Las primeras mujeres en cogerse la baja menstrual: “Me costó dar el paso porque me sentía una floja al lado de mis compañeras”

baja menstrual
Imagen: Shutterstock
Tiempo de lectura: 11 min

Galicia Méndez lleva viviendo más tiempo con dolor que sin él. Con 15 años tuvo su primer “episodio de hemorragia masiva” debido a la menstruación. Y con 37 se acogió por primera vez a la baja menstrual. Entre medias, “reglas abundantes, anemia, hinchazón, cansancio y dolor, muchísimo dolor”, explica a Newtral.es. Ella es una de las usuarias que han ejercido este derecho laboral que entró en vigor el pasado 1 de junio tras la reforma de la ley del aborto. Desde ese día y hasta el 30 de septiembre, se han registrado 717 bajas, según detalla a este medio el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social. Cabe recordar que el número no hace referencia a personas, sino a bajas registradas, ya que una misma persona puede acogerse a este permiso menstrual cada mes. 

Publicidad

Aun así, desde Inclusión y Seguridad Social señalan que “los procesos han crecido en el último mes”. Si entre junio y agosto se registraban 495 bajas menstruales, al cierre de septiembre se contabilizan ya 717. La media de duración es de 2,8 días. 

¿Son pocas bajas menstruales? Es difícil responder a esa pregunta. En primer lugar, como explica a Newtral.es Irmina Saldaña, médica de Atención Primaria, “lleva muy poco tiempo funcionando, y todavía hay que darle publicidad al tema, que se sepa que existe”. Por otro lado, como apunta a Newtral.es Irene Aterido, fundadora de EndoMadrid, “hay muchas mujeres que sufren dismenorrea [dolor de regla] pero que no están diagnosticadas con la patología que les daría derecho a la baja”. 

Cómo funciona la baja menstrual y quiénes la pueden pedir

La reforma de la ley del aborto incluyó la baja menstrual para quienes sufran menstruaciones dolorosas o incapacitantes. Pero como explicaba a Newtral.es Emilia de Sousa, abogada laboralista especializada en derechos reproductivos, “no se trata de poder coger la baja médica por una regla dolorosa sin más, sino que hablamos de supuestos en los que existe una patología previamente diagnosticada que da lugar a una sintomatología realmente incapacitante”. “El diagnóstico en sí de dicha patología ya es más que suficiente para que se pueda acceder a este tipo de incapacidad temporal», añadía. 

Así, se puede beneficiar de este permiso cualquier persona que cuente con un diagnóstico médico de dismenorrea secundaria: una menstruación dolorosa asociada a patologías como la endometriosis, miomas, adenomiosis y dolencias como inflamación pélvica, pólipos endometriales y ovarios poliquísticos, entre otras.

La baja es retribuida desde el primer día a cargo de la Seguridad Social, cobrando un 60% del salario. A partir del día 21, la retribución será del 75%, aunque como explicaba De Sousa, nunca se llegará al día 21 porque “serán bajas de pocos días”. “Nunca cobrarán el 75% de la base reguladora”, apuntaba.

Publicidad

El abogado laboralista Javier de Cominges señalaba la importancia de poner el foco “en la discriminación por sexo”. “Hasta ahora, una mujer, si padecía dolores menstruales que le producían incapacidad, tenía que ir a su médico cada mes y pedir una baja, con una pérdida salarial durante los tres primeros días, que es lo que duran en su mayoría estas bajas. Esto significa que, por menstruar, estaban en desventaja económica frente a sus compañeros”, añadía en conversación con Newtral.es.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) señala que hay dos tipos de dismenorrea: la primaria y la secundaria. La primaria consistiría en el “dolor menstrual sin patología orgánica demostrable”. La SEGO apunta que el 50% de quienes menstrúan sufren esta dismenorrea. Además, un 10% “están incapacitadas 1-3 días al mes para atender sus obligaciones académicas o de trabajo”. Sin embargo, quienes tengan este tipo de dismenorrea no pueden acogerse a la baja menstrual.

¿Quiénes sí? Las mujeres que tengan dismenorrea secundaria, que según la SEGO es el “dolor menstrual asociado a patologías pélvicas como endometriosis, adenomiosis, miomas uterinos, pólipos endometriales, enfermedad pélvica inflamatoria, estenosis cervicales primarias o después de cirugía uterina, malformaciones uterinas y congestión pelviana”. De cara a saber cuántas mujeres podrían acogerse a una baja menstrual, habría que saber cuántas hay diagnosticadas con alguna de estas patologías que, a la vez, estén en edad reproductiva y estén trabajando. 

