El aumento de la superficie forestal sin control eleva el riesgo de incendios en España

El aumento sin control de la superficie forestal incrementa el riesgo de incendio
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Seis días tardaron los bomberos en controlar el megaincendio de Sierra Bermeja, en Málaga, donde el pasado 8 de septiembre quedaron arrasadas cerca de 10.000 hectáreas. La mayoría de ellas, el 95%, son parte de algún espacio protegido incluido dentro de la Red Natura 2000 y de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía, con grandes extensiones de árboles como el pinsapo.

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España es uno de los países con mayor masa forestal de Europa, y en los últimos años estas zonas verdes no han parado de crecer. Sin embargo, pese a ser una buena noticia, es también un arma de doble filo. Al igual que sucedió con el incendio de Sierra Bermeja, la mezcla del crecimiento forestal ante la ausencia de políticas forestales es el caldo de cultivo para muchos de los incendios que se producen en el país, y que este año han batido récords a nivel mundial con la emisión de 1.760 millones de toneladas de carbono a la atmósfera.

España ha ganado superficie forestal, pero es más homogénea y con menos biodiversidad

La superficie forestal en España ha crecido sin control, llegando a aumentar un 33,6% en 50 años, según los datos del Banco Mundial. Este hecho en general tiende a ser un buen indicador para mitigar el cambio climático y restaurar los ecosistemas. Sin embargo, la dejadez y la falta de gestión ambiental de estos hábitats ha provocado una regeneración natural desordenada y descontrolada de combustible vegetal, idóneo para incendios.

España es uno de los “puntos calientes” de biodiversidad del planeta con más de 85.000 especies. Sin embargo, el último informe de IPBES indica que en el oeste europeo, que incluye España, la pérdida de naturaleza se observa en que la huella ecológica per cápita, indicador que mide el impacto ambiental generado por la demanda humana, es tres puntos superior a la capacidad biológica que tiene una zona para generar recursos. Este exceso de consumo genera en Europa un déficit ecológico.

Según Cristina Montiel Molina, catedrática de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid, “la dinámica de aumento de la superficie forestal en los últimos años obedece a la ausencia de políticas activas y, como consecuencia, al abandono de la superficie agraria privada y pública. Nos encontramos con una extensión de superficie homogénea, sin calidad en cuanto a biodiversidad, producción y utilidad. Es una situación de vulnerabilidad ante cualquier riesgo porque no hay presencia humana ni cultura que permita actuar ante situaciones como los incendios forestales», afirma Montiel. 

El 80% de la superficie forestal en España no cuenta con políticas de gestión

En el informe El reto de la ordenación de los montes privados en España, de la Universidad de Santiago de Compostela, se indica que el 70% de la propiedad forestal en España es privada y el resto de la superficie es pública, controlada en su mayoría por los ayuntamientos que, desde 2003, tienen la obligación de gestionar y llevar a cabo planes de prevención y ordenación del territorio. Pese a esto, el 80% de la superficie forestal española sufre el abandono de la gestión forestal, según el cálculo de los autores. 

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A finales del siglo XIX, se crearon en España los planes de ordenación de bosques para gestionar los montes públicos. Según Juan Picos, ingeniero forestal de la Universidad de Vigo, “el problema es que estos planes no están pensados para montes privados, superficies fragmentadas y de pequeñas dimensiones, muy abundantes en España, que son las que interesa intervenir”. En comunidades autónomas como Galicia la superficie forestal privada llega hasta el 98%, dejando un sector donde el abandono de fincas es cada vez más común, lo que genera un gran peligro ambiental. 

Ante esta situación, la Xunta aprobó el pasado 14 de mayo de 2021 una ley para luchar contra el abandono y recuperar la productividad de las tierras agroforestales. En ella, fija multas que van desde 3.000 euros por abandono de parcelas de más de una hectárea, y pueden alcanzar los 6.000 euros si la superficie es superior a las 10 hectáreas o forma parte de un polígono forestal. 

Como alternativa al abandono de los espacios agrarios, Picos también defiende el uso del Banco de Tierras Agrícolas, un instrumento creado por la Consellería del Medio Rural de la Xunta de Galicia.

