Los campamentos de verano y los contagios, referencia de cara a diseñar la vuelta al cole

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Los campamentos de verano han sido un experimento, en muchos sentidos, para prever las medidas de seguridad más eficaces para la vuelta al cole. Los organizadores de los mismos, ya sean públicos o privados, han sido los primeros en recibir a los menores tras el periodo de desescalada y durante la nueva normalidad. 

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Es por ello que el Colectivo Nacional de Campamentos de Verano, dentro del ámbito privado, elaboró en junio un protocolo de medidas higiénico-sanitarias enfocadas a espacios cerrados, abiertos, servicios de cocina e incluso una formación previa para los monitores. 

Se estipulaba, entre otras medidas, una indispensable “higienización” diaria de los espacios a utilizar así como “aumentar la frecuencia de ventilación”. “No se permitirá el uso libre de las fuentes de agua por los participantes. Los monitores se encargarán del rellenado de cantimploras siguiendo las medidas de higiene y desinfección indicada”, especificaba también el documento. 

“Si en las escuelas se hacen las cosas de forma parecida a los campamentos de verano”, lo ocurrido en estos últimos puede ser “una primera pista de lo que nos podemos encontrar en la vuelta al colegio”

Empezaban así a andar los campamentos y las escuelas de verano con una serie de medidas destinadas a frenar posibles contagios o, lo que sería peor, posibles brotes

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“El contexto en el que se han realizado los campamentos de verano es muy importante. Lo ocurrido en los campamentos fue también un reflejo de la situación epidemiológica del momento”, explica Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo clínico.

 “Los colegios van a abrir sus puertas en una situación epidemiológica peor y, además, muchas de las actividades en los campamentos se han hecho al aire libre. Pero claro, esto en unos meses no se va a poder hacer, por lo que hay que conseguir una muy buena ventilación, no vale con abrir la ventana en el aula por la mañana”, insiste Bassat. 

Sin embargo, prosigue Bassat, “si en las escuelas se hacen las cosas suficientemente bien y de forma parecida que en los campamentos de verano”, lo ocurrido en estos últimos puede ser “una primera pista de lo que nos podemos encontrar en la vuelta al colegio”. 

‘Grupos burbuja’, lavado de manos y mascarilla 

Durante este verano, el Hospital Sant Joan de Déu ha realizado un estudio durante cinco semanas en 22 escuelas de verano infantiles de Barcelona. Se han recogido muestras de casi 2.000 participantes que han desarrollado sus actividades en un entorno de convivencia similar al de una escuela. 

La investigadora principal del estudio, Iolanda Jordan, aseguró que “la distribución de niños y niñas en grupos ‘burbuja’, tal como se ha hecho en los casales de verano, se ha mostrado eficaz para contener la transmisión de la infección, para facilitar la trazabilidad de los contactos y para permitir la cuarentena selectiva«. 

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“En los campamentos los niños iban con mascarilla todo el tiempo. No hay duda ninguna de que las mascarillas funcionan bien»

Para Bassat, los ‘grupos burbuja’ también han sido una pieza clave. “Nos permite encontrar a los positivizados tengan o no síntomas y evitar cerrar el colegio durante semanas, porque eso sería un desastre”. Pero, por otro lado, es cierto que los grupos burbuja implican muchos recursos y en los colegios habrá más menores que en las escuelas de verano. 

“No hay un modelo matemático que indique cuál es el tamaño perfecto para el grupo burbuja, pero por sentido común uno pensaría que por debajo 15 personas es lo adecuado”, asegura. “Estos grupos, por sí solos, no disminuyen el riesgo pero facilitan mucho el aislamiento y permiten actuar y confinar selectivamente, algo que es crítico”. 

De igual modo, el lavado de manos se ha mostrado también imprescindible. “Dentro del estudio, las escuelas de verano donde se lavaban las manos más de 5 veces al día tenían un índice de transmisión menor que en las que se lavaban menos”, relata. También advierte de que esta asociación puede estar “confundida” con otros factores pero lo que sí está claro “es que funciona bien” el lavado de manos. 

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“Y no necesitas gel hidroalcohólico, puedes usar jabón y punto. Es algo que deberíamos retomar como una medida”, prosigue Bassat. 

Así mismo, el uso de mascarilla también ha sido fundamental. “En los campamentos los niños iban con mascarilla todo el tiempo. No hay duda ninguna de que las mascarillas funcionan bien y son una buena herramienta”, dice Bassat. 

El Ministerio de Educación ha acordado con las CCAA precisamente la obligatoriedad de las mascarillas  a partir de los 6 años de edad y el lavado de manos al menos cinco veces al día

Los menores y su baja tasa de contagios en campamentos 

Durante las cinco semanas que duró el estudio en Barcelona, se identificaron 39 casos (30 niños y 9 monitores). Estos casos tuvieron contacto con 253 niños y niñas durante los casales (pertenecientes a sus grupos estables de convivencia), 12 de los cuales (4,7%) se contagiaron, lo que representa un número básico de reproducción local (R0) del 0,3. 

Esta tasa es casi seis veces más baja que la que presentaba la población general (1,7 a 2) en el momento de hacerse el estudio en las áreas donde estaban ubicados los campus de verano, medida por el número básico de reproducción (R0).

En resumen: participantes en actividades de verano no han sido grandes transmisores de la enfermedad y el cribado proactivo en áreas de alta incidencia puede ser muy efectivo.

Sanidad priorizó actividades al aire libre y con mascarilla si no se podía guardar la distancia

En el ámbito público, el Ministerio de Sanidad publicó también una serie de recomendaciones para recuperar las actividades de ocio infantil y juvenil durante el verano en donde pedía, por ejemplo, “priorizar las actividades al aire libre” y “organizar las actividades de manera que se mantenga una distancia interpersonal de, al menos, metro y medio”. 

En el documento también se especificó que “las personas de seis años en adelante” quedaban obligadas “al uso de mascarillas” siempre que no resulte posible garantizar el mantenimiento de una distancia de seguridad de, al menos, un metro y medio. Sin embargo, “el uso de guantes” no fue “recomendable de forma general, salvo en las tareas de limpieza”. 

29 medidas y 5 recomendaciones para volver a las aulas 

El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que reúne a los representantes de Educación y Sanidad con sus homólogos autonómicos, ha aprobado una serie de medidas de cara a la vuelta al cole que implican, salvo excepciones, mantener los colegios abiertos durante todo el curso. 

Las medidas acordadas van en la línea de la experiencia que se ha tenido en los campamentos y algunas de ellas ya aprobadas por las CCAA este verano para el ocio infantil y juvenil. Las más destacables son el control de temperatura antes de entrar en el centro escolar, el uso obligatorio de mascarilla para mayores de 6 años (también en el transporte escolar) y la división en grupos de convivencia estables (los llamados ‘grupos burbuja’).

Se deberá mantener, además, la distancia de 1,5 metros y el lavado de manos será obligatorio; se hará, al menos, cinco veces al día. 

La distancia social también se mantendrá en lugares como el comedor, donde los alumnos deberán tener un sitio fijo durante todo el curso. 

Además, las aulas -al ser espacios cerrados- deberán ventilarse para renovar el aire cada 15 minutos y, en la medida de lo posible, las ventanas se mantendrán abiertas durante las clases. 

Por otro lado, también se ha establecido un protocolo en caso de contagio. En caso de detectarse a una persona con síntomas dentro del centro escolar, se le aislará con una mascarilla quirúrgica y se contactará con la familia. 

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