La médica Irmina Saldaña explica que “la endometriosis es una de las principales patologías que causan la dismenorrea secundaria”. Este artículo científico (Revista Clínica e Investigación en Ginecología y Obstetricia, 2021) señala que tiene “una prevalencia del 10% en mujeres en edad reproductiva”. Esto supondría “unos dos millones [de afectadas] en el estado español”. Sin embargo, “las cifras de mujeres diagnosticadas son muy bajas, ya que la endometriosis tiene una media de retraso en el diagnóstico de 10 años”, apunta Irene Aterido. 

Así es la experiencia de quienes han usado este permiso

Además de fundadora de EndoMadrid, Irene Aterido es otra de las usuarias que se ha acogido a la baja menstrual: “La endometriosis habitualmente se trata con terapia hormonal para suprimir la menstruación. Pero no a todas nos funciona ese chute hormonal o no es deseable para nosotras. Tampoco es justo que se prescriba prácticamente de forma casi automática”. “La baja menstrual viene bien para que no se me reduzca el salario durante unos días al mes. Pero es una medida más. Hace falta más investigación para diagnosticar y tratar con más eficacia”, añade. 

Publicidad

Silvia, quien prefiere omitir su apellido por privacidad, recibió su diagnóstico de endometriosis hace tres años y pidió la baja menstrual el pasado septiembre: “En mi caso estoy buscando embarazo, así que tomar la píldora anticonceptiva no es una opción. Y los antiinflamatorios no me hacen nada. Para mí es un alivio poder pasar los dos primeros días de regla en casa porque suelo tener náuseas, unas migrañas muy fuertes y un dolor abdominal que me deja doblada”, explica a Newtral.es.

Para Galicia, quien también sufre endometriosis y tiene ovarios poliquísticos, la terapia hormonal tampoco es una solución: “Soy paciente psiquiátrica, así que en mi caso este tratamiento hormonal me afecta de forma negativa. Así que aprendes a vivir con dolor: iba a trabajar arrastrándome, me costaba rendir, volvía a casa llorando… Es un enmascaramiento brutal el que tienes que hacer, además de lo difícil que es concentrarte con dolor y ser productiva”. 

Tanto Silvia como Irene y Galicia explican que el proceso para solicitar el permiso fue acudir al centro de salud, como con cualquier otra baja. “Fui en cuanto conseguí cita y mi médica de cabecera me estaba haciendo un justificante para el trabajo y le dije que no, que quería la baja menstrual. Me dijo que ella no podía certificar que tuviese dismenorrea. Le dije que en mi historial constaba que tenía endometriosis y finalmente me la dio”, explica Galicia.

“En mi caso, el médico fue muy amable. Pero me costó dar el paso porque me sentía una floja al lado de mis compañeras. Siempre sobrevuela esta idea de que estás exagerando o de que te quieres escaquear. Mi miedo es ser la única que recurrentemente se coge la baja y que eso acabe penalizándome en el trabajo”, apunta Silvia. 

Este es uno de los motivos por el que Elena, quien también prefiere omitir su apellido, no ha ejercido este derecho a pesar de sufrir reglas incapacitantes: “Ahora me están tratando con progesterona pero, aun así, hay meses insoportables. Parece que quedarte en casa sea un capricho. Cuando empezó a hablarse de la baja menstrual, muchas compañeras bromeaban y decían cosas como ‘ah, mira qué bien, ahora nos podemos librar de trabajar tres días al mes’. En un ambiente así, la verdad es que me da miedo que se me juzgue o se me señale”, explica a Newtral.es.

Publicidad

Irene recuerda que “cada mes que se necesite la baja, hay que acudir al centro de salud, no es algo automático”. “Aunque te encuentres muy mal, como con cualquier otra baja tienes que ir a que te evalúe tu médico, que ya tendrá constancia en tu historial que sufres una patología previa que cursa con dismenorrea”, añade. 

