Sabemos que la emergencia climática está detrás de una de cada tres muertes por calor y que ya afecta a la salud de quienes nacen hoy, provocando asma e infecciones, entre otras patologías. Pero, además, hay una relación establecida entre el cambio climático y la violencia de género, tal y como expone una revisión sistemática que acaba de ser publicada en The Lancet Planetary Health.
La autora principal del paper, la investigadora de la Universidad de Cambridge Kim van Daalen, aclara que los eventos climáticos adversos no son causa directa de la violencia de género, pero sí facilitan que se den unas circunstancias que favorecen las diferentes violencias machistas.
Cambio climático y violencia de género: radiografía de dos problemas que coexisten
El análisis publicado por las investigadoras comienza señalando que entre los años 2000 y 2019, “las inundaciones, sequías y tormentas por sí solas han afectado a casi 4.000 millones de personas en todo el mundo” y han supuesto 300.000 muertes. Por ello, alertan de que sin tomar las medidas adecuadas para mitigar el cambio climático y adaptarnos a esta emergencia, la situación va a empeorar.
El último Panel de Expertos del Clima (IPCC, 2022) de la ONU destacaba que la vulnerabilidad humana y del ecosistema son interdependientes. Ejemplos claros son las migraciones climáticas producidas por sequías reiteradas o conflictos por el acceso al agua. Según explicaba a Newtral.es la profesora Marta Rivera-Ferre, que participó en el informe de la ONU, ha quedado demostrado que “se ha producido una caída del 5% en los rendimientos de las cosechas de maíz, de trigo y de arroz por el cambio climático”.
De acuerdo con el IPCC, si el calentamiento global continúa su progresión, “puede darse una reducción superior al 21% en el factor de productividad neta”. Esto puede devenir en crisis alimentarias para grandes regiones, así como el desplazamiento forzoso de poblaciones enteras. Es decir, una crisis humanitaria que todavía es evitable.
La emergencia climática es un problema global, y la violencia de género también. Así quedó constatado en un paper publicado en 2022 en The Lancet, liderado por un grupo de investigadoras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En su investigación, las autoras concluyeron que una de cada cuatro mujeres en todo el mundo (27%) ha sido víctima de la violencia en pareja, por parte de un hombre, en algún momento de su vida, y una de cada diez (13%) lo ha sido en el último año.
Para esta revisión sistemática, las investigadoras analizaron únicamente la violencia física y sexual (y no la psicológica, la económica o la de control) porque eran las que estaban definidas de forma estándar en todas las encuestas globales que revisaron, por lo que la prevalencia de la violencia de género sería aún mayor.
Teniendo en cuenta que tanto el cambio climático como la violencia de género son problemas globales que, además, coexisten, el trabajo de las investigadoras de la Universidad de Cambridge ha sido tratar de aportar evidencia concluyente sobre la relación entre ambas cuestiones. La principal conclusión es que la violencia de género, en todas sus formas, se exacerba en contextos de emergencias humanitarias debidas a desastres naturales.
Esto se debe, principalmente, a que un evento climático adverso favorece un escenario donde aumentan los factores de riesgo asociados a la violencia de género. En palabras de la investigadora principal, Kim van Daalen: “Los eventos climáticos extremos no provocan por sí mismos la violencia de género, sino que exacerban los impulsores de la violencia o crean entornos que permiten este tipo de comportamientos”, apunta en conversación con Newtral.es.
¿Y cuáles son esos factores de riesgo o elementos impulsores? Tal y como detalla el paper publicado en The Lancet, serían, por ejemplo, la inestabilidad económica, la inseguridad alimentaria, el estrés mental, la pérdida de infraestructura o la precarización del Estado del Bienestar.
Al tratarse de una revisión sistemática, el objetivo de la publicación científica no es conocer al detalle los mecanismos entre estos factores de riesgo y la violencia de género, sino corroborar la relación entre cambio climático y violencia de género asociada a dichos factores. Algo útil, como señala Van Daalen, ya que si se conoce la relación y cómo operan los factores de riesgo, es posible predecir las consecuencias y trabajar en la prevención: “Al comprender los mecanismos a través de los cuales los eventos climáticos extremos pueden influir, podemos mejorar el diseño y la implementación de las intervenciones”.

Precariedad económica y social, algunos de los factores clave
Ya hay evidencia sobre por qué estos factores mencionados pueden ser de riesgo para la violencia de género. Durante el comienzo de la pandemia del Covid-19, la ONU referenciaba una guía de 2015 elaborada por por Global Protection Cluster (GPC) para advertir de que “el desmoronamiento del orden público o el deterioro de los sistemas de ayuda y protección social (tales como la familia extensa o las agrupaciones comunales) también aumentan el riesgo de que las mujeres y las niñas sean víctimas de la violencia de género”.
En el estudio El desastre oculto: la violencia doméstica como secuela de una crisis natural (The Australian Journal of Emergency Management, 2013), las investigadoras Claire Zara y Debra Parkinson apuntaban que tras el terremoto de Canterbury (Nueva Zelanda, 2010), la policía reportó un 53% más de casos de violencia en pareja (principalmente a mujeres).
