La tardía incorporación de la mujer al deporte y el bajo rendimiento económico han sido las principales justificaciones para entender por qué sus características propias fueron ignoradas. Especialistas de diferentes ámbitos han alertado de estas carencias en los últimos años, incidiendo en la necesidad de contar con preparación física específica. En un contexto más favorable, se cuestiona también la investigación de las herramientas necesarias para el rendimiento y la prevención de lesiones con biomecánica detrás.
El calzado se ha convertido en el campo de batalla de Laura Youngston, activista británica por la igualdad en el fútbol. Junto a Ben Sandhu, compañero de equipo de fútbol sala mixto en Australia, se preguntaron por qué ellas utilizaban botas de niños—con colores llamativos— o una talla menor de la bota tradicionalmente pensada para hombres. Con esta idea, formó su primer prototipo en casa hecho con resina, al que denominó Frankenshoe en un juego de palabras entre Frankenstein y calzado.
A partir de este prototipo, junto a la podóloga Eleisha Lilley, analizaron las características comunes de 400 mujeres, a las que escucharon durante la subida al Kilimanjaro para realizar el partido de fútbol a mayor altura de la historia.
Tras la investigación, fundaron IDA Sports, un proyecto que iniciado en Melbourne y con presencia en Reino Unido con una bota realizada con piel de canguro adaptando su forma al pie femenino: más amplitud en la horma y un talón más estrecho. Además, añadieron plantillas sustituibles y una entresuela más acolchada. “Si tienen diferencias en el propio pie y 10kg menos de masa muscular de media, ¿por qué van a tener botas iguales?”, dice Laura. “Pones el físico en riesgo pretendiendo que tengan la misma tracción, por ejemplo”.
Con este proyecto, pretenden concienciar sobre la necesidad de introducir más ciencia y cuerpos femeninos en la investigación, poniendo especial énfasis en las características físicas que la justifican, como el arco del pie, la tendencia pronadora o los desequilibrios musculares. “No se trata solo de comodidad, sino de tener en cuenta este factor a la hora de prevenir lesiones”.
Principales características tenidas en cuenta biológica y biomecánicamente en este proyecto:
- Mayora anchura de las caderas, que generalmente lleva a una pisada con tendencia pronadora, con apoyo del pie en la parte interna y al conocido como valgo.
- Horma más ancha y talón más estrecho.
- Menor peso que requiere materiales menos densos.
“Se vende mejor el mismo producto adaptando tallaje”
En 2020, marcas como Asics o Under Armour mostraron productos exclusivos para mujeres en cricket, running o baloncesto. «Reconocimos esta anomalía hace años y trabajamos para acercarnos a un running más seguro para ellas», recalca Simon Bartold, consultor internacional de investigación, en la explicación de la marca respecto a su reciente interés. En Australia, el equipo de cricket se involucró en la campaña ‘Made For Me’—Hechas para mí—con zapatillas que reducían el peso y hacían más flexible el calzado.
Diez años después de su primera zapatilla de baloncesto para hombres, Under Armour hacía lo propio con las mujeres en Estados Unidos. En septiembre salió a la luz HOVR Breakthru con el respaldo de jugadoras prometedoras de la WNBA como Kaila Charles o Bella Alarie, que se comprometieron a dar feedback después de una investigación local con jugadoras de escuelas de Baltimore. Precisamente Under Armour fue la elegida por Stephen Curry al prometerle una zapatilla específica para él.
En España, Adidas presentó una línea exclusiva para el fútbol femenino a sus clientes en 2017, según explican desde la marca a Newtral.es. “Sin embargo, siempre se ha vendido mejor el mismo producto para hombres y mujeres adaptando el tallaje y creando números pequeños”, dicen, advirtiendo en el caso del fútbol que el masculino sigue teniendo más licencias que el femenino.
Las licencias deportivas de los últimos 15 años marcan el cambio de tendencia en la práctica en España, y justifican un mayor interés en ellas. Los datos del Consejo Superior de Deportes (CSD) muestran el gran crecimiento del interés en las mujeres, pasando de 563.550 fichas a 908.647 (+ 61,24%), un aumento que triplica la evolución de los hombres, con un incremento menor: de 2.452.218 a 3.036.863 (+23,84%).
“Hay otros factores más importantes que el calzado”
“Las marcas invierten mucho en estudios biomecánicos, tienen laboratorios muy potentes. Ahora están muy centradas en el running y en la devolución de la fuerza de la zapatilla, pero en otros deportes es difícil que no tengan un conflicto de interés detrás, porque con su recomendación van a intentar buscar unos determinados resultados que les favorecen”, dice Andrea Astrella, responsable de laboratorio de análisis de movimiento de Sportsbe, especialistas en biomecánica del deporte.
Cuando se habla de riesgo de lesiones hay dos factores más relevantes a la hora de estudiar científicamente las diferencias entre hombres y mujeres, según explica este especialista. “La incidencia de una lesión de ligamento cruzado en las mujeres es de entre tres y seis veces mayor según el deporte. Esto se debe principalmente, y está estudiado, a factores biomecánicos como la anchura de la pelvis y un fémur que mira internamente, y a factores neuromusculares como tener un desequilibrio muscular”, explica a Newtral.es.
Para Astrella, tanto estos factores como los hormonales tienen mayor peso en la investigación por considerarse más relevantes que el desarrollo de calzado. “Si se hace una revisión científica y bibliográfica, no podemos tomar conclusiones. Puede influir, pero no está demostrado para sostenerlo y probablemente hay menos estudios porque se le da menos importancia que a valores que sí están estudiados como son esas alteraciones a nivel neuromuscular y anomalías anatómicas estructurales ya presentes”.
Lo que sí está investigado, advierte, es la relación entre el calzado elegido y la superficie en la que se juega, algo ajeno al género. “Una mala elección del calzado dependiendo de la superficie te puede predisponer a una lesión, como un taco alto en un césped corto. Pero tampoco hay claras conclusiones, por ejemplo, de que el césped artificial suponga más riesgo que el natural como se tiene entendido popularmente”.
Las mujeres todavía no están presentes en la investigación pero sí en la prueba del calzado en marcas como Adidas, con 25 futbolistas patrocinadas en Primera Iberdrola. Aunque recalcan que la presencia de la mujer está lejos de los hombres también en la compra, a nivel no profesional, inciden en que se cuenta con ellas en la detección de problemas. “Se tienen en cuenta tamaño del pie, forma y superficie de juego. A partir de ahí, intervienen diversidad de jugadores y jugadoras para ver cómo se comporta la bota”, concluyen.
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