“Si se cierra la escuela, se muere el pueblo”. Así de contundentes son los vecinos de varias zonas rurales de Castilla y León, según explica a Newtral.es Pablo Redondo, maestro de primaria en colegio público en la provincia de Valladolid. El elevado número de municipios con pocos habitantes (casi el 90% tienen menos de 1.000) es una particularidad de Castilla y León, que también traslada sus efectos al sector educativo. En esta comunidad hay 1.045 centros públicos de educación obligatoria que se distribuyen en 424 municipios.
Sus centros van desde los colegios “tradicionales” en las ciudades a los CRA, Centros Rurales Agrupados en pueblos o zonas rurales que albergan en un mismo aula a alumnos de distintas edades. En ocasiones estos centros no tienen más de tres alumnos, el mínimo establecido para que se puedan mantener abiertos. La comunidad también se caracteriza por la presencia de profesores itinerantes, que realizan cientos de kilómetros al día para dar servicio a estas aulas.
Pese a que en los últimos años la Junta de Castilla y León ha reducido la ratio de alumnos necesarios para mantener los colegios abiertos en zonas rurales e intentar evitar la despoblación, los núcleos urbanos siguen concentrando la mayor parte de la educación obligatoria. Mientras, la poca oferta de educación no obligatoria y la especializada impulsa a los jóvenes a emigrar hacia grandes ciudades y otras comunidades.
Educación obligatoria: 1.045 centros públicos en Castilla y León, una comunidad que necesita muchos recursos
Entre los 1.045 centros públicos de educación obligatoria se incluyen los colegios de educación especial (CEE), colegios de educación infantil y primaria (CEIP), centros de educación obligatoria (CEO), escuelas de educación infantil (EEI), institutos de educación secundaria (IES) e institutos de educación secundaria Obligatoria (IESO). Estos tienen que dar servicio a 241.883 habitantes menores de entre 5 y 16 años.
“La situación geográfica de Castilla y León es un problema porque requiere muchos recursos”, señala a Newtral.es María Jesús Castañeda, responsable de enseñanza pública de CCOO en Castilla y León. Castañeda defiende que para asegurar la igualdad entre todo el alumnado de la comunidad autónoma se requiere “más dotación de recursos en las zonas rurales de la que ya hay”, pese a que son conscientes “del esfuerzo que tiene que hacer la Administración debido a las características especiales de la región”.
“No es lo mismo gestionar los centros públicos de zonas muy pobladas a los que tenemos en Castilla y León, que tenemos una despoblación brutal”, lamenta Castañeda. Esto, dice, dificulta dotarlos de profesionales de forma estable, lo que conlleva que se vaya despoblando más y cada vez “requieran muchísimos más recursos para mantener abiertos los centros”. “Es un problema que habría que abordar de manera integral y no solamente desde el punto de vista educativo”, alerta.
Si tenemos en cuenta los centros privados, el número de centros de educación obligatoria asciende a 1.299, pero ninguno de estos últimos es un CRA, que son los que recogen a menos alumnos por colegio. “La escuela pública es la que verdaderamente cubre las necesidades de la zona rural porque a la privada y a la concertada no les interesa porque no hay nicho de negocio”.
Por su parte, José Enrique García Agüera, director del colegio concertado San Gabriel de Aranda de Duero (Burgos), defiende que los colegios concertados subsisten “siendo útiles a la sociedad” y apostando por formación más allá de la obligatoria. García apuesta por el mantenimiento de las escuelas sin un requisito mínimo de alumnado, ya que los colegios “generan una microeconomía en el entorno” y tienen la capacidad de “fijar población”.
Centros Rurales Agrupados: colegios de solo tres alumnos
De los 1.045 centros públicos de educación obligatoria de Castilla y León, unos 178 son Centros Rurales Agrupados. Estos lugares, que se establecieron por primera vez en 1986, se caracterizan por ser un colegio único con “sedes” en distintas localidades y estar dirigidos para educación primaria, de 3 a 12 años.