Zara y Parkinson referían en su análisis que diversos estudios estadounidenses documentaron “una cuadruplicación de la violencia doméstica tras dos desastres naturales” y un “sorprendente aumento del 98% de mujeres víctimas de violencia física tras el huracán Katrina [2005]”.
Y como apuntaba la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en este informe: “Los contextos humanitarios afectan en mayor medida a las mujeres: el 70% de las mujeres experimentan la violencia de género en contextos humanitarios, en comparación con el 35% en todo el mundo. Las crisis humanitarias alteran las redes familiares y sociales, modifican los roles que desempeñan los diferentes géneros y rompen las estructuras de protección. Las desigualdades existentes para las mujeres y las niñas corren el riesgo de exacerbarse aún más durante y después de una crisis”.
La psicóloga especializada en emergencias y crisis humanitarias Cristina García explica a Newtral.es que “existe una amplia bibliografía sobre la necesidad de aplicar la perspectiva de género en estas situaciones, para poder detectar casos de violencia de género (económica, física, sexual, psicológica…)”. Pero García también recuerda que “los incrementos pueden deberse, en ciertos casos, a que el propio escenario puede favorecer y desencadenar pedir ayuda”.
Esto último es algo que también menciona el paper: en contextos de desastres naturales es habitual que haya un despliegue de ayuda humanitaria (recursos materiales y humanos) que podría incidir en la detección de casos de violencia de género ya preexistentes. Sin embargo, las autoras también señalan que los estudios también revelan que se puede producir una infradenuncia, “especialmente en países donde salvaguardar el honor de las mujeres, en relación al matrimonio, es relevante”, pero también al “fallar la aplicación de las leyes”.
En 2020, el Programa de la ONU para el Desarrollo (UPND) se hacía eco de la relación entre cambio climático y violencia de género al afectar a la agricultura (el modo de subsistencia en muchas poblaciones) y producirse inseguridad alimentaria: “En períodos de sequía prolongada, las mujeres y las niñas hacen viajes más frecuentes y largos para obtener comida o agua, lo que las hace vulnerables a la agresión sexual. Algunos vendedores de comida, granjeros o terratenientes a veces insisten en intercambiar sexo con mujeres a cambio de comida o alquiler. Algunas familias recurrieron a casar a sus hijas [matrimonio forzado] para poder enfrentar la escasez de alimentos más fácilmente”.
El cambio climático obliga a migrar y migrar es un factor de riesgo para sufrir violencia de género
Las investigadoras de la Universidad de Cambridge también se hacen eco de que la evidencia científica muestra que también hay una relación entre la migración climática y el aumento de la violencia de género, ya que “las mujeres migrantes son más vulnerables a formas de violencia como la sexual o el matrimonio forzado”.
Así lo expone también este informe de The Asia Foundation (2022) al señalar que la migración climática conlleva mayor exposición a violencia sexual tanto en el periplo migratorio como a posteriori debido a las circunstancias económicas, algo que también las hace más vulnerables a ser captadas por redes de trata y a ser sometidas a explotación sexual.
Las personas LGTBI también sufren las consecuencias pero apenas hay estudios
Por otro lado, el estudio publicado en The Lancet reconoce que una de las limitaciones es la ausencia de mayor investigación sobre cómo afectaría a las minorías sexuales y de género (personas LGTBIQA+ principalmente). Y así lo explica Kim van Daalen: “Nuestra investigación evidenció la falta de documentación específica para las minorías sexuales y de género, por lo que la investigación futura debería considerar que esta población vulnerable también se ve afectada de manera desproporcionada por la violencia en estos contextos”.
Van Daalen apunta que la violencia basada en el género, entendida de forma amplia, también afecta a las personas LGTBI: “A modo de ejemplo, se culpó a la comunidad gay de Nueva Orleans por el huracán Katrina, considerando que era un castigo de Dios, pero también se impidió que las parejas del mismo género recibieran ayuda de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias. Además, las personas trans sufrieron amenazas en refugios o se les prohibió directamente el acceso. También experimentaron violencia física y sexual en estos refugios”, concluye.
- Extreme events and gender-based violence: a mixed-methods systematic review (The Lancet Planetary Health, 2022)
- Panel de Expertos del Clima (IPCC, 2022) de la ONU
- Global, regional, and national prevalence estimates of physical or sexual, or both, intimate partner violence against women in 2018 (The Lancet, 2022)
- Directrices para la integración de las intervenciones contra la violencia de género en la acción humanitaria Global Protection Cluster (GPC, 2015)
- The hidden disaster: Domestic violence in the aftermath of natural disaster (The Australian Journal of Emergency Management, 2013)
- Cómo el cambio climático alimenta la violencia contra las mujeres (informe del Programa de la ONU para el Desarrollo, 2020)
- A Crisis within a Crisis: Climate Change and Gender-Based Violence (The Asia Foundation, 2022)
- Kim van Daalen, investigadora de la Universidad de Cambridge y autora principal de la investigación sobre emergencia climática y violencia de género publicada en The Lancet Planetary Health
- Cristina García, psicóloga especializada en emergencias y crisis humanitarias
Tomais a la gente por idiotas desde el minuto uno hasta el final.