Lara llevaba ocho años con su novia cuando rompieron. Le contó a una amiga que se había “liado con un chico que había conocido por Tinder”. Su respuesta fue, tal y como recuerda Lara: “Tan feminista no serás si ahora vas y te lías con un tío”. “No supe qué responder. Me ha costado años reconocer que eso fue bifobia. Necesitaba que mi amiga me apoyase, sobre todo tras una ruptura. Sentí que de repente volvía a ser hetero por obligación cuando yo hacía tiempo que no me reconocía en esa etiqueta, sino en la de bisexual. Ella, además, ni siquiera se consideraba LGTBI, pero siempre decía que en su caso no tenía elección pero que yo sí al gustarme tanto chicas como chicos”, cuenta a Newtral.es.
La bifobia tiene un claro impacto en la salud mental de las personas bisexuales, tal y como acreditan diversos estudios. Uno de los más recientes (Psychology of Sexual Orientation and Gender Diversity, 2022) señala que “las mujeres bisexuales experimentan peor salud [tanto física como mental] de forma desproporcionada” en comparación tanto con grupos de lesbianas y gais como de heterosexuales, especialmente cuando son mujeres que pertenecen a alguna minoría racial o étnica.
El paper, que firman investigadoras del ámbito de la enfermería y de la psicología, concluye que “aunque las microagresiones pueden resultar sutiles, los hallazgos desvelan que tienen un impacto significativo en la salud física y mental de las mujeres bisexuales, especialmente si son racializadas”.
Patricia cuenta a Newtral.es que los prejuicios que sufre como mujer bisexual y gitana se entrecruzan y que las violencias a menudo comparten raíz: “Tratas de ocultar tu identidad en los diferentes entornos en los que te mueves. Y al final sufres una pérdida de identidad. No sabes quién eres”. Así, la bifobia y la gitanofobia son discriminaciones que se solapan: “Cuando te relacionas con hombres tienen esta idea de que llamarte bisexual es una forma de engañarles. Y si encima eres gitana, la desconfianza aumenta. Es un retrato en el que nos caricaturizan como a las malas”, explica Patricia.
Las personas bisexuales tienen peores indicadores de salud mental
Otro estudio publicado en 2019 en Australian Journal of General Practice también se hace eco de los peores indicadores de salud mental entre la población bisexual en comparación con la población gay, lesbiana o heterosexual: “Tienen más probabilidades de ser diagnosticados con algún problema de salud mental, de tener síntomas de depresión y ansiedad, de autolesionarse y reportan mayor ideación suicida”. Los investigadores apuntan que “las razones tras estos peores indicadores de salud mental siguen siendo en gran parte desconocidas”.
Concluyen que algunos de los motivos para el estrés por pertenecer a una minoría que afecta a la salud mental de las personas bisexuales pasan por “bifobia interiorizada, estar en una relación heterosexual, así como no tener suficiente apoyo de tu pareja [sea del género que sea]”.
Otros estudios relacionan la bifobia con el borrado o invisibilización de la bisexualidad. Por ejemplo, este paper publicado en 2020 en Social Psychological and Personality Science concluye que “las actitudes negativas hacia las personas bisexuales no han disminuido, probablemente debido a las dudas de la legitimidad de su identidad”. Señalan, también, que la identidad bisexual no es una suma de heterosexualidad y homosexualidad, sino una identidad autopercibida y propia.
Esto mismo apunta Carlos en conversación con Newtral.es: “Entender que mi bisexualidad es la mezcla de dos orientaciones es un problema. De ello se desprende que solo sufres discriminación cuando tu pareja es del mismo género y que no hay una discriminación específica por ser bisexual, pero sí la hay. El primer ejemplo de bifobia es que si no estás con una pareja de tu mismo género la gente te deje de considerar LGTBI”.
Una de las claves para entender por qué la bisexualidad se asocia a peor salud mental la aporta un estudio publicado en 2022 en Journal of Bisexuality. Las autoras señalan que muchas personas bisexuales “refieren no tener apenas sentido de pertenencia” a una comunidad.
