Al menos 84 misiles, según el Gobierno de Ucrania, fueron disparados por el ejército de Rusia el lunes sobre la capital del país, Kiev, un ataque que se ha repetido sobre otras grandes ciudades, entre las que destacan Dnipro, Lviv y Zaporiyia.
Este ataque llega dos días después de que una explosión destruyera parte del puente de Kerch, que une a Rusia con la península de Crimea, región de Ucrania anexionada por Moscú cuyos líderes han atribuido este incidente a actos de “vandalismo ucraniano”, en palabras del Consejo de Estado de Crimea, Vladímir Konstantínov.
Analizamos los motivos para este cambio de tendencia en la guerra entre ambos países.
Rusia inicia un nuevo ataque sobre Kiev tras meses de “calma”
Desde que el pasado 24 de febrero Rusia iniciara la invasión de Ucrania, la capital del país no había sufrido ataques tan acusados como los de este lunes, cuando varios misiles cayeron sobre Kiev. En el conjunto del país, el Gobierno ucraniano ha cifrado en 84 los proyectiles lanzados sobre su territorio, por lo que se ha decretado una alerta aérea y se ha pedido a la ciudadanía que se mantenga “a salvo”.
La mayoría de las explosiones impactaron objetivos urbanos sin valor estratégico, así como infraestructura crítica civil como plantas de producción eléctrica y calefacción. No obstante, el objetivo principal eran las infraestructuras eléctricas.
El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, ha recogido en su último informe que las instalaciones de infraestructura energética de 11 regiones han sufrido desperfectos. Shmyhal también informó de que el suministro de electricidad se interrumpió en todo el país y de que hay problemas en el suministro de agua en ocho regiones.
Las infraestructuras energéticas, el objetivo principal de Putin
El ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, ha informado de que “los objetivos principales de los ataques rusos son las instalaciones energéticas”. “Golpearon muchas ayer y están golpeando las mismas y otras nuevas hoy”, ha recalcado el mandatario en su cuenta de Twitter, donde ha reivindicado que estas acciones son “crear condiciones insoportables para los civiles”.
“Rusia quiere desconectar a Ucrania del calor y el agua para que el invierno obligue a Zelensky a dejar de reclamar tierras ucranianas y trabajar exclusivamente para que la gente no se congele”, ha señalado en su cuenta de Twitter el investigador y director editorial de Riddle Russia. “Putin no tiene a dónde ir más que hacia adelante”, defiende el analista.
Según el analista en relaciones internacionales Jesús Manuel López Triana, esta acción es una “estrategia de imposición de costes”, es decir, “ataques que dañan la infraestructura del país con el objetivo de poner a la opinión pública y al Gobierno en una tesitura que le obligue a firmar una paz”.
Este tipo de acciones también podrían “sugerir que Putin tiene la intención de seguir subiendo la escalera de la escalada peldaño a peldaño y con cautela en lugar de saltar a medidas más dramáticas como el uso de armas nucleares”, opina el think tank estadounidense Institute for the Study of War, cuyos analistas realizan un seguimiento diario del conflicto.
Sin embargo, los analistas concluyen que los ataques rusos a la red energética ucraniana “no romperán la voluntad de lucha de Ucrania”, pero sí pueden “privar” a Putin de parte de su suministro limitado de armas, lo que dificultaría su contraofensiva en territorios en disputada como Kherson y Lugansk.
El ataque al puente de Crimea: ¿detonante de los ataques?
Los ataques sobre Kiev han llegado pocos días después de que un camión explotara en el puente de Kerch, que une el territorio continental con la península ucraniana de Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014. Tras la explosión, el presidente del Comité de Investigación de Rusia, Alexandr Bastrikin, informó que “los autores, ejecutores y clientes son el servicio secreto de Ucrania”.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, señaló en una declaración televisada recogida por la Agencia EFE que “es imposible no responder a crímenes de este tipo” y anunció el lanzamiento de “un ataque de alta precisión desde tierra, mar y aire contra instalaciones energéticas, militares y de comunicaciones de Ucrania”. “Si continúan los intentos de llevar a cabo operaciones terroristas en nuestro territorio, la respuesta de Rusia será firme y su escala corresponderá con el nivel de amenaza contra la Federación Rusa”, añadió.
El puente de Crimea fue inaugurado en 2018 tras una inversión de aproximadamente 3.000 millones de euros y por sus 19 kilómetros de longitud es considerado uno de los más largos de Europa. Jesús Manuel López Triana apunta a Newtral.es que “el puente no sólo tiene valor militar, sino también simbólico”. “Significa el legado de Putin tras la anexión de Crimea”, defiende el experto, quien considera que el ataque a esta infraestructura ha sido como una “bofetada en el orgullo” del mandatario ruso.