Por su parte, Montiel asegura que la solución para gestionar estos terrenos se encuentra en ”la formación de unidades de gestión viables, como las cooperativas de vecinos. Es decir, fomentar el asociacionismo forestal de los propietarios privados para crear proyectos de ordenación de montes que no son productivos”. 

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Creación de un “nuevo entorno rural agrícola” como solución contra el abandono rural

Como consecuencia del abandono de actividades rurales, principalmente agricultura, ganadería y silvicultura; la rápida acumulación de combustible y el estrés al que está sometido derivado del calentamiento global se ha producido una evolución del patrón de incendios hacia los conocidos como “incendios de sexta generación”. Estos incendios son de mayor continuidad y velocidad y evolucionan rápidamente hacia situaciones de megaincendios con afectación múltiple en la interfaz urbano-forestal (IUF), zona en la que el terreno forestal entra en contacto con las zonas edificadas. 

[El Mediterráneo arde por los incendios en verano]

Ante esta situación los expertos ven necesario la creación de un “nuevo entorno rural agrícola” para lograr frenar la despoblación y aprovechar las zonas agrarias en desuso. Para conseguirlo es necesario que exista equidad y lograr una buena calidad de vida en el acceso en condiciones similares a los bienes y servicios. Según Picos, “la clave está en potenciar la gestión para movilizar los recursos naturales y ponerlos en valor”.  

Las vidas humanas son el principal peligro de estos incendios

“Evitar estas catástrofes es responsabilidad de todos. Los equipos de extinción no cuentan con el apoyo necesario para ganar el pulso a esta nueva generación de incendios, necesitan colaboración social”, afirma Federico Grillo, jefe de emergencias del Cabildo de Gran Canarias. 

De las 5.000 viviendas en peligro en los megaincendios de 2019 en Gran Canarias, el fuego solo afectó a una decena, algo que Grillo atribuye en parte a la concienciación y al trabajo previo con la sociedad canaria. 

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Fundaciones como Pau Costa impulsan iniciativas de concienciación social para la gestión y control de los bosques. En Girona crearon el proyecto Rebaños de fuego entre los pastores de la zona y expertos que consiste en la creación de un sello de calidad para vender productos de proximidad de rebaños que han pastado en zonas estratégicas para disminuir el riesgo de incendios. 

El principal objetivo es el control del sotobosque y a su vez favorecer la continuidad de la ganadería extensiva en el territorio, explica la Fundación, que creó el proyecto MeFiTu para “cambiar la forma de entender los incendios forestales y transmitir mensajes claros de actuación para reducir el peligro de las vidas humanas ante incendios”, explica a Newtral.es Nuria Prat, responsable de investigación y desarrollo de la Fundación Pau Costa.

Fuentes: 

2 Comentarios

  • Es motivo de alegria el aumento de la masa forestal en España y sobre todo que fueran especies autoctonas mas seguras en cuanto al peligro de desforestacion o de incendio.Hay que mantener los bosques limpios y sanos para revertir el peligro que supone lo contrario,por eso es importante las ayudas a la España vaciada y que sean los propios lugareños que se encargaran de ello,eso daria trabajo y mas oportunidades a las zonas mas desfavorecidas por la despoblacion.La naturaleza es riqueza pero hay que gestionarla con sentido comun para beneficiarnos todos.

  • Sorprenden que nadie diga que ese “aumento descontrolado” aporta más Co2 a los registros en otoño e invierno; que esos incendios forestales sean la causa de emisiones brutales del mismo gas; que la causa es la despoblación rural en favor de las ciudades; que nos cargamos una gestión nacional forestal impecable en las transferencias regionales que debería haber conservado el estado central; que a la vez los bosques son un sumidero de Co2 gratuito para la sociedad, cuyos organismos públicos imponen fuertes tasas de emisión y se lucran injustamente de esta capacidad que no se retribuye a los propietarios; que la ganadería es fundamental para evitar los incendios pero la cumbre del clima penaliza el metano; que no se aprueban fondos necesarios para evitar la despoblación y se favorece la ciudad desde todos los ámbitos; que en resumen los bosques les importa un comino cuando es la
    Solución real……sin embargo la de ellos es el enchufe la batería y el motor eléctrico ……rumbo al iceberg contramaestre…….