La ausencia de investigación y la mirada masculina en la Medicina

Ana Ferrer, vicepresidenta de la Asociación Estatal de Afectadas de Endometriosis (ADAEC), explica a Newtral.es que “gracias a esta baja, se pone de manifiesto que el dolor no es necesariamente normal”. “Esto puede hacer que haya mujeres que vayan al médico para que les busquen si tienen alguna patología”, añade. Sin embargo, expone que “es un primer paso, no una solución definitiva”.

“Como a muchas mujeres con endometriosis se les pauta directamente un tratamiento para suprimir la regla, se piensa que con eso ya está solucionado el problema”, prosigue Ferrer, quien apunta que la medicalización puede empañar la búsqueda activa de tratamientos para otra sintomatología asociada a la endometriosis: “Dolor al tener relaciones sexuales con penetración, dolor pélvico crónico… Hay dolor más allá de la dismenorrea. La medicina no puede pensar que un tratamiento hormonal o antiinflamatorio junto con una baja menstrual solucionan el problema. Hay que seguir investigando”, añade. 

Precisamente esto es lo que exponía la investigación periodística Media España está sangrando cada mes: ni médicos ni científicos saben aún por qué, cuyos autores han ampliado para publicar un ensayo científico sobre los mitos y falsas creencias en torno a la menstruación (Libros del K.O., próximamente).

Su coautora, la periodista y documentalista María Zuil, apunta a Newtral.es que uno de los principales motivos que explican la falta de investigación es “el sesgo de género en la ciencia”: “Durante siglos el ser humano no ha sido capaz de explicar por qué sangrábamos una vez al mes. La regla era vista con desconfianza y mucha superstición, y la ciencia ha heredado esa visión, considerándola una sustancia tóxica y maligna”. Con el paso del tiempo, señala Zuil, la mirada ha cambiado para pasar a considerar la menstruación “como un tema de mujeres, es decir, inferior, y como algo que, además, nos debilitaba”. Una visión que le resta importancia a todo lo asociado con los procesos femeninos.

La periodista pone de manifiesto esta ambivalencia entre las dos miradas que han existido —y coexistido— al hablar de la baja menstrual: “Durante siglos se ha considerado que las mujeres tenían menos capacidad por el hecho de tener la menstruación. Había quienes pensaban que, en general, no podíamos estudiar porque éramos improductivas una vez al mes, algo que condicionaba nuestro intelecto. Ahora se considera que es un cuento decir que no puedes ser productiva dos o tres días al mes”.

En este sentido, María Zuil expone el paralelismo existente con el embarazo: “Habrá mujeres que piensen que, por acogerse a este permiso, tienen más posibilidades de perder el trabajo que compañeros hombres, como pasaba con la gestación. Hay que buscar mecanismos que hagan que las mujeres se sientan cómodas con su decisión”.

Como señala a Newtral.es Mireia Pérez, investigadora predoctoral en la Universidad Pompeu Fabra, “la solución no puede pasar por renunciar a la maternidad por no querer que nos despidan, las leyes tienen que blindar esas cuestiones”. Pérez, cuya tesis versa sobre la representación de la menstruación en la publicidad, explica que “para la mirada masculina, no cuadra menstruar, ni gestar, ni maternar… La regla ya está normalizada, lo que no está permitido es mostrarla o hablar de ella desde la reivindicación, la autonomía o la agencia propia”. 

Irmina Saldaña considera que médicas de Atención Primaria como ella tienen la labor “no solo de hacer esa gestión para conceder la baja, sino de informar a sus pacientes de que existe, así como de preocuparse por cómo esta dismenorrea afecta a la calidad de vida de las mujeres en otros ámbitos más allá del trabajo”.

Fuentes
  • Irmina Saldaña, médica de Atención Primaria
  • Ministerio de Inclusión y Seguridad Social
  • Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)
  • Irene Aterido, fundadora de EndoMadrid, afectada de endometriosis y usuaria de la baja menstrual
  • Ana Ferrer, vicepresidenta de la Asociación Estatal de Afectadas de Endometriosis (ADAEC)
  • Galicia Méndez, afectada de endometriosis y usuaria de la baja menstrual
  • Silvia, afectada de endometriosis y usuaria de la baja menstrual
  • Elena, afectada de endometriosis
  • María Zuil, periodista y coautora de ‘La mitad que sangra’ (Libros del K.O., 2023)
  • Mireia Pérez, investigadora predoctoral en la Universidad Pompeu Fabra