En Castilla y León el requisito para mantener un centro abierto es que haya un mínimo de cuatro alumnos –que se reducirá a tres en el curso 2022-2023–, pero no tienen por qué ser de la misma edad. Así, los CRA suelen tener niños de diferentes edades en un mismo aula. Redondo ha trabajado en uno de ellos durante cinco años. “He llegado a tener cuatro alumnos, entre ellos uno de infantil de cuatro años y uno de sexto, con 12. La diferencia es bastante grande”, comenta. En el curso académico 2020/2021 en todos los centros agrupados hubo un total de 14.743 alumnos.
“Una escuela que se cierra es muy difícil que se vuelva a abrir”, dice Redondo, profesor en un colegio
Sin embargo, los expertos coinciden en que esta diferencia no es un factor negativo. Castañeda señala que, además del trabajo que hace el maestro de atención personalizada y de programar actividades para cada edad, “entre los alumnos hay también una relación de cooperación que sobre todo es beneficiosa para aquellos que van con personas de cursos más avanzados”.
Aunque tiene su parte negativa: “Otra cosa es que esos niños luego en sus pueblos estén solos. Ahí la dificultad reside en socializar con personas de su misma edad, pero ya no solamente en el entorno escolar, sino también fuera de él”, explica.
Esta es la razón por la que Sergio López, alcalde de Fonfría (Zamora), donde hay un CRA, ha decidido llevar a su hija, de dos años, a la guardería del pueblo más cercano. “Te gustaría que hubiera más niños en el pueblo, porque realmente ella es la única”, dice López, quien agrega que “al final los niños quieren estar con niños”.
Además, a nivel educativo, Redondo señala que “el mayor problema al que se puede enfrentar el alumnado es cuando hay dificultades de aprendizaje, porque es necesario que un maestro de esa especialidad se desplace para estar con estos alumnos y no siempre se puede”.
Pese al bajo número de alumnos requerido para mantener un colegio abierto, no siempre se pueden evitar los cierres de centros. “Alguno va muriendo por despoblación”, cuenta el maestro, que pone el ejemplo del CRA de Peñafiel, en Valladolid, que servía de cabecera con centros en “hasta nueve pueblos”. “Ahora mismo le quedan dos”, cuenta Redondo, que alerta de que “para fijar población no puedes cerrar las escuelas. Y una escuela que se cierra es muy difícil que se vuelva a abrir”.
El profesor itinerante: “A mitad de curso tengo que cambiar las ruedas del coche”
Para Castañeda, al alumnado se le está atendiendo “a costa del esfuerzo del profesorado”. Un ejemplo de ello, cuenta, son los profesores itinerantes, que dan clase en distintos colegios de los Centros Rurales Asociados y, por lo tanto, tienen que recorrer muchos kilómetros al día.
Es el caso de Ricardo, profesor itinerante de Ávila y especialista en educación musical. “A mitad de curso tengo que cambiar las ruedas del coche, si no es antes”, explica a Newtral.es. Como itinerante, Ricardo ha llegado a hacer unos “40 kilómetros al día” para moverse entre las aulas en las que da clase. “El CRA es un colegio cuyos pasillos son de asfalto”, comenta.
Este asfalto, además, es en muchas ocasiones el de las carreteras de montaña. “Siempre el viaje se hace más lento porque la velocidad a la que puedes ir es menor, te puedes encontrar con la trashumancia, y el vehículo se resiente más”. A los profesores itinerantes les compensan la gasolina a 0,19 euros el kilómetro, una cantidad que no se ha modificado en años.
De hecho, tener un vehículo propio es indispensable para realizar este trabajo. “Tener tu propio vehículo es una condición que nadie te dice cuando vas a hacer la oposición para ser profesor o para tener una plaza en el colegio, pero luego la realidad es otra”, explica Ricardo, que comenta que el transporte público “no es una opción”.
Él, como profesor de música también tiene que ir trasladando los instrumentos de colegio a colegio. “Las plazas de itinerante se crean con un perfil y normalmente suelen ser profesores de inglés, de música, educación física o pedagogía terapéutica”.
