En esta legislatura hay una serie de diputados que, con independencia del partido, comparten un rasgo con Pedro Sánchez. Son los dirigentes que como él han llegado al Congreso de rebote, por la baja que causó el diputado iba justo delante de ellos en las listas.
A Sánchez le ocurrió hasta en dos ocasiones antes de llegar a la secretaría general del PSOE y garantizarse un puesto de segura elección. En 2009 cuando era concejal en el Ayuntamiento de Madrid, entró para sustituir a Pedro Solbes, quien hasta hacía unos meses había ocupado la vicepresidencia del Gobierno. En la siguiente legislatura, Sánchez volvió a quedarse en el banquillo pero, pasado un año, entró por Cristina Narbona, a la que su elección como miembro del Consejo de Seguridad Nuclear le obligó a dejar el Congreso.
Los nuevos nombramientos son la causa que hay detrás de la mayoría de las renuncias a la Cámara baja en lo que llevamos de legislatura. De los 350 diputados que fueron elegidos en las elecciones de noviembre de 2019, hay 47 que han causado baja, el 13,4%. O lo que es lo mismo: casi uno de cada seis.
La última en integrar esta estadística ha sido la socialista Magdalena Valerio, quien ha dejado libre la plaza que ocupaba como diputada por Guadalajara para presidir el Consejo de Estado. El siguiente en esa lista electoral era Aurelio Zapata.
Los diputados de PSOE y Unidas Podemos acumulan la mayoría de las bajas en el Congreso
El mayor baile de escaños se ha dado en las formaciones que componen el Gobierno por convertirse algunos de sus diputados en altos cargos del Ejecutivo una vez se cerró el acuerdo de coalición u ocupar puestos que dependían del Consejo de Ministros.
Ministros sí, pero no diputados. Al inicio de la legislatura, previendo que las votaciones iban a ser bastante ajustadas, los socialistas optaron por que la mayoría de sus ministros renunciaran al acta de diputados. Por aquel entonces no se había aprobado el nuevo régimen del voto telemático y ante la posibilidad de que por un viaje internacional debieran ausentarse de la sesión poniendo en peligro la aprobación de una norma, tomaron esa decisión.
De esta forma, causaron baja hasta nueve ministros: Teresa Ribera, Margarita Robles, Luis Planas, Reyes Maroto, Fernando Grande-Marlaska, José Guirao, Pedro Duque, Isabel Celáa y Juan Carlos Campo. Otros como Carmen Calvo, José Luis Ábalos y el propio Sánchez mantuvieron su escaño, de la misma manera que los integrantes morados de la coalición.
Hubo otros nombres que, en esta línea, cambiaron el hemiciclo por un despacho del Gobierno: Noelia Vera -actualmente apartada de la vida política- como secretaria de Estado de Igualdad, Pedro Saura -en estos momentos, presidente de Paradores- en el puesto de secretario de Estado de Transportes o Victoria Rosell, al frente de la delegación del Ejecutivo contra la violencia de género, entre otros.
Nombramientos incompatibles con el escaño. En casos como el de Dolores Delgado o ahora el de Magdalena Valerio tuvieron que dejar su puesto en el Congreso porque era incompatible con el cargo de fiscal general del Estado y presidenta del Consejo de Estado, respectivamente.
Crisis internas y ofertas privadas como motivo de la baja de un diputado en el Congreso
Pocos partidos nacionales han escapado esta legislatura de una crisis interna y, en ocasiones, esta ha resonado hasta las paredes de la Cámara Baja. A Pablo Casado y Pablo Montesinos se los llevó por delante la rebelión que terminó con Alberto Núñez Feijóo como líder popular, mientras que la diputada de Ciudadanos Marta Martín dejó tanto la formación como su cargo público por desavenencias con la dirección naranja.
La cúpula de Red Eléctrica Española -que tiene al Estado como principal accionista- nombró a la socialista Beatriz Corredor como presidenta y la de la consultora EY a la popular Isabel García Tejerina como asesora, puesto que compatibilizó con el escaño unos meses antes de dedicarse de lleno a la actividad privada.
Elecciones autonómicas que terminaron con la carrera de diputados
Hasta seis dirigentes quisieron cambiar la madrileña carrera de San Jerónimo por la sede de un parlamento autonómico. Con más y menos suerte. Ignacio Garriga (Vox) logró un resultado histórico para Vox en Cataluña, todo lo contrario que Macarena Olona en Andalucía.
Tampoco cumplió las expectativas la candidatura de ‘Por Andalucía’ que integraba el diputado morado Juan Antonio Delgado, ni un año antes la que encabezó Pablo Iglesias en los comicios madrileños. En su caso, su candidatura le supuso renunciar también a la vicepresidencia del Gobierno y fue tal el varapalo que dejó la política.
Por su parte, los representantes de Junts Laura Borrás y Jaume Alonso-Cuevillas experimentaron un sabor agridulce: su partido quedó en tercera posición, pero Borrás se aseguró la presidencia del Parlament catalán, cargo en el que se mantuvo hasta que fue suspendida.
En clava canaria: el escaño que sigue sin ocuparse y el que cambió por un acuerdo electoral
Aunque su baja se formalizó hace casi un año, el escaño de Alberto Rodríguez sigue sin cumplirse. El diputado de Unidas Podemos fue condenado por el Tribunal Supremo por atentado contra la autoridad con una pena que incluía la inhabilitación temporal para sufragio pasivo (el derecho a ser elegido como cargo público).
Ante este dictamen, la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, le retiró el acta de diputado, algo que Rodríguez recurrió al Tribunal Constitucional. Sin embargo, todavía no ha llegado ni el fallo del alto tribunal ni su reemplazo en la cámara.
Sí que ha habido recambio para la silla que dejó el representante de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. Por un acuerdo preelectoral, el diputado se comprometió a dejar su escaño a los 30 meses para cederle su puesto a una representante de Coalición Canarias. Y así ha sucedido: desde hace unos meses, María Fernández acompaña a Ana Oramas.
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