El investigador Andrea Pennasilico, de la Universidad Napoli Federico II (Italia) y especializado en la invisibilización de la bisexualidad, explica en conversación con Newtral.es que “las personas bisexuales perciben una falta de comunidad”: “La psicología social nos dice que la pertenencia a una comunidad puede funcionar como un mecanismo para combatir el estrés que produce, por ejemplo, la bifobia. A pesar de que la B es el grupo más amplio dentro de la comunidad LGTBIQA+, todavía hay muy poco reconocimiento de su identidad y de sus necesidades específicas. Esto puede agravar los niveles de estrés que ya de por sí experimentan por pertenecer a una minoría”.
Bisexualidad o la identidad que depende del género de tu pareja
La invisibilización de la bisexualidad es una forma común de bifobia, como explica Elisa Coll, activista, formadora y autora del ensayo Resistencia bisexual (Editorial Melusina). En este libro, Coll apunta que las personas bisexuales son leídas como “homosexuales que no quieren admitirlo y que ya saldrán del armario”.
“Como en la escala de Kinsey, ‘predominantemente heterosexual’ o ‘predominantemente homosexual’, se hace desaparecer de un plumazo la bisexualidad”, añade. La autora pone el ejemplo de “una mujer bi que ha estado toda la vida con chicos y, de pronto, tiene una relación de pareja longeva con una chica”: “Será leída como una lesbiana que por fin ha hecho las paces consigo misma, y viceversa. La gente cree que las personas bisexuales estamos cómodas en el armario, pero es que no nos sentimos legitimadas para salir de él”, añade Coll.
En este sentido, Coll pone el acento en “la fuerte carga identitaria que tiene el amor romántico, que nos define y sitúa definitivamente”. Así lo explica también Blanca en conversación con Newtral.es: “O te leen como lesbiana/gay o como heterosexual, lo que hace que a veces una misma se perciba como una cosa o la otra. Creo que es un colectivo en el que el peso del amor romántico es muy grande porque de alguna forma la persona con la que estás te define”.
Julio, por su parte, explica a Newtral.es que aunque trata de declararse “abiertamente bisexual”, en ocasiones no puede evitar visibilizarse como gay: “Me genera mucha inseguridad no haber tenido una relación con una mujer”.
Daniela comenzó a identificarse con la bisexualidad durante la carrera, cuando comenzó a sentir deseo por una compañera. “Yo llevaba un tiempo con mi novio, con el que sigo teniendo una relación. Tuve que hacer un gran trabajo para averiguar mi identidad independientemente de con quién estuviese”, explica a Newtral.es.
Sin embargo, cuando habló en redes de su identidad y publicó que su pareja era un hombre, la llamaron “hipócrita”. “La euforia del inicio desapareció un poco. Sentí que la comunidad LGTBI podía ser un espacio que estaba invadiendo o que no tenía derecho a celebrar el Orgullo”, añade.
“Que a mí como bisexual me digan que sufro menos porque puedo ‘pasar por hetero’ es pura bifobia”, denuncia Lara. “Mi identidad no se define por la pareja que tengo. El ‘love is love’ ha hecho mucho daño porque no se trata solo del deseo y del afecto, sino del ser. Por otro lado, ser bisexual conlleva unos prejuicios, como que eres promiscua, que eres inherentemente infiel, que no sabes controlar tu vicio sexual… Y eso, a modo de insultos, lo han vivido amigas bisexuales con sus novios. La violencia de género también está atravesada por la bifobia, y dejar fuera a nuestras compañeras solo las aboca a más soledad”, añade.
Algunos de los prejuicios asociados a la bisexualidad que menciona Lara son los que cita también el investigador Andrea Pennasilico: “Los mitos específicos hacen referencia a la promiscuidad, a la infidelidad y a la traición. También son vistas como personas que invaden espacios seguros o personas que no se atreven a decidirse por una única orientación ‘válida’”.
Sobre estas creencias arraigadas en el imaginario colectivo y que son el caldo de cultivo para la bifobia, la ensayista Elisa Coll considera que “hay que desvincularlas de la identidad bisexual”: “No sirve de mucho empeñarse en decir que no somos personas promiscuas. Es como si hubiese que avergonzarse de ciertas formas de relacionarse. El problema es la heteronorma monógama que penaliza aún más determinada actividad sexual en las personas bi”.
Bifobia: diferente en función del género
Sin embargo, los estereotipos en torno a la bisexualidad pueden diferenciarse en función del género. Como señala Pennasilico: “En general, los hombres bisexuales tienen que lidiar mucho más con la invisibilidad, ya que a menudo se cree que ellos tienen una sexualidad más ‘definida’. Las mujeres tienen que lidiar con mucha fetichización sexual, principalmente por parte de hombres heterosexuales que buscan cumplir la fantasía dominante de ser complacidas por dos mujeres”.