El acceso a la educación no obligatoria en Castilla y León, marcado por los recursos familiares
En el caso de la enseñanza no obligatoria, como la universidad, Elena Martín, profesora titular de Didáctica, Organización y Métodos de Investigación de la Universidad de Salamanca (USAL) explica que “continuar o no” con ella y el nivel hasta el que se estudie “depende mucho de la extensión de la provincia y de la economía familiar”.
Así, salvo en ocasiones en las que los estudiantes residen en un municipio con oferta educativa suficiente, es necesario que se desplacen o, directamente, se muden, como expone Martín.
Aún así, la experta incide en que a nivel universitario “la oferta es muy amplia” y que la comunidad dispone de “universidades grandes que ofrecen además titulaciones en las distintas ramas de conocimiento”. Castilla y León cuenta con 4 universidades públicas -Universidad de Burgos, Universidad de León, Universidad de Salamanca y Universidad de Valladolid- con 12 campus.
En el caso de la formación profesional (FP), como cuenta Castañeda, además del desplazamiento sí entra la problemática de la oferta: “el alumnado de la zona rural que quiera hacer algún ciclo formativo tiene que plantearse ir a alguna población de las que son más grandes o a la capital y que tiene más oferta, pero no siempre lo que el alumno busca”.
Para los expertos las modalidades más olvidadas dentro de la educación no obligatoria son la educación complementaria y las artes. Castilla y León cuenta con 125 centros públicos de modalidades alternativas entre escuelas oficiales de idiomas, de música, de danza, conservatorios profesionales y centros docentes de formación militar.
Además, para Castañeda, esta “gran diferencia entre las opciones y recursos que tienen los alumnos que viven en zona rural y en zona urbana” en cuanto a formación no obligatoria también se da en el bachillerato.
“La oferta que puede haber en un centro pequeño para que el alumnado pueda elegir el bachillerato que quiera, a veces depende del número de personas que elijan estas especialidades”, afirma la experta de enseñanza de CCOO, que añade que “siempre va a haber más dificultad en la zona rural para que el alumno haga lo que quiera hacer, porque tienen que adaptarse a lo que oferta su centro”.
Según la experta, un bachillerato al que normalmente no se accede nunca en la zona rural es el de artes: “De hecho, está implantado de forma bastante escasa ya en la capital de provincia”. Castañera augura que “ahora que con la LOMLOE hay opción de cuatro bachilleratos, los centros rurales van a poder ofertar dos como máximo”.
[Este artículo forma parte de una serie de temas sobre Castilla y León y el acceso a los servicios públicos como Sanidad, Educación, Transporte y Banca]
Fuentes
- María Jesús Castañeda, responsable de enseñanza pública en CCOO de Castilla y León
- José Enrique García Agüera, director del colegio concertado San Gabriel de Aranda de Duero (Burgos) y profesor de Acción Directiva y Economista de la Universidad a Distancia de Madrid (Udima)
- Pablo Redondo maestro en la zona rural y ha sido profesor de CRA de Valladolid
- Ricardo, profesor itinerante de Ávila y especialista en educación musical
- Elena Martín, profesora titular de Didáctica, Organización y Métodos de Investigación de la Universidad de Salamanca (USAL)
- INE datos de distribución por municipios por provincias
- Directorio de centros educativos de Castilla y León
- Centros Rurales Agrupados de Castilla y León
- Sergio López, alcalde de Fonfría (Zamora)
- Población por provincia y edad del INE
- Real Decreto 2731/1986, de 24 de diciembre, sobre constitución de Colegios Rurales Agrupados de Educación General Básica.
- ORDEN EDU/491/2012, de 27 de junio, por la que se concretan las medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito de los centros docentes no universitarios sostenidos con fondos públicos de la Comunidad de Castilla y León
- Estadística de Educación de Junta de Castilla y León
- ORDEN EDU/694/2017, de 18 de agosto, por la que se regulan determinados aspectos en relación con el profesorado que desempeña puestos compartidos o de carácter singular itinerante en los centros públicos dependientes de la Consejería competente en materia de educación