Cinco claves para evitar bulos sobre los supuestos efectos adversos de las vacunas contra la COVID-19

Luc Montagnier
Imagen del momento de una vacunación | Panyastudio | Shutterstock
Tiempo de lectura: 7 min

Las vacunas aprobadas contra la COVID-19 son seguras, como insisten las autoridades sanitarias. Al igual que el resto de medicamentos y tratamientos, estas vacunas pueden desencadenar reacciones adversas leves o, con menor frecuencia, otras más graves, pero se ha comprobado rigurosamente que sus beneficios son muchos mayores a cualquier posible efecto secundario.

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El problema es que, desde que comenzó la campaña de vacunación contra la COVID-19, se han difundido numerosos bulos en los que se recoge información falsa sobre los efectos de las vacunas. En estos contenidos se afirma que las inyecciones provocan reacciones como convulsiones, infertilidad y hasta la muerte, pero no hay evidencias científicas que lo avalen.

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la información incorrecta trunca vidas”, en especial durante una crisis sanitaria en la que las mentiras “pueden perjudicar la salud física y mental, incrementar la estigmatización y amenazar los valiosos logros conseguidos en materia de salud”.

Por eso, a continuación te explicamos cinco claves que te ayudarán a identificar si un contenido sobre los supuestos efectos adversos de una vacuna de la COVID-19 se trata de un bulo.

Comprueba si procede de una fuente fiable

La epidemióloga Silvia de Sanjosé, presidenta del Grupo Colaborativo Multidisciplinar para el Seguimiento Científico de la COVID-19 (GCMSC) —un comité científico de seguimiento de la COVID-19 formado por diversas instituciones de investigación españolas—, destaca a Newtral.es que, cuando nos llega algún mensaje sobre supuestos efectos secundarios relacionados con las vacunas, “lo primero es comprobar de dónde proviene”.

Con frecuencia, en los mensajes compartidos en redes sociales no se menciona el origen de la información. Por eso, “si no viene de una fuente oficial o no presenta evidencias científicas no hay que fiarse sin verificar el contenido”, advierte la experta.

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Además, si recibes un texto sobre ciencia, hay que tener en cuenta que no todas las publicaciones sobre esta rama del conocimiento tienen la misma validez científica. “No, no cuenta con el mismo aval científico una publicación sobre vacunas en un blog que un artículo de una revista científica prestigiosa en su ámbito”, recuerda De Sanjosé.

Según explicó a Newtral.es Javier Carmona, editor de la revista Nature Medicine, una de las más prestigiosas en el ámbito de la medicina, el hecho de que un texto sobre ciencia haya sido evaluado y validado por científicos ajenos al estudio antes de su publicación en una revista científica supone un “sello de calidad” para ese contenido.

Busca si se ha publicado información oficial sobre el contenido

Algunos de los mensajes sobre los supuestos efectos adversos de las vacunas contra la COVID-19 alcanzan gran popularidad en redes sociales. Para frenar su difusión, los fabricantes de las vacunas o las propias autoridades sanitarias publican a menudo comunicados desmintiendo la veracidad de los contenidos.

Por ejemplo, el Gobierno del Gibraltar publicó en enero un comunicado oficial para desmontar el bulo sobre el supuesto fallecimiento de 53 personas a causa de la vacuna contra la COVID-19 en el Peñón. Por eso, es recomendable comprobar si hay información oficial sobre el caso específico del que se habla en el contenido.

No te quedes solo en el titular, lee el texto completo

La información a veces procede de artículos publicados en medios de comunicación, pero se difunde en redes sociales incompleta o fuera de contexto.

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Por ejemplo, en algunos mensajes que circulan por redes sociales, que pueden “crear alarmismo”, según De Sanjosé, se habla de personas que se han contagiado de COVID-19 tras haber recibido la vacuna. En estos casos es recomendable leer no solo el titular, sino también el contenido de la noticia para conocer: 

  • La fecha del contagio, que puede ser anterior a la vacunación —aunque se están tomando medidas, como el uso de pruebas diagnósticas un día o unos días antes de la vacuna, para intentar que eso no suceda—. 
  • En muchas de estas publicaciones se dice que las personas se contagiaron tras recibir la primera dosis del tratamiento. Por eso, hay que tener en cuenta que las vacunas aprobadas hasta la fecha se componen de dos dosis para conseguir una respuesta inmune adecuada. Además, el máximo de eficacia no se alcanza hasta unos 7 días después del segundo pinchazo. 
  • Las vacunas se han probado en ensayos clínicos (pruebas en personas) para medir la protección que proporcionan frente a la enfermedad con síntomas. No se conoce todavía si la vacunación impide que las personas vacunadas se infecten y, aunque no enfermen, puedan transmitir el virus a otras personas, según informa el Ministerio de Sanidad. En el caso de la vacuna de AstraZeneca se está estudiando actualmente si también logra reducir el contagio. 

Lo mismo ocurre con otros contenidos sobre supuestos efectos adversos de las vacunas de la COVID-19. Aunque en el titular se dice que la persona sufrió la supuesta reacción secundaria tras vacunarse, a lo largo del texto se explica que no hay pruebas que demuestren el vínculo entre la vacuna y el efecto. Por eso, ante la duda, lee el texto completo.

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Comprueba si se han descrito esos efectos adversos anteriormente

Otra de las recomendaciones de los expertos es comprobar si los supuestos efectos adversos de los que se habla en los mensajes han sido descritos en estudios o informes anteriores. Es decir, antes de su aprobación, las vacunas han pasado numerosos controles y ensayos en los que se garantiza su seguridad y eficacia en personas.

En estos estudios se registran los efectos vinculados a las vacunas (como dolor en el brazo tras el pinchazo) y se comprueba que estas reacciones no pongan en riesgo grave la salud de los pacientes.

Por eso, para saber con certeza si el efecto descrito en el mensaje realmente puede estar relacionada con la vacuna, “se pueden revisar los resultados de los estudios y los prospectos de las vacunas para ver si esa reacción se ha asociado al tratamiento. Luego, puedes acceder a los informes de la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) sobre los efectos adversos registrados durante la campaña de vacunación para ver si hay más casos”, explica De Sanjosé. 

Así, por ejemplo, “si en el mensaje que has recibido se habla de convulsiones o muertes por las vacunas puedes comprobar que no hay ninguna evidencia científica sobre ello. Si las autoridades sanitarias no han registrado ese efecto ni en las pruebas con decenas de miles de pacientes en los ensayos clínicos, ni en la vacunación de millones de personas en las campañas de vacunación, puede tratarse de un bulo”, destaca.

Consulta a los expertos en la materia

Algunos mensajes difundidos en redes sobre las vacunas de la COVID-19 están atribuidos a profesionales de la salud. No obstante, como explicó a Newtral.es la directora de la Biblioteca Nacional de Ciencias de la Salud del Instituto de Salud Carlos III, Elena Primo Peña, no todos los sanitarios son expertos en los tratamientos de la COVID-19.

“La ciencia es tan amplia que no puedes saber de todo. Yo estudié Biología y claro que voy a tener dudas cuando leo un texto sobre física”, dice Primo. Por eso, es importante “escuchar a científicos que sean especialistas en esa línea de investigación en concreto”.

Si tras seguir estos pasos sigues teniendo dudas sobre la veracidad de un contenido, puedes preguntarnos a través de servicio de verificación de WhatsApp (+34 627 28 08 15) y nosotros lo verificamos.

Fuentes:

  • Javier Carmona, editor de la revista Nature Medicine.
  • Elena Primo Peña, directora de la Biblioteca Nacional de Ciencias de la Salud.