Las presión sobre las organizaciones de reparto de alimentos se mantiene hoy día, pese a que han terminado los momentos más duros de la pandemia, mientras duró el estado de alarma. Un momento en el que las ONG vivieron un “boom brutal” de la demanda, como explica a Newtral.es Mila Benito, directora de comunicación y marketing de la Fundación Banco de Alimentos de Madrid y fuentes de Cáritas.
Sin embargo, lejos de disuadirse, esa demanda se mantiene actualmente, mientras el país vive lo que se podría llamar una segunda ola. Las consecuencias de que el número de personas que acuden en busca de ayuda no disminuya es una mezcla entre esa segunda ola y los coletazos que todavía se sienten de la primera.
“Hay más demanda de alimentos pero no solo por la segunda ola, sino porque el problema sociolaboral continua”, explica a Newtral.es Ángel Franco, portavoz de la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL).
“En vez de producirse una cierta relajación, las perspectivas son malas y peores de cara al otoño”, alerta también Ángel Franco.
Además, y aunque asegura que todavía es prematuro hablar de porcentajes, adelanta que “mucha gente se vuelve a plantear o se plantea por primera vez solicitar alimentos” estos días al no ver mejoradas sus perspectivas de vida.
La misma idea recalcan fuentes de Cáritas a Newtral.es. “No ha habido ni siquiera un decrecimiento de la demanda porque no hemos parado durante el verano”, recuerdan.
“Ha sido un boom brutal y, aunque hay gente que ha recuperado su empleo tras el confinamiento, sigue habiendo familias con necesidades. Lo que se ha dado este año no se había producido nunca”, insisten.
Por su parte, desde la Fundación Banco de Alimentos de Madrid predicen que van a estar “hasta arriba, al menos, hasta final de año”. “Aunque es verdad que algunas personas ya han cobrado los ERTE, son ayudas pequeñas con las que no llegan a fin de mes”, explican.
Por eso, las perspectivas de futuro tampoco son alentadoras. “Ahora estamos haciendo una consulta a las organizaciones benéficas para conocer sus necesidades durante el próximo trimestre y nos estamos encontrando que la situación no va a mejorar”, relata Benito.
“Cuando acaben los ERTE intuimos bastantes despidos”, adelanta.
También es importante recalcar, recuerda Mila Benito, “que muchos comedores sociales siguen sin poder atender en recintos (comedores) cerrados porque es un factor de riesgo importante”. Lo que aumenta la demanda de alimentos.
Pablo Soriano, responsable de Acción Social de Acción contra el Hambre, asegura por su parte que “la situación económica negativa sigue afectando mucho a las familias” con las que trabajan, muchas migrantes.
“Las situaciones de irregularidad administrativa de muchas personas migrantes impiden el acceso a ayudas de la Administración Pública”. Y, por esa razón, “muchas de estas familias se ponen en contacto” con la ONG, asegura.
El verano no ha dado tregua
El verano suele traer una cierta tregua sobre el reparto de alimentos, explica Ángel Franco, porque muchas de las personas que acuden a los bancos de alimentos se van con sus familias y atienden así sus necesidades.
Sin embargo, esa ‘cierta tregua’ no se ha dado este año. El Banco de Alimentos de Madrid, por ejemplo, suelen cerrar algunos días en agosto porque la actividad baja mucho pero este año ha permanecido abierto todo el mes atendiendo a más de 190.000 personas y a más de 500 entidades.
“Una segunda oleada de esta crisis que, además de aumentar de nuevo el número de personas atendidas por el Banco de Alimentos, incrementará la precariedad de algunas de las personas que ya se encuentran bajo el umbral de la pobreza”, ha explicado la entidad en un comunicado.
Aumento de la pobreza
Un informe de Oxfam Intermón ha puesto cifras a los desastrosos efectos que ha provocado el golpe de la pandemia en España en cuanto a niveles de pobreza. Según sus estimaciones, el número de personas en riesgo de pobreza ha aumentado en 700.000, llegando casi a las 11 millones de personas.
Es decir, de un 21,5% de personas en riesgo de pobreza antes de la llegada de la COVID-19 pasaría al 23,1% de la población tras los efectos de la pandemia.
Estas cifras están en consonancia con el terrotomo que ha sufrido el mercado laboral. Los ocupados cayeron en más de un millón de personas (1.074.000) en el segundo trimestre del año y sin contar los afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
En ese sentido, el Banco de España estimó en esta publicación en más de 3 millones de personas las afectadas por los ERTE.
Todo ello llevó a que durante los peores momentos de la pandemia, los meses que duró el estado de alarma, el Banco de Alimentos aumentara en un 30% la demanda de alimentos en comparación con el mismo período del año pasado. O lo que es lo mismo: 4 millones de kilos distribuidos más.
Esta fuerte subida la experimentaron también otras entidades, como Cáritas. Durante la desescalada, a finales de junio, la entidad dió la voz de alarma: habían aumentado en un 57% las personas atendidas a través de los programas de Acogida y Asistencia en todo el país.
Y no es una situación que viva España de forma aislada. La Organizaciones de las Naciones Unidas ha alertado de que “con el aumento del hambre” provocado por la pandemia, el logro del ‘hambre cero’ que se estableció para 2030 “es dudoso”.
También lo alerta la FAO, que es la organización de la ONU para la Alimentación: “El hambre, así como otras formas de inseguridad alimentaria, está aumentando”.
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