Más de la mitad de toda la transmisión del SARS-CoV-2 se debe a asintomáticos, en cualquiera de sus fases. O sea, antes de que terminen poniéndose malos o contagiando aunque nunca desarrollarán síntomas, pese a estar infectados por el coronavirus. Hasta el 45% de los casos cursan sin síntomas.
La revista JAMA Network acaba de publicar una investigación que apunta cómo la transmisión de las personas sin síntomas representa el 59 % de todos los casos, de acuerdo con un modelo epidemiológico. Y como todo modelo, con sus limitaciones, puesto que no se rastrea cada uno de todos los casos que se registran y se puede documentar el momento exacto de un contagio.
Sus autores, científicos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, han incidido en que que la identificación y el aislamiento solamente de los individuos con COVID-19 sintomático no conseguirán controlar la propagación actual del SARS-CoV-2.

Para todas las estimaciones, «utilizamos datos de ocho estudios de China para establecer el período de incubación en una mediana de cinco días con el 95% de los individuos sintomáticos que desarrollan síntomas el día 12″, aseguran en su metaanálisis.
La transmisión por parte de personas infectadas asintomáticas puede surgir en dos momentos diferentes de la infección: individuos presintomáticos (que son infecciosos antes de desarrollar síntomas) e individuos que nunca experimentan síntomas (infecciones de asintomáticos puros).
6 de cada 10 infecciones, causadas por asintomáticos
La hipótesis de base del modelo fue que la capacidad de infección máxima se produce en la aparición de los síntomas. El 30 % de los individuos con infección nunca desarrollan síntomas. De ellos, el 75 % son tan infecciosos como los que sí desarrollan síntomas.
Combinados, estos supuestos de base implican que las personas con infección que nunca desarrollan síntomas pueden representar aproximadamente el 24 % de toda la transmisión.
Así, los resultados muestran cómo el 59 % de toda la transmisión proviene de la transmisión por asintomáticos, según el escenario de referencia del modelo. Eso sí, aún queda un 41 % de los contagios que se producen cuando ya hay síntomas. Gente que está manifiestamente mala y no se aísla por una razón u otra.
4 de cada 10 contagios se produce por alguien que está manifiestamente enfermo de COVID-19
El 35 % de los nuevos casos proceden de personas que infectan a otras antes de mostrar síntomas (individuos presintomáticos); y el 24 %, de personas que nunca desarrollan síntomas.
El trabajo parte de la ya probada idea de que la infecciosidad máxima varía entre dos días antes y dos días después de la aparición de síntomas; la mediana del inicio de los síntomas y la transmisión nunca sintomática varía de 0 % a 70 %.
“Bajo una amplia gama de valores para cada uno de estos supuestos, se estima que al menos el 50 % de las nuevas infecciones por SARS-CoV-2 se originaron por exposición a individuos con infección pero sin síntomas”, exponen los científicos de los CDC en su trabajo.
“Medidas como el uso de mascarillas, la higiene de las manos, el distanciamiento social y las pruebas estratégicas de las personas que no están enfermas seguirán siendo fundamentales para frenar la propagación de la enfermedad hasta que se disponga de vacunas seguras y eficaces y que estas se utilicen ampliamente”, concluyen.
Los asintomáticos de Wuhán que no contagiaban
Ya en febrero había sospechas de que los asintomáticos podrían descontrolar la epidemia. Eso descolocó a la humanidad la pasada primavera, al punto de enfundarla en mascarillas, por si acaso. El reto, desde entonces, ha sido encontrar algún parámetro fiable para medir la contagiosidad, especialmente entre quien no muestra síntoma alguno.
China se puso manos a la obra muy pronto. Puesto que la ciudad de Wuhán, epicentro de la pandemia, consiguió controlar los contagios en abril, pudieron hacer estudios casi individualizados. En concreto, a partir de una cribado masivo a toda la población de esta metrópoli del interior oriental de China.
En mayo salieron a buscar, sin prácticamente nuevos casos diarios reportados. De 10 millones de tests, apenas 300 fueron positivos dentro de un cribado masivo a la población. 300 asintomáticos de los que tomaron muestras y mandaron a analizar, más allá de ver si eran meros positivos al ARN del coronaviris.
En diciembre se publicaron las conclusiones revisadas de aquel análisis en Nature Communications. La sorpresa es que ni una sola de esas muestras hace pensar que tuviera virus contagiosos. En teoría, esos 300 casos se iban a quedar ahí, sin pegar el coronavirus a nadie más.
Es cierto que se trató de una muestra de un momento muy concreto y en un lugar en que la epidemia estaba controlada. Pero no es menos cierto que el virus que salió de China ya no es el mismo que circula por medio mundo. Aún menos el que se ha impuesto en Inglaterra y da signos de mayor contagiosidad.