Bloomberg.

En cuanto al PIB de China, aunque sus tasas siguen altas, el crecimiento se ha ralentizado dejando lejos las cifras cercanas al 10% que el país alcanzó en las dos últimas décadas, como muestran los datos del Banco Mundial. De hecho, los economistas han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento económico, en línea con el objetivo gubernamental que ha fijado la tasa de PIB para 2023 en alrededor del 5%. 

Además, existe una gran brecha entre los ingresos medios de los ciudadanos chinos y los de las potencias occidentales. La renta per cápita de China no superó los 13.000 dólares en 2022, frente a los casi 77.000 de Estados Unidos, o los 30.000 de España, como señalan los datos de la misma organización.

A esta batería de datos negativos se une una elevada deflación (precios negativos, el problema opuesto al que sufre Occidente), la caída en las exportaciones e importaciones y un desempleo récord entre los más jóvenes, como señala Reuters. Y la punta de lanza: la crisis en el sector inmobiliario.

“China está en una situación estructural de desaceleración, que no es para nada extraño, ya que cualquier país que llega a una renta per cápita de 10.000 dólares, sufre esa desaceleración como parte del fin de un proceso de convergencia”, explica García-Herrero. “El mayor problema de la economía china es que está sufriendo una crisis en el sector inmobiliario, lo que agudiza su desaceleración estructural. De ahí la preocupación: llueve sobre mojado”, añade. 

Fuentes
  • Inés Arco, investigadora de CIDOB especializada en Asia Oriental y política china
  • Alicia García-Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión Natixis e investigadora del centro de estudios Bruegel
  • Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Research
  • Antonio Sanabria, profesor de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid
  • Banco Mundial
  • Orden de Biden “relativa a las inversiones de Estados Unidos en determinadas tecnologías y productos de seguridad nacional en países preocupantes”
  • Declaración de pérdidas de Evergrande
  • Declaración de pérdidas de Country Garden
  • Reuters
  • Bloomberg
  • Associated Press