Qué son las ‘bolas de fuego’ que anuncian la llegada de las lluvias de estrellas de agosto

bola fuego
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Observatorios astronómicos han registrado varias “bolas de fuego“ sobre el sur peninsular durante las noches del 30 de julio y el 1 de agosto, asociadas a las lluvias de estrellas Alfacapricórnidas y Perseidas.

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Observatorio astronómico de Calar Alto (Almería).
  • Este fenómeno atmosférico ha sido registrado los observatorios de Calar Alto en Almería, La Hita en Toledo, Sierra Nevada y La Sagra en Granada, Huelva y Sevilla.
  • Estos observatorios trabajan en el marco del Proyecto SMART (Espectroscopia de Meteoroides en la Atmósfera mediante Tecnologías Robóticas, por sus siglas en inglés) que tiene como objetivo monitorizar continuamente el cielo con el fin de registrar y estudiar el impacto contra la atmósfera terrestre de rocas procedentes de distintos objetos del sistema solar.

Qué son los bólidos o ‘bolas de fuego

Según la definición de la Red española de investigación sobre bólidos y meteoritos (Red SPMN) dirigida desde el Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC —que ha recuperado y caracterizado las últimas caídas de meteoritos sobre España—aquellas estrellas fugaces que poseen un brillo similar o superior al planeta Venus (el astro más brillante del firmamento) y penetran a hipervelocidad en la atmósfera terrestre se denominan bólidos o “bolas de fuego“. 

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  • “Las ‘bolas de fuego’ o bólidos meteóricos son las columnas de gas ionizado que se producen cuando pequeñas rocas alcanzan la atmósfera de la Tierra a gran velocidad, por lo general, entre 12 y 72 kilómetros por segundo”, explica Josep Maria Trigo, astrónomo del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC.
  • “En esas condiciones, el rozamiento con el aire es tan brusco que la superficie de la roca se vuelve incandescente. Y esa incandescencia es la que vemos en forma de bola de fuego. Mientras la ‘bola de fuego’ avanza, la roca se va vaporizando y desintegrando, por lo que llegará un momento en el que la roca se consuma completamente y la bola de fuego se apague”, indica por su parte José María Madiedo, investigador principal del Proyecto SMART, a Newtral.es. 

Cómo se producen estos fogonazos en el cielo. Según la Red SPMN, son generados por partículas cuya masa oscila desde poco más de un gramo hasta miles de toneladas (desde algo más de una micra hasta un metro de diámetro). 

  • “Son el resultado de la fricción a velocidades que oscilan entre 40.000 y 260.000 kilómetros por hora; al entrar en la atmósfera, esas rocas se funden y producen el fenómeno luminoso”, indica Trigo. 
  • “Cuando se producen grandes fulguraciones es debido a la fragmentación, vaporización e ionización súbita de las partículas que forman esas rocas o los agregados más frágiles que nos alcanzan desde los cometas”, continúa.

Pequeñas o grandes. Cuando estas rocas son del tamaño de un grano de arena, el fenómeno luminoso es lo que conocemos popularmente como estrella fugaz, explica Madiedo. O, en términos técnicos, “meteoro”.

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Pero si la roca tiene un tamaño superior al de un guisante, la luminosidad de esa estrella fugaz puede ser superior a la del planeta Venus. En ese caso, en lugar de llamarla estrella fugaz, la llamamos bola de fuego o “bólido”, indica el investigador.

  • “Dicho de otra manera: las ‘bolas de fuego’ serían estrellas fugaces muy brillantes. Y eso se debería a que la roca que ha entrado en la atmósfera tiene un tamaño lo suficientemente grande como para que su brillo sea mayor”, detalla Madiedo.

No suponen ningún peligro. “La atmósfera nos protege eficientemente de los meteoroides, rocas con un máximo de un metro de diámetro”, asegura Trigo. 

  • “No obstante, si las rocas son lo suficientemente grandes y resistentes, una parte del material puede sobrevivir a su brusco paso a través de la atmósfera terrestre. En ese caso, el material que sobrevive cae al suelo y se le denomina “meteorito”, explica Madiedo.

Por qué son importantes. Dado que proceden de otros cuerpos del sistema solar, su estudio es extraordinariamente valioso. De hecho, los más brillantes anuncian la caída de meteoritos que informan de los procesos de formación de asteroides, cometas y planetas. 

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  • El registro de estos bólidos desde varias estaciones permite reconstruir las trayectorias de estos objetos y deducir de ellas los lugares de caída de meteoritos. 
  • Además, al medir su velocidad de entrada en la atmósfera puede determinarse la órbita que seguían en el sistema solar y relacionarlos con los cuerpos de los que provienen. 

La relación entre las “bolas de fuego“ y la lluvia de estrellas. Estas “bolas de fuego“, al igual que las estrellas fugaces, pueden observarse en cualquier época del año, explica Madiedo. Lo que sucede es que hay épocas del año en las que están activas lluvias de estrellas fugaces con alta actividad. 

  • Son, por ejemplo, las Perseidas entre julio y agosto. O las Gemínidas en diciembre.

Fuentes
  • José María Madiedo, investigador principal del Proyecto SMART
  • Josep Maria Trigo, astrónomo del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC
  • Observatorio astronómico de Calar Alto
  • Proyecto SMART
  • Red española de investigación sobre bólidos y meteoritos