La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, criticó al Gobierno central por intentar equiparar las “cañitas” con “la droga”, después de lo cual agregó que “a la ministra [de Sanidad] le gustan los porros; a mí, la fruta” (min. 41:02).
- “Nos gustan las terrazas, la alegría, la cervecilla, el vino…”, indicó durante un acto del PP este 1 de junio en el que acusó al Ejecutivo de estigmatizar “las cañitas” (min. 40:43).
Contexto. Sobre el alcohol y sus efectos, el Gobierno central aprobó un proyecto de ley para prevenir el consumo de alcohol en menores de edad a mediados de marzo de este año.
- Entre las medidas que incluye se encuentra la prohibición del consumo en lugares “donde la presencia de menores sea mayoritaria”, como colegios o institutos, así como de la publicidad sobre alcohol dirigida a este sector de la población.
Asimismo, a finales de septiembre de 2024, el Ministerio de Sanidad publicó el borrador del real decreto para dispensar preparados a base de cannabis “con fines terapéuticos”, limitada para ciertas patologías, algunas de las que no se alivian con los tratamientos habituales.
Las “cañitas” de las que habla Ayuso. Como recoge la Asociación Española de Pediatría (AEP), el alcohol es una droga que “deprime el sistema nervioso central”. “Es decir, enlentece las funciones del cerebro”, indica en un artículo de su página web.
- Entre estas sustancias está la cerveza, una bebida alcohólica fermentada.
- La propia página web de la Comunidad de Madrid se refiere al alcohol como una droga. Sanidad indica que es la sustancia psicoactiva más consumida en España
Según Laia Miquel de Montagut, doctora de la unidad de adicciones del departamento de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona, el consumo de alcohol afecta a la capacidad de reacción, de decisión y produce sedación.
A largo plazo, además de “muchas enfermedades físicas”, como problemas hepáticos o cáncer, puede provocar enfermedades mentales, como la depresión o los delirios, estos últimos sobre todo en caso de abstinencia.
- De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se produjeron 2,6 millones de muertes en todo el mundo como consecuencia del consumo de alcohol, el cual afecta especialmente a los jóvenes de 20 a 39 años.
Para Francisca López-Torrecillas, catedrática y directora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, su consumo crónico puede llevar a una neurodegeneración progresiva y daño estructural en el cerebro “incluso en cantidades moderadas”. (*)
El cannabis. El componente del cannabis con efectos psicoactivos es el THC, que se relaciona con efectos nocivos como la dependencia o con un mayor riesgo de aparición de problemas de salud mental, como depresiones o psicosis, según publicó Sanidad en un informe.
- De acuerdo con datos de 2022 de Sanidad, el cannabis es la droga más presente en los episodios de urgencias hospitalarias (46,2%), seguida de la cocaína (46,1%) y del alcohol (43,4%) –en el que se incluirían las “cañitas” de las que habló Ayuso en sus declaraciones–, aunque este último solo se registra cuando aparece con otra sustancia.
Como explica a Newtral.es Koldo Callado, profesor de Farmacología en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), aumenta el riesgo de padecer esquizofrenia en “la gente que tiene una predisposición genética a tenerla”, así como de empeorar su diagnóstico y tratamiento. También altera la memoria, lo que, en particular en edades tempranas, puede dificultar el aprendizaje.
Funcionamiento en el cerebro. De acuerdo con Manuel Guzmán, investigador del Centro de Investigación Biomédica CIBERNED y coordinador del grupo de señalización por cannabinoides en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), esta sustancia imita y potencia el comportamiento de algunos neurotransmisores.
- Aunque puede utilizarse para lograr efectos médicos buscados, como ocurre con el aumento del apetito o la disminución del dolor para algunas enfermedades, existen riesgos en el consumo no médico del cannabis. El mayor es el de un “brote psicótico”, aunque, para Guzmán, esto ocurre con una incidencia “muy baja”.
Sustancias de abuso. Para Laia Miquel, tanto las “cañitas” como los “porros” de los que habla Ayuso se pueden definir como drogas ya que “afectan al circuito de recompensa de la misma manera”.
- “Ambas sustancias producen una liberación de los niveles de dopamina (…) que son los que se relacionan con la adicción”, destaca a Newtral.es.
Por su parte, pese a reconocer los riesgos generales que pueden suponer tanto el consumo de alcohol como el uso no médico de cannabis, Callado incide en que un factor determinante a la hora de analizar sus efectos es “cuándo se inicia el consumo”.
- De acuerdo con el experto de la UPV, si en el período de maduración del cerebro –hasta los 20 o 25 años– se consumen este tipo de sustancias, puede producirse “una maduración anormal” que aumente los riesgos de padecer enfermedades relacionadas con el cerebro en la edad adulta.
Según López-Torrecillas, de la Universidad de Granada, la diferencia entre las “cañitas” que menciona Ayuso y otro tipo de drogas, como el cannabis, no se basa en su peligrosidad, sino en “una construcción cultural histórica que privilegia unas sustancias frente a otras”.
“Más allá del simbolismo político, el reto de fondo es desarrollar políticas de salud pública coherentes que no se basen exclusivamente en el estatus legal de las sustancias, sino en su impacto real sobre la salud y la convivencia”, sentencia.
*Actualizado para añadir las declaraciones de Francisca López-Torrecillas a Newtral.es.
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