España despide al año más cálido jamás registrado (… da igual cuándo lo leas)

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Aunque 2023 arranca con temperaturas algo más bajas –tras una Nochevieja de récord–, lo de diciembre ha sido insólito por ‘calor’. Y lo de noviembre; y lo de octubre… 2022 fue el año más cálido jamás registrado en España. Y España tiene registros desde 1961, pero distintas estimaciones a partir de datos más dispersos apuntan a que podemos retrotraernos un siglo y no hallar mercurios tan elevados. Y dicho esto, el arranque de esta información seguramente se podría replicar en futuros años. Sencillamente porque las proyecciones climáticas apuntan a que seguiremos escalando temperaturas medias a lo largo de la presente década, con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero (CO2 y metano CH4).

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Incluso parando esas emisiones hoy, varios estudios apuntan a que se rebasarán los +1,5ºC (o más) de temperatura media global en la presente década, aunque luego se frenaría esa escalada. Es decir, todavía vienen en camino más récords, más aún en la región mediterránea, particularmente sensible al calentamiento global, como explicaba a Newtral.es Pep Canadell, (Global Carbon Project), investigador jefe del Centro de Ciencias del Clima de Australia y coautor de uno de esos informes.

Los récords de temperatura han dejado de ser novedad y se esperan nuevos años más cálidos en la presente década.

Por ponerle cifras a este año más cálido: la temperatura media anual ha superado los 15,3°C, lo que supone algo más de 1,6°C por encima de lo normal. “Aunque no parezca mucho, en el conjunto del año y de un país es una auténtica barbaridad”, subrayaba el portavoz de AEMET Rubén del Campo en el balance de otoño, la pasada semana. Un otoño que, también, ha sido de récord, con 2ºC por encima de lo normal, como en 1983.

Septiembre, octubre y noviembre tuvieron una la temperatura media de 16,3°C. Octubre fue el más cálido de los últimos años, con 3,6°C de más. En noviembre (y diciembre), las heladas han sido anecdóticas y en “el este de la Península y en Baleares, el otoño ha sido prácticamente una prolongación del verano”.

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La emergencia climática desata los 'años más cálidos' de la historia

Para AEMET no hay duda