Así lo relata Patricia: “Varios amigos heteros me han dado a entender que como soy bisexual, me gusta cualquiera y que me liaría con ellos. Y cuando les digo que no quiero nada, me dicen que lo que pasa es que soy bollera. No, cariño, es que tú no me gustas”.
Olympia también ejemplifica la fetichización de las mujeres bisexuales al señalar, en conversación con Newtral.es, que “te ven como la chavala para hacer tríos”: “También he vivido lo de tíos heterosexuales que creen que pueden hablar de las mujeres y cosificarlas como si fueses su igual. Yo no me relaciono así con nadie, sea cual sea su género”
Ignacio, por su parte, se reconoce en las palabras de Pennasilico en lo referente a la mayor presión para definir su sexualidad: “La identidad no es una hipoteca. Yo me identificaba como gay y ahora lo hago como bisexual. Creo que el mantra de que nuestra orientación no es una fase fue quizá necesario en su momento pero puede ser problemático ahora. Es verdad que nos hemos visto obligados en el colectivo LGTBI a defender que nadie tiene derecho a cuestionar lo que somos, pero eso no quiere decir que no tengamos derecho a descubrir cosas de nosotros mismos y etiquetarnos de otra manera. Parece que todo tiene que ser ultraestable cuando no es así”, explica a Newtral.es.
Respecto a sus experiencias de bifobia, Ignacio apunta que la masculinidad hegemónica va muy ligada a la heterosexualidad: “Si dices que eres bisexual, la sociedad te quita un poco de masculinidad. Y si eres gay, más aún. Como si fuésemos menos hombres. La expresión de género, como tener pluma, no tiene por qué ir vinculada a tu orientación sexual”.
Carlos comparte este diagnóstico al señalar que la bifobia “es también cuestionar tu masculinidad”: “En el imaginario colectivo ha quedado muy arraigado esto del hombre que en realidad es gay y lleva una doble vida. Se asume que es el caso de todos los hombres bisexuales”.
Cuando la bifobia va de la mano de la misoginia
El psicólogo e investigador Andrea Pennasilico es contundente al señalar que aunque gran parte de la bifobia sucede fuera de la comunidad LGTBI, también ocurre dentro: “Históricamente, muchos activistas bisexuales reconocidos se vieron obligados a cambiar su autoidentificación para ser tomados más en serio dentro de la comunidad, y otros fueron borrados más tarde al ser identificados como gais o lesbianas”.
Este borrado de la autoidentificación la expone el colectivo Bisexuales y Combativas en su cuenta de Twitter al señalar que la histórica feminista Kate Millet era bisexual pero se la nombra como lesbiana.
La activista y formadora Elisa Coll también puntualiza que la bifobia procede mayoritariamente de la heteronorma, pero matiza que “también existe en la comunidad LGTBI”: “Creo que la bifobia que procede de ahí es la que más duele”, sentencia.
“Hay mucho estigma para las mujeres bisexuales asociada en muchos casos a la femmefobia [penalización por performar la feminidad]. Las mujeres bi y las mujeres trans llevamos esta carga de ser el caballo de Troya del cisheteropatriarcado. Creo que esta idea de que nos acostamos con el enemigo es un esencialismo tanto de la masculinidad como de la feminidad”, apunta Coll.
En este sentido, Coll recuerda que “en la cultura pop lésbica está muy arraigada en la bifobia”: “A las mujeres bisexuales se nos villaniza, se nos presenta como si fuésemos las malas que dejan a una mujer por irse con un hombre, que es el enemigo. Esta idea de que te enamoras de una bi y te rompe el corazón. Es una excusa para expulsar a compañeras que no solo aportan, sino que necesitan esos espacios. La conversación queer y feminista no está completa sin nosotras”, analiza.
Nuria reconoce haber sufrido algunos comentarios cargados de bifobia y misoginia: “Por ejemplo, que las bisexuales no somos de fiar o que el sexo entre mujeres nos parece insuficiente”, cuenta a Newtral.es.