“El ataque de Rusia sobre Kiev está directamente relacionado con lo sucedido en el puente de Kerch”, ha asegurado a Newtral.es Kerim Has, analista de seguridad y política energética especializado en Eurasia. Sin embargo, Harim reivindica que “Rusia no necesita un pretexto para atacar a Ucrania”.
En esta línea, López subraya que a la inteligencia ucraniana los ataques “no le han pillado por sorpresa” porque “ya se habían detectado movimientos en las bases rusas incluso antes de que sucediera la explosión del puente”. Por esta razón, el experto subraya que es posible que Puin haya optado por este ataque “porque la movilización no estaba dando los resultados esperados”.
Nuevo comandante, nuevas tácticas y un mensaje interno
Otro factor importante en la nueva oleada de ataques es el nombramiento este fin de semana de un nuevo comandante que dirigirá la guerra, el general Sergei Surovikin.
Hasta ahora, Surovikin dirigía a las tropas rusas que combatían en el frente del sur y antes había liderado la intervención rusa en Siria, en la que ordenó docenas de ataques aéreos y terrestres contra civiles e infraestructura, según un informe de Human Rights Watch de 2020, según el cual las fuerzas rusas bajo su mando atacaron “hogares, escuelas, instalaciones de atención médica y mercados sirios, los lugares donde la gente vive, trabaja, y estudiar». En 1991, durante el golpe de Estado contra Gorbachov, Surovikin lideró al comando del ejército encargado de reprimir a los manifestantes, una acción en la que murieron tres personas.
“El nombramiento de Surovikin refleja un esfuerzo de la comunidad de seguridad nacional rusa para mejorar la ejecución de la operación”, ha reconocido el ministerio de Defensa de Reino Unido. Coincide con esta valoración Kerim Has, quien subraya que, tras meses de pérdidas de territorio, Rusia ha dado un paso adelanta para “energizar las fuerzas” de sus combatientes y su ciudadanía.
Un ataque para mejorar la opinión interna
El nombramiento de una nueva comandancia también puede ayudar a calmar las críticas entre los sectores que se habían levantado contra Putin, resaltan desde Study of War. “La reorganización de las tropas puede servir para desviar la culpa de sí mismo y regenerar el entusiasmo en la comunidad extremista a favor de la guerra”, apunta el think tank, que reconoce que “la comunidad nacionalista rusa a favor de la guerra aplaudió este anuncio”.
Coincide con esta visión Rob Lee, investigador del Departamento de Estudios de Guerra del King’s College de Londres, quien ha señalado en su cuenta de Twitter que los ataques rusos están pesados para “consumo interno”, es decir, para apaciguar los ánimos entre los críticos de Putin.
Por su parte, Has reconoce que el nuevo ataque de Rusia sobre Kiev “no va a cambiar el curso de la guerra, aunque sí puede significar un pequeño paso hacia adelante”. “Puede servir para mostrar que el escenario de un ataque nuclear está sobre la mesa, como una demostración de que Rusia puede seguir escalando en su ataque”, concreta el experto.
Ucrania demanda sistemas antimisiles
Desde hace semanas, Zelenski demanda a sus aliados europeos y estadounidenses que le proporcionen sistemas antimisiles para blindar sus ciudades contra los ataques rusos.
De momento, mandatarios como el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, o la primera ministra británica, Liz Truss, se han mostrado favorables a dar material bélico a los ucranianos. Asimismo, el Gobierno de Alemania está ideando la construcción de un escudo antimisiles propio (complementario al sistema de defensa antiaérea de la OTAN) que garantice la seguridad del país y plantea que se pueda ampliar al contexto europeo, según confirmó el presidente de Alemania, Olaf Scholz, en una rueda de prensa.
Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, reiteró el apoyo de EEUU a Ucrania y aseguró que continuará “brindando asistencia económica, humanitaria y de seguridad inquebrantable para que Ucrania pueda defenderse y cuidar a su gente”.
- Jesús Manuel López Triana, analista experto en relaciones internacionales
- Kerim Has, analista de seguridad y política energética especializado en Eurasia
- Institute for the Study of War
- Agencia EFE
- The Guardian
- Human Rights Watch
Todos estos analistas son pro ee uu y anti rusos
Sus analisis estan sesgados, no son objetivos e imparciales por lo tanto no tienen credibilidad.