Colas más largas y poco inclusivos: así afecta la segregación por género a la calidad de los baños públicos

Algunas ciudades ya cuentan con baños sin género
Cola para entrar en los baños públicos | Shutterstock
Tiempo de lectura: 11 min

Girona quiere baños sin género en sus establecimientos municipales, es decir, que sean más inclusivos con la comunidad LGTBI, especialmente con las personas trans. Tal y como informa el Ayuntamiento de la localidad, este mes de abril ha comenzado el cambio de los carteles con pictogramas en algunos lavabos públicos. No es la primera ciudad en llevar a cabo una iniciativa así. Por ejemplo, en 2018, el Ayuntamiento de Madrid instaló baños públicos unisex y usables para personas con alguna discapacidad física. Similar es el caso de Castellón, que en 2021 ampliaba la red de baños públicos, también mixtos y adaptados a las personas con movilidad reducida. Y en Huelva, el Consistorio rehabilitó en 2016 los aseos del Parque de Las Palomas, eliminando la segregación por género.

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Pero ¿qué implica que los baños públicos sean inclusivos? ¿Cuál es la problemática asociada a la segregación de los aseos? ¿Cómo se puede mejorar la calidad de las instalaciones?

La experiencia trans en los baños públicos

“En la infancia me enseñaron que por mi género asignado al nacer tenía que ir al baño de chicas. Pero como chico trans, la experiencia con los baños públicos ha sido muy hostil. De estar en una cola y que te miren raro y te digan: ‘Creo que te has equivocado de aseo’. O que te intenten echar porque, efectivamente, te leen como chico. Y si voy al baño de hombres, ya no solo te expones a violencia verbal, sino a violencia física”, cuenta a Newtral.es Beatriz Pérez, arquitecto

Su paso por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Universidad Politécnica de Madrid) se vio atravesada por su experiencia trans, por lo que, de cara a hacer su Trabajo de Final de Grado, decidió centrarse en el conflicto entre el género y el diseño de los cuartos de baño. Así es como detectó que, por ejemplo, en los baños masculinos “hay muchas menos papeleras”: “Fui a cambiarme el tampón y me quedé con el aplicador en la mano porque no tenía dónde tirarlo”, añade.

También advirtió que las cabinas facilitan la privacidad, pero no tanto la seguridad: “Si no hay un espacio de socialización, te puedes ver muy expuesto a cierta violencia si no hay nadie más para ayudarte”, explica Pérez. 

A esta conclusión llegó también el arquitecto Joel Sanders, y profesor en la Universidad de Yale, que, junto a un equipo multidisciplinar, ha diseñado un prototipo de baño sin marcador de género, con cubículos adaptados a las necesidades de personas con movilidad reducida, y en el que hay una parte central que ha denominado “espacio social animado”. Esto “reduciría el riesgo de violencia”, fomentando la socialización y una espera más confortable.

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Los baños sin género es una de las propuestas del arquitecto Joel Sanders
Ejemplo de baño sin género diseñado por Joel Sanders y su equipo

Atxu Amann y Alcocer, arquitecta, profesora e investigadora en la Universidad Politécnica de Madrid, también diseñó cómo sería un baño público unisex e inclusivo. Lo hizo después de “una pequeña gran revolución en la Escuela de Arquitectura”: “Nos dimos cuenta, tanto parte del profesorado como del alumnado, de que en los baños de mujeres se formaban grandes colas debido a que en los de ellos había más puntos para orinar y retretes, pero nosotras solo teníamos dos retretes. También había alumnado trans y no binario que tenía problemas a la hora de acceder a los baños. Quitamos los carteles de ‘Caballeros’ y ‘Señoritas’ y pusimos pegatinas con los nombres de todo el mundo en la escuela. Tomamos los baños públicos, los usábamos indistintamente”, cuenta en conversación con Newtral.es.

Eso desembocó en una propuesta para rediseñar por completo estos espacios separados, creando baños sin género y accesibles: “Contemplamos no solo los derechos de personas LGTBI, sino también la dificultad que puede suponer acceder a un aseo si eres una persona en silla de ruedas o ciega”. 

Así, el resultado fueron espacios mixtos y sin esquinas: “De esta manera tienes espacios amplios donde una silla de ruedas puede girar sin problemas, facilitando la movilidad. También beneficia a las personas sin visión al tener una trayectoria continua por la que pasar el bastón. Además, al eliminar las esquinas, se mantienen más limpios, ya que son focos de suciedad”, explica Amann y Alcocer. 