“He oído más de una vez discursos del tipo: ‘Estoy harta de que mis amigas bi y hetero me hablen de sus relaciones con los tíos’. Como si ellos fuesen directamente el enemigo. La politización feminista no debe ir por ahí”, relata Olympia. Lara comparte esta opinión al señalar que “si no dejas espacio para que tus amigas te cuenten cómo se relacionan con hombres quizá no les estás dando espacio para visibilizar casos de violencia sexual, física o psicológica”.
“A menudo parece que las bisexuales seamos invitadas de honor en los espacios bolleros, como si nos dejasen una parcelita para jugar a ser LGTBI. Una especie de: ‘¡Hoy han venido a divertirse a El Hormiguero… las bi!’. No somos un anexo. Nos atraviesa una violencia que a veces se solapa con la que sufren las lesbianas, pero que en otras ocasiones es diferente”, concluye Elisa Coll.
“Veo problemático el discurso que penaliza y deslegitima la experiencia de las mujeres bisexuales que son muy femeninas, como si las que se maquillaran fueran menos válidas, menos dignas de pertenecer a la comunidad LGBTI+. Esto no se contrapone a la discriminación que viven las que no son tan normativas, creo que son dos cuestiones que coexisten. Entiendo que si soy bi y voy por la calle con mi novio no me va a pasar nada, a diferencia de la discriminación que pueden sufrir dos mujeres, pero no se puede construir el discurso solo desde la visibilidad en pareja. No solo se trata de con quién estamos, sino de quiénes somos”, apostilla Olympia.
Respecto a la feminidad, Lara señala que “esta sigue siendo penalizada socialmente”: “La gente cree que por adaptarme a lo que supuestamente es la norma le estoy haciendo el juego a los estereotipos de género. Yo tengo mi propia expresión de género. Vivimos en una sociedad donde a veces te cuestionan como víctima de violencia sexual por llevar minifalda, ¿de qué privilegio hablas? Entiendo que performar la masculinidad cuando eres una mujer implica una discriminación muy visible, pero yo también sufro otro tipo de prejuicios. Esto no es un concurso de opresiones, esto va de tejer alianzas”.
Por su parte, Marina critica que se conceptualice el deseo solo desde la genitalidad. Como persona no binaria bisexual, recuerda cuando una amiga la llevó a un bar lésbico “para que acabase de salir del armario”: “Fue una de las peores experiencias de mi vida. Me sentí atrapada, cuestionada, y ninguna de mis amigas me ayudó. De hecho, varias mujeres lesbianas me rechazaron por ‘haber catado pene’”, explica a Newtral.es.
Cada vez más, la B del colectivo LGTBI se hace visible y construye un discurso común no solo sobre la bifobia con el objetivo de nombrar esta violencia y reconocerla, sino sobre cómo tener referentes propios, memoria y una cultura popular. Como explica a Newtral.es la investigadora bisexual Ana Amigo, que próximamente publicará el ensayo Biciosas en la editorial Kaótica: “Nuestras identidades se han construido cogiendo un poquito de aquí y un poquito de allá, montando puzles de teoría marica y lesbiana, de feminismo, de sentirnos un poco en el limbo porque se nos muestra que el colectivo LGBTI+ no nos pertenece. La bisexualidad tiene un potencial político que está en construcción”.
- How deep is the cut? The influence of daily microaggressions on bisexual women’s health (Psychology of Sexual Orientation and Gender Diversity, 2022)
- The Invisi_les: Biphobia, Bisexual Erasure and Their Impact on Mental Health (PuntOorg Internacional Journal, 2019)
- Where Does the “B” Belong?: Anti-Bisexual Experiences, Self-Stigma, and Bisexual Individuals’ Sense of Belonging (Journal of Bisexuality, 2019)
- Combating Bisexual Erasure: The Correspondence of Implicit and Explicit Sexual Identity (Social Psychological and Personality Science, 2020)
- Bisexual mental health: Findings from the ‘Who I Am’ study (Australian Journal of General Practice, 2019)
- Resistencia bisexual (Editorial Melusina)
- Elisa Coll, activista bi, investigadora, formadora y autora del ensayo Resistencia bi
- Andrea Pennasilico, psicólogo e investigador en la Universidad Napoli Federico II (Italia)
- Colectivo Bisexuales y Combativas
- Testimonios de Lara, Daniela, Marina, Julio, Carlos, Ignacio, Olympia, Blanca, Nuria, Patricia y Ana
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