“El gran reto que tienes tú hoy es llevar la responsabilidad, la serenidad y el sosiego a la política española”. Estas palabras no se las dijo a Pablo Casado nadie de otro partido, sino un referente moral para muchos en el PP: el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.
La duda sobre si lo llevaría a la práctica duró los minutos que el líder popular tardó en subir al atril el pasado viernes, 17 de diciembre: “No puede ser que nos intenten amordazar en aras de no sé qué moderación (…) ¿Resulta que nosotros tenemos que aguantar que la gestión del Gobierno es buena y tenemos que callarnos, no vaya a ser que nos digan que crispamos? Por supuesto que no”, zanjó.
Ambiente caldeado. Estas palabras llegaron dos días después de una de las sesiones de control más broncas de la legislatura, en la que Pablo Casado acusó al Gobierno de “dejar desprotegidos a los menores” víctimas de abusos. “¿Qué coño tiene que pasar para que usted asuma alguna responsabilidad?” llegó a espetar a Sánchez parafraseando una frase utilizada por el socialista antes de llegar a La Moncloa.
Una baza electoral: cuando reivindicaba al PP como un partido “moderado”
Cuando apenas llevaba seis meses al frente del partido, Pablo Casado se enfrentó a su primera campaña electoral de unos comicios generales. Era febrero de 2019 y habían sido convocados por Pedro Sánchez tras el rechazo del Congreso a las cuentas de ese año.
El día que se produjo esta votación, Casado reivindicó, precisamente, el papel del PP como una “fuerza centrista y moderada” que podía “pactar y dialogar a su derecha y a su izquierda”.
Repitió la idea en una entrevista en TVE en la que apelaba al “voto útil”, que asociaba al “centro moderado, reformista y liberal” donde situaba a su partido.
A lo largo de la campaña, añadió otros adjetivos a su partido. Los de “dialogante”, “sensato” o “estable”, pero siempre acompañado del valor que ofrecía a los electores en las elecciones del 28 de abril: la moderación.
¿Qué es la moderación, según Casado?
Pablo Casado retomó la idea cuando se confirmó que España viviría una repetición electoral. En septiembre de 2020, el líder del PP dio su propia definición de qué implicaba ser moderado: “El PP es la fuerza tranquila, la fuerza centrada y, sobre todo, la fuerza moderada. Pero, ¿qué es ser moderado ahora que algunos se lo intentan arrogar todo el tiempo? Hay que llamar a las cosas por su nombre. Ser moderado es tratar al otro con respeto”.
Tiempo después, tiró de la Transición para dar un nuevo significado a la palabra moderación: “La concordia nace de la moderación, que es es la voluntad de anteponer la convivencia de todos al programa de uno mismo”, aseguró en un desayuno organizado por Europa Press.
Debate de investidura: Sánchez y su “disfraz” de moderado
Las elecciones del 10 de noviembre las ganó Sánchez, que fue investido a principios de 2020 gracias al acuerdo de coalición con Unidas Podemos y a los pactos cerrados con ERC y EH Bildu. Estas alianzas, a ojos de Casado, sirvieron para despojarle del valor de la moderación: “Su disfraz de moderado se le ha caído con sus mentiras; el hábito no ha hecho al monje”.
En el pleno, el líder del PP alternó esta acusación con calificativos como “sociópata”, “felón” o “guerracivilsita” y, una vez se consumó la investidura, volvió a personificar en su partido la garantía de esta virtud política: “El PP tiene que aglutinar toda la moderación y la centralidad del espacio que ha quedado huérfano en España”, aseguró en una entrevista en la COPE.
La moderación como alternativa al Gobierno de coalición
Se trata de un mensaje que ha mantenido hasta hace poco con ciertas variaciones en función de la actualidad… y en paralelo a alguna de sus intervenciones en el Congreso.
En febrero de 2021, propuso la receta de un PP “transversal y moderado” como fórmula para “salir de una crisis económica pésimamente gestionada” por el Gobierno. Ese mismo mes hablaba en el pleno de “sobredosis de radicalidad” y acusaba al Gobierno de intentar “asaltar el poder judicial”.
En octubre de este año, después de anunciarse un acuerdo para renovar todos los órganos constitucionales menos el CGPJ, Casado volvió a posicionarse en las antípodas de Sánchez, a quien colocó al frente de un Gobierno “radical”.
En Onda Cero, rechazó cualquier otro pacto en las actuales circunstancias y, autosituándose en la moderación, le instó a romper con sus socios actuales: “Si Sánchez quiere girar a la moderación que diga que mañana rompe con Podemos, que mañana rompe con los independentistas y que mañana reniega de pactar con EH Bildu. Y ahí estará el PP”.
Ese ahí lo concretó en el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la UE y la defensa de la “unidad nacional” y la Constitución.
Todo empieza y acaba en la Constitución
Precisamente, en su día Pablo Casado llegó a señalar el camino de la moderación política como parte de los acuerdos tácitos a los que llegaron los padres constitucionales: “Servir a España hoy significa reafirmarse como alternativa democrática y moderada a un nuevo socialismo entregado al peor nacionalismo y populismo, y reafirmarse en su compromiso de lealtad constitucional de moderación y de integración frente a todo radicalismo”.
Era septiembre de 2020. En diciembre de 2021 ese “nuevo socialismo” sigue en la Moncloa y asegura que terminará la legislatura. Pero ya no queda rastro de moderación.
El “hasta aquí hemos llegado” a VOX
En su papel de líder de la oposición, desde que comenzó la legislatura hay una intervención de Casado que se pensó que marcaría un antes y un después: la que realizó en la moción de censura que VOX presentó contra el Gobierno presidido por Sánchez.
Esta iniciativa proponía a Santiago Abascal como líder del Ejecutivo alternativo que saldría en caso de prosperar la propuesta. Fue precisamente a él a quien Pablo Casado dirigió estas duras palabras, en las que dio a entender que rompía con la formación de ultraderecha: “Hasta aquí hemos llegado (…) Lo que queda retratado hoy aquí es la destrucción que produce la política de división de VOX, jaleada por la política de enfrentamiento de Sánchez y patrocinada por sus respectivas terminales propagandísticas”.
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