Baños sin género: más beneficios para toda la población

En este paper sobre el acceso a los baños públicos por parte de minorías sexuales (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2019), las investigadoras señalan que la infancia LGTBI hace más evitación que la población que se sitúa en la norma, ya que sienten amenazada su identidad. Llegan a experimentar “ansiedad y miedo crónicos”, algo que, según las autoras, tiene un impacto en cómo retrasan el momento de, por ejemplo, acudir a orinar, con consecuencias tanto emocionales como físicas (problemas de vejiga). 

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En conversación con Newtral.es, Kathryn H. Anthony, investigadora y profesora de Arquitectura en la Universidad de Illinois, explica que “los baños separados por género pueden ser espacios hostiles donde las personas trans están en peligro al ser víctimas de ataques y agresiones sexuales”. Y añade que “históricamente han sido lugares donde también se ha producido discriminación por raza, etnia, discapacidad y orientación sexual”.

Pero la población trans no es la única que enfrenta problemas a la hora de acceder a baños públicos: “La evidencia apunta a que en los baños catalogados para mujeres la espera es mucho mayor por las colas que se forman. Eso puede causar serios problemas de salud”, apunta Kathryn H. Anthony, que compareció en el Congreso de Estados Unidos para denunciar esto.

Así lo señalan también las investigadoras Jo-Anne Bichard y Gail Ramster, investigadoras de diseño accesible en Royal College of Art y autoras del proyecto El diseño inclusivo de baños públicos en el centro de las ciudades: “En un espacio diseñado para mujeres pueden caber tres retretes, mientras que en el de hombres hay dos retretes y cuatro urinarios. Esto duplica la capacidad de ellos para acceder al baño”, explican ambas a Newtral.es, que han respondido las preguntas por e-mail de forma conjunta.

Baños públicos unisex
Baños públicos unisex | Shutterstock

En este paper sobre baños sin género (Behavioural Public Policy, 2020), los investigadores Luc Bovens y Alexandru Marcoci, del ámbito de la filosofía conductual, explican que las iniciativas sobre “baños públicos unisex son enmarcados como algo para facilitar el acceso a las personas trans y a otras personas no conformes con su género”. Sin embargo, apuntan los autores, “los beneficios van mucho más allá”.

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Así, por ejemplo, los baños mixtos “reducen el tiempo medio de espera”, especialmente en el caso de quienes hacen uso de los aseos diseñados para mujeres. Los autores asumen “que será necesario retirar los urinarios”, uno de los factores implicados en que los hombres hagan menos cola. “Los tiempos de espera de los hombres aumentarán”, aunque solo ligeramente, mientras que “los de las mujeres seguirán disminuyendo”, afirman los investigadores. 

La arquitecta Atxu Amann y Alcocer aboga también por los beneficios que aporta diseñar teniendo en cuenta la diversidad: “Es muy interesante porque trabajas poniéndote en la peor de las situaciones, y la solución que aportas acaba beneficiando a la población más normativa. Si das amplitud al baño para tener en cuenta a las personas de movilidad reducida, las personas que no tengan este problema también se benefician del diseño. Si hago baños sin género, con suficientes retretes, esto es positivo para las personas trans, pero da privacidad a cualquier usuario y acorta los tiempos de espera para las mujeres. También puedes incluir los cambiadores para bebés sin que estos vayan asociados necesariamente a un género, como pasa a día de hoy”. 

¿Cómo diseñar baños públicos unisex e inclusivos?

Los investigadores Bovens y Marcoci apuntan en su paper que hay cierta resistencia a la creación de baños públicos unisex mencionando “preocupaciones de seguridad, incomodidad y problemas de higiene”. Sobre este último aspecto, los autores hacen referencia al hecho de que los hombres, habitualmente, orinan de pie, algo que se podría solventar “con soluciones tecnológicas como la limpieza automática”, apuntan las investigadores Jo-Anne Bichard y Gail Ramster. 

En este otro paper sobre la percepción que tiene la población de los baños públicos en general (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2020), los investigadores, del ámbito de la psicología y la salud, concluyen que lo que más se valora es la intimidad (por ejemplo, que el cubículo tenga pestillo), la higiene y la usabilidad (que tenga elementos esenciales como un perchero, papel higiénico o una papelera).

