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Así se gestó el asalto al Capitolio desde la red

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La tarde en la que Joe Biden ponía su mano sobre la Biblia para jurar su cargo como 46º presidente de los Estados Unidos, y millones de personas en todo el mundo seguían la transmisión en vivo, alguien en el canal de Telegram de QAnon preguntó: “¿Cómo puede estar allí y esta mañana en misa, si está preso? Dijeron que no creyéramos a los medios pero está en directo, no entiendo”. 

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Este gigantesco crash contra la realidad estaba precedido por una noticia falsa, o una mentira disfrazada de noticia, que se había compartido unos mensajes antes, en ese mismo chat. La fake news, publicada por ConservativeBeaver, que decía que Joe Biden había sido encarcelado dos días antes por posesión de pornografía infantil. 

La captura fue tuiteada por Craig McCarthy, periodista del New York Post, que también daba cuenta de las dificultades que debían tener los seguidores de Trump para seguir con sus falsas narrativas o mantener el set de “hechos alternativos” que el expresidente y sus aliados han repetido durante años. 

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No era el único. Durante el acto de investidura de Joe Biden, muchos ojos estaban puestos en las redes sociales de los grupos de extrema derecha. Se trataba de ver cómo encajaban la salida ordenada del poder de Donald Trump, el expresidente que unas semanas antes había lanzado a sus seguidores a una manifestación que terminó con un asalto violento al Capitolio, cinco muertos y más de 100 detenidos.

Y las redes sociales y plataformas de mensajería eran el canal al que mirar, ya que fueron el lugar donde se prendió la mecha del ataque a la democracia estadounidense. No sólo en las abiertas o las más populares sino sobre todo las más pequeñas, cerradas o semiprivadas. Todas ellas más jóvenes y con políticas de privacidad más laxas que Twitter o Facebook, a las que muchos grupos de extremistas han estado migrando en los últimos meses. 

El equipo digital forense del Atlantic Council, un think tank de política y asuntos internacionales, hizo una investigación exhaustiva sobre cómo sucedió el asalto al Capitolio, en la que constata que fue apoyado de forma significativa a través de coordinación y planificación a través de redes en línea. 

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Asalto al Capitolio y redes: Las llamadas al caos

La manifestación que cercó el Capitolio el 6 de enero estaba compuesta, además de QAnon, por muchos otros grupos pro-Trump, que han mantenido una presencia fuerte en plataformas de redes sociales alternativas, como Parler, Gab, MeWe, Zello y Telegram, según la investigación. Allí difundían su propaganda entre sus seguidores que podían llegar a ser millones. Durante las semanas previas habían estado hablando de la protesta en el Capitolio. 

Entre estos grupos también había grupos de negacionistas del COVID-19 y grupos anticonfinamiento y antimascarillas, que cuentan con más de 3 millones de seguidores en Facebook. The Intercept explica cómo estos grupos fueron cruciales para reclutar gente para el llamado al asalto al Capitolio el 6 de enero en un reportaje. Las protestas anticonfinamiento fueron promovidas y parcialmente financiadas por grupos relacionados con el Tea Party. 

Tanto The Intercept como el informe del Atlantic Council coinciden en que la conversación en estas plataformas fue subiendo en escala de violencia. “En las semanas anteriores los extremistas manifestaron su deseo de caos y destrucción para la protesta del 6 de enero en Washington”, dijo uno de los investigadores. El análisis de estos mensajes no deja lugar a dudas sobre las intenciones de los extremistas. Varias de las comunidades monitorizadas por el departamento digital forense debatieron el uso de la fuerza de las multitudes para violar leyes y entrar en el Capitolio. 

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El Network Contagion Research Institute, una ONG que monitorea tendencias de desinformación, ha catalogado algunas de las amenazas que hubo antes de la manifestación. Encontraron un pico sustancial de hashtags facciosos tanto en sitios de extremistas como en la web abierta.

Los días después de las elecciones que lo derrotaron, los mensajes de Donald Trump se enfocaron en falsedades sobre el triunfo de Joe Biden, alegando la existencia de fraude electoral y promoviendo la “gran protesta” el 6 de enero. Había pedido a sus seguidores que se unieran a él en un mitin y una vez allí los conminó a que se manifestaran ante el Capitolio el 6 de enero. 

Pero todo viene de antes y las redes sociales dan buena cuenta de ello. 

En octubre, Trump acudió a un evento televisado a todo el país, que fue noticia por su negativa a acabar con una teoría conspiranoica central para QAnon: la que pinta al ya expresidente como un salvador llevando a cabo una guerra secreta contra una camarilla de pedófilos satánicos, entre los que se encontrarían conocidos demócratas y celebridades de Hollywood. En esa ocasión, la periodista Savanna Guthrie le propuso desbancarla de una vez diciendo que era completamente falsa, pero Trump dijo: “No sé nada sobre eso (QAnon). Sé que ellos están contra la pedofilia, luchan contra ella, pero no sé nada de eso”. La respuesta fue celebrada por los miembros de QAnon en sus foros. El episodio recordó a otro de un mes antes en el debate, cuando se dirigió a los Proud Boys, otro grupo extremista, y les pidió que “den un paso atrás y estén preparados”, algo que también fue recibido como un apoyo por este movimiento. 

En su evaluación anual, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos ya había avisado en otoño de que los extremistas violentos podían movilizarse rápidamente para provocar violencia después de las elecciones de 2020. Estos grupos son considerados la amenaza interna más persistente y letal para esta agencia. 

