“Mtoto está como dormido”, dice Juan Luis Arsuaga como el niño que niega la muerte de un pajarillo caído del nido. El paleontólogo, premio Príncipe de Asturias en 1997 junto a su equipo en Atapuerca, ha sido testigo del entierro sapiens más antiguo conocido en África. El niño o niña Mtoto sigue ‘vivo’, pero durmiente durante 78.000 años.
Así, “recostado en un lecho” encargaron retratarlo al ilustrador Fueyo, en la presentación de un megaestudio internacional dirigido por María Martinón-Torres (CENIEH). “La muerte es parte de lo que nos hace humanos”, en concreto, “el regalo envenenado de que seamos seres conscientes [de nosotros mismos]”, explica en conversación con el stream #Newtrinos.
Este descubrimiento, cuyos detalles se han revelado gracias al equipo e instrumental del CENIEH en Burgos, supone una pista más en el camino hacia el primer funeral humano. “Ahí surge el primer gran por qué humano”. La muerte no tiene sentido, por eso hay ritos funerarios. Nada tan humano.
Juan Luis Arsuaga: Del despertar de la subjetividad a las trascendencia tras la muerte
“Es maravilloso ser consciente y vivir despierto. Los animales viven, en este sentido, como dormidos, dormidos a la subjetividad. Pero el precio es que un día tuvimos que saber que teníamos los días contados; la vida es una cuenta atrás”.
Es la base de las preguntas y de buena parte del pensamiento humano. Un día, un primitivo ancestro hizo un primer razonamiento: “todos los humanos se mueren, luego como ser humano, me moriré. Es un silogismo terrible”.
Pero hay que distinguir dos aspectos en la arqueología de la muerte: “práctica morturia y práctica funeraria”, explica Juan Luis Arsuaga. La primera es el tratamiento de los muertos, cosa que no hacen en general los animales. “Para ellos, la muerte es una sorpresa, les deja desconcertados cuando ocurre, aunque algunos están ya cerca de hacerse preguntas –¿chimpancés, gorilas, elefantes…?–”.
Las prácticas mortuorias están en la esfera de lo emocional: “cariño o piedad por el muerto y no quieres imaginar que se lo coman las hienas, así que cavas un hoyo y lo entierras”. Pero eso no es un funeral.
Una práctica funeraria es mucho más: “implica a una comunidad porque comparte sentimientos y quizás ideas, siguiendo un protocolo”. El paso de mortuorio a funerario es lo que está por datar. Por ver cuándo se produce ese click ritual.
Mtoto, ¿un entierro con ritual de trascendencia?
En Mtoto hay algunas pistas de que, dice Juan Luis Arsuaga, “estamos ante lo funerario, hay comportamiento grupal, la cueva entonces no tenía apenas ocupación”. ¿Un cementerio?
Mtoto ha pasado por un TAC y otras técnicas de visualización en Burgos para descubrir esas pistas. Porque ahí reside ese secreto de la evolución. “De la caja negra hemos llegado a los resultados publicados [en Nature]”.
Dice Juan Luis Arsuaga que somos una especie muy cotilla. Y, además, con puntería. De la mezcla de las dos cualidades, una tercera habilidad: la de crear chismes, “que son como pedradas para desestabilizar la jerarquía”.
?¿Son los bulos un arma para excluir a los sapiens que el grupo considera diferentes? @JuanluisArsuaga, paleoantropólogo y director de @museoevolucion comentó con @MarioViciosa en #Newtrinos en nuestro Twitch esto y mucho más.
— Newtral (@Newtral) May 6, 2021
Vuelve a verlo aquí ? https://t.co/OYGtPRMHoO pic.twitter.com/V3tKr9CoPW
Pero también bulos. “La herramienta contra los que el grupo considera diferentes”. Como en la escena en que Luke Skywalker entra en la cantina junto a C3PO, quien debe abandonarla porque “el tabernero le dice que no admiten a tipos como ese”.
Los niños eran un poco el androide de aquellas comunidades. O, mejor dicho, no eran del todo humanos. “Es que hasta no hace tanto, en ciertas culturas, los niños casi no eran ni personas hasta que no se sometían a un ritual”, sentencia Juan Luis Arsuaga.
En Mtoto todo esto es distinto: “Yo creo que hemos salido de lo mortuorio y entramos en la complejidad social; apenas está saliendo de la lactancia y se le ha dado un tratamiento muy respetuoso, cariñoso y especial. Y eso es complejidad social”.
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