En este sentido, la arquitecta Atxu Amann y Alcocer señala que “a la hora de repensar los baños públicos no se trata solo de cambiar los pictogramas de la puerta de entrada, sino de acondicionarlo teniendo en cuenta estos elementos”. “De lo contrario, corremos el riesgo de que la población esté descontenta con el resultado del diseño vendido como ‘inclusivo’, concluyendo que es mejor volver a la fórmula anterior”, añade.

Bichard y Ramster consideran que la pandemia de coronavirus podría ser una oportunidad para replantear el diseño de baños sin género y más accesibles. En esta guía al respecto, las investigadoras apuestan por cubículos más amplios, retretes en los que la tapa se levanta con un sensor para evitar el menor contacto posible, dispensadores de papel en vez de rollos de papel, mejores sistemas de ventilación y limpieza automática del inodoro.

Los baños públicos unisex también deben contemplar la usabilidad y la higiene
El sistema de baño público diseñado por Jo-Anne Bichard y Gail Ramster

Sin embargo, Bichard y Ramster recuerdan que, más allá de crear baños públicos inclusivos, el primer paso es “suplir la falta de baños públicos”: “Si apenas hay baños, esto limita la libertad de movimiento de muchas personas: mayores, personas con dependencia del baño por algún tipo de patología… Hay evidencia de que la falta de baños contribuye a la soledad y al aislamiento, algo que tiene un impacto directo en la salud mental”.

En este sentido se pronuncia también Atxu Amann y Alcocer al señalar la hostilidad urbanística que supone que haya tan pocos baños públicos: “La ciudad no permite que pases tiempo al aire libre. Esto es un problema, sobre todo si tienes una enfermedad que hace que tengas que usar el baño cada poco tiempo o eres una persona mayor que también tiene esta dependencia. Hay que fomentar que haya muchísimos más baños públicos y, a ser posible, que no obstaculicen las aceras. Mi apuesta es que cada vez que se construye un edificio, por ley tengas que ceder el bajo para que el Gobierno local construya aseos en condiciones. Así, habría un baño público cada cien metros”, concluye.

Fuentes consultadas

  • Páginas web de los ayuntamientos de Girona, Madrid y Huelva sobre las iniciativas de baños sin género
  • Beatriz Pérez, arquitecto y autor del Trabajo de Fin de Grado Lxs trans también mean (Universidad Politécnica de Madrid, 2021)
  • Prototipo de baño público unisex e inclusivo diseñado por Joel Sanders, arquitecto y profesor en la Universidad de Yale
  • Bladder Health Experiences, Perceptions and Knowledge of Sexual and Gender Minorities (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2019)
  • The gender-neutral bathroom: a new frame and some nudges (Behavioural Public Policy, 2020)
  • The Development of a Public Bathroom Perception Scale (International Journal of Environmental Research and Public Health, 2020)
  • Publicly Accessible Toilets after COVID-19 (Imran Nazerali, Gail Ramster and Jo-Anne Bichard, 2021)
  • Jo-Anne Bichard y Gail Ramster, investigadoras de diseño accesible en Royal College of Art y autoras del proyecto El diseño inclusivo de baños públicos en el centro de las ciudades
  • Atxu Amann y Alcocer, arquitecta, profesora e investigadora en la Universidad Politécnica de Madrid
  • Kathryn H. Anthony, investigadora y profesora de Arquitectura en la Universidad de Illinois

3 Comentarios

  • Hay dos sexo masculino y femenino. Hay trans masculino y trans femenino. Las mujeres y los hombres tienen distintos pudores por lo cual las mujeres necesitan sus baños y los hombres los suyos .a todo esto la mujer para hacer sus necesidades siempre tiene que sentarse mientras que el hombres orina de pie lo que esto provocaría problemas de higiene. Los homosexuales que hagan lo que quieran pero tendría que respetar su sexo de nacimiento. No es justo que por la minoría paguen el resto de las personas en su comodidad . Y

  • En serio no somos capaces de ver el problema que generaría dicho modelo. El proyecto puede ser interesante en ciertos espacios donde se aglutinen cientos de personas. Una propuesta muy bonita, pero muy alejada de las posibilidades reales. ¿Ustedes dejarían a su hija de 14 años en un aseo mixto donde entran hombres trans? Yo no, y me sabe mal por que pagan justos por pecadores.

  • Hermosisimo proyecto, muy esperanzador y todas las ganas de que funcione y se implemente en más lugares.