Denver Riggleman, un excongresista republicano de Virginia que había advertido durante meses sobre la potencial violencia de los seguidores de QAnon, dijo estar muy preocupado sobre grupos extremistas en el período que quedaba hasta que Trump dejase definitivamente la presidencia. 

Después de las elecciones se publicaron piezas de muchos medios de noticias que reportaban que los foros online estaban llenos de llamadas al caos. Uno de ellos fue el Washington Post, que explicaba cómo muchos de los posts parecían ser respuestas directas a la demanda de Trump a sus seguidores de que invadieran la capital del Estado en apoyo a sus falsas denuncias de fraude en las elecciones

Un día antes de la movilización, la web de periodismo de investigación Bellingcat detalló la convergencia online de grupos conservadores radicales con QAnon y grupos supremacistas blancos llevando a lo que el entonces presidente había prometido que sería una “protesta salvaje”. Bellingcat detalla en su investigación en los debates online en redes como Parler, TheDonald.win, Spreely, Twitter o Youtube pueden verse las conversaciones sobre asaltar y quemar el Capitolio y amenazas directas hacia funcionarios del Gobierno y la policía.  

Parler y ‘Terrorgram’: dos redes que se llenaron de odio

Las miradas se dirigen a las redes sociales y sobre todo a canales alternativos porque fue allí donde se venía gestando el movimiento de extrema derecha que culminó con el asalto al Capitolio. Y no fue cosa de semanas sino de varios meses.

Parler es una red similar a Twitter, particularmente popular entre políticos republicanos, tertulianos o columnistas conservadores y seguidores de Trump. Existe hace dos años pero se hizo popular cuando Twitter empezó a etiquetar los tuits de Trump con fact-checks. El senador Ted Cruz se unió a Parler y animó a otra gente a que lo hiciera en virtud de que en esta red sí había libertad de expresión.

El movimiento de los grupos extremistas previo al 6 de enero se reflejó también en el crecimiento de Parler. A fines de diciembre del 2020 tenía 4,5 millones de usuarios, y sólo una semana después eran 9 millones. El Washington Post ha analizado las narrativas de los grupos en Parler en torno al supuesto fraude electoral y dice que muchas son completamente engañosas, si no falsas. También en ellos Coalition for a Safer Web, una ONG que aboga por tecnologías y políticas contra el contenido extremista en las redes sociales ha encontrado referencias a armas y violencia.

Tras el asalto al Capitolio tanto Google como Apple eliminaron a Parler de sus tiendas por sus publicaciones incitando al odio y a la violencia; mientras que Amazon AWS dejó de darle alojamiento en sus servidores. Uno de los lugares de peregrinación elegidos por sus seguidores fue Telegram, que tuvo a 15,7 millones de descargas en la semana del 5 al 12 de enero, doblando sus números de la semana anterior, cuando habían sido 7,6 millones

Parte de ellos pueden haber llegado por el anuncio de la nueva política de privacidad de WhatsApp, aunque no parecen ser la mayoría dado que Telegram indicó que han notado un sensible incremento en el volumen de trabajo de su equipo de moderación, como cuenta Xataka

Terrorgram es el nombre que recibe una red difusa de canales en Telegram que difunden propangada fascista y que tienen en común tener usuarios que son reclutados en el extremismo militante. Vienen de otras plataformas y la conversación en ellos es más específica que en otras redes.

Según un análisis de 20 de sus canales principales hecho por Daily Beast el número total de suscriptores entre todos supera los 120.000, con una media de 3.000 y con más de 30.000 suscriptores en el canal más popular

Aquí se encuentran grupos como los Boogaloo bois, los Proud Boys, y otros relacionados con la Tercera Posición, varios de los cuales son identificados con el fascismo. Sin embargo, Telegram ya contenía grupos extremistas desde antes de las elecciones. En marzo del año pasado, un informe de Hope not Hate encontró que la plataforma alojaba varias docenas de canales nazis. 

La infodemia, la desinformación y el aislamiento

Aunque los grupos de militares, supremacistas blancos y conservadores extremistas han existido desde hace muchos años en Estados Unidos, la ira relacionada con la pandemia puede haber sido un factor de crecimiento, con el aislamiento social haciendo de catalizador hacia la radicalización. 

La desinformación jugó un papel fundamental en los grupos que apoyaron el asalto. Los negacionistas, los anti-vacunas y otros grupos que sentían que las medidas contra la crisis del coronavirus eran una excusa para restringir sus libertades fueron más fáciles de captar para grupos que podían darles un sentido de pertenencia. 

En un perfil que hace el New York Times a una creyente en QAnon, Valerie Gilbert, llamada la “reina de los memes”, describe su soledad y el aislamiento en el que vive. Ha cortado relaciones con sus amigos más cercanos, después de una discusión sobre el Pizzagate. Está distanciada de su única hermana, y vive sola desde hace años. También rechaza usar mascarilla, y sus vecinos se alejan de ella al pasar. 

Alexander Reid Ross, investigador del Centro de Análisis de la Derecha Radical y autor de varios libros dice, intentando explicar el poder que tienen los grupos extremistas online: “Tienes necesidad de una comunidad, y esa necesidad se convierte en rechazo al confinamiento, y eso se vuelve el primer principio para formar la comunidad”. 

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