“El cambio climático está afectando al rendimiento de la uva, la composición y la calidad del vino. Como resultado, la geografía de la producción de vino está cambiando”, advierte un nuevo estudio realizado por un equipo de investigación francés, liderado por el Instituto Nacional para la Investigación Agronómica (INRAE), y publicado este martes en la revista Nature.
- Lo importante. En torno a nueve de cada diez regiones costeras y de baja altitud de España, Italia y Grecia no podrán seguir produciendo buen vino en condiciones sostenibles a finales de siglo si el calentamiento global supera los 2ºC. “Se espera que el cambio climático desplace las regiones adecuadas hacia latitudes y altitudes más altas”, concluyen los investigadores al revisar las consecuencias de los cambios de temperatura, precipitaciones, humedad, radiación y CO2 en la producción mundial de vino.
El aumento de temperaturas y la reducción de las precipitaciones “inducirá un grave riesgo de sequía en el sur de Iberia, la Francia mediterránea y España, el valle del Po, la costa de Italia, la península de los Balcanes y las regiones del suroeste del Mar Negro”, detallan los investigadores. “Las condiciones más cálidas y la mayor exposición a las quemaduras solares afectarán negativamente tanto al rendimiento como a la calidad del vino en estas zonas. La única adaptación factible sería reubicarse a altitudes más altas”, advierte el estudio.
- Un dato: Las proyecciones actuales sitúan el calentamiento global a finales de siglo entre 2ºC y 5ºC, como apunta un estudio realizado por instituciones como el Laboratorio Nacional Oak Ridge del Departamento de Energía de EEUU que combina modelos climáticos para conseguir proyecciones más precisas.
España, Francia, Italia y Alemania “contribuyen colectivamente a la mitad de la producción mundial de vino”, según la investigación del INRAE. El ingeniero agrónomo y enólogo, Fernando Sánchez Suárez, ha señalado que “esta revisión prevé que habrá zonas vitivinícolas que tenderán a desaparecer, ya que el cultivo de la vid bajo las nuevas condiciones climáticas sería inviable o muy costoso”.
La adaptación al calentamiento global pasa por buscar otras variedades de uva y desarrollar programas de mejora genética
Sánchez, investigador predoctoral del departamento de Química Agrícola, Edafología y Microbiología de la Universidad de Córdoba, subraya que “aparecerán nuevas zonas vitivinícolas en lugares donde hasta hace poco no era posible el cultivo de la vid”. Ante el riesgo que corren las regiones con un clima cálido y seco, el exdirector del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (Imida), Adrián Martínez, propone “buscar otras variedades que se adapten mejor a las nuevas condiciones climáticas”.
En el caso de no encontrar variedades que se acomoden a las nuevas condiciones climáticas “entre las que ya existen”, Martínez sugiere “desarrollar programas de mejora genética, como el que se inició en el Imida a finales del pasado siglo” para “tratar de obtener nuevas variedades con mejor adaptación a las nuevas adversidades climatológicas”.
La mitad de la producción de vino en México y California está en riesgo por el calentamiento global, la sequía y los incendios forestales
Los riesgos a los que se enfrenta el sur de Europa también amenazan América del Norte, donde se concentra el 10% de la producción mundial de vino. “Los productores de vino de esta región se enfrentarán a riesgos cada vez mayores de sequía, olas de calor e incendios forestales”, advierte el estudio. “La superficie neta apta para la producción de vino en California podría disminuir hasta un 50% a finales del siglo XXI” y “existen riesgos similares para México, el suroeste de Estados Unidos y aquellas regiones de la costa este al sur de Nueva Jersey”, detallan los investigadores.
En América del Sur, donde se cultiva el 10% del vino, la producción se concentra principalmente en altitudes medias y altas de Chile y Argentina. “Para un nivel limitado de calentamiento, se espera que el sector Pacífico de América del Sur experimente un riesgo bajo de pérdida de idoneidad, pero este riesgo aumenta en las regiones del Atlántico como Brasil y Uruguay”, sostienen los autores del estudio. Por contra, “las regiones vitivinícolas de clima frío, como la región de la Pampa, podrían mejorarse en estas condiciones”.
Las tierras altas de Kenia y Etiopía pueden convertirse en regiones vitivinícolas
África tiene un nivel relativamente bajo de producción de vino, 3,8% de la producción mundial de vino, siendo Sudáfrica el principal productor. En África se observa un “riesgo moderado de pérdida de idoneidad tanto en la región occidental más productiva como en la región oriental”. Las posibles regiones vitivinícolas emergentes en África incluyen las tierras altas de Kenia y Etiopía.
Las principales regiones vitivinícolas de Asia, alrededor del 3,5% de la producción mundial de vino, incluyen el Cáucaso y China. “Un mayor calentamiento podría hacer que partes de esta región sean sustancialmente más cálidas y áridas, lo que plantea desafíos para la producción de vino de primera calidad”, destacan los científicos.
El calentamiento global proyectado en Oceanía, 6% de la producción mundial de vino, “conducirá a condiciones generales más cálidas y secas, lo que hará que las regiones que ya son relativamente cálidas y áridas sean las más vulnerables”. “Se espera un riesgo moderado de pérdida de idoneidad en la región interior de Nueva Gales del Sur”, mientras que “Tasmania y el sur de Nueva Zelanda se beneficiarán de un calentamiento limitado, que podría ofrecer condiciones más favorables para la producción de vino”.
eppur si muove
En Nature no se publica nada sin haber pasado previamente por una exigente revisión por parte de los mejores especialistas en la materia. El articulo es magnífico y constituye una exhaustiva revisión de los conocimientos y posibles efectos del cambio climático en el cultivo de la vid, como no podía ser de otro modo dada la cualificación de los autores. Descalificarlo desde posiciones ideologicas, lo único que demuestra es la ignorancia de los que se empeñan en sostener que la tierra es plana.
Lo que no deja de ser un argumento de autoridad para papanatas en lugar de y en substución de un argumentario metódico y metodológico sobre la cientificidad de un conjunto organizado de propuestas. Edúquese.
En el Occidente culto y clásico teníamos debates científicos públicos. No teníamos medios comprados para imponer una visión determinada. También sabíamos que sin datos, sin análisis, sin elementos de prueba, la opinión del más reverenciado no era más que eso. La historia de la ciencia demuestra que muchos de los paradigmas adoptados por la comunidad que se arrogaba el saber sólo eran propuestas ideológicas que servían a intereses estamentales, al ejercidio de la autoridad o a la propia vanidad y ostentación de saber de los implicados.
Toda una señora quimera sin bases científicas, comenzando por un mero análisis de series temporales a largo plazo. Los datos también se escamotean y se presentan conclusiones dictadas. Todo sea, por lo visto, para justificar intervencionismos neocomunistas globalistas y preparar el terreno con heraldos como este pravda sorosiano y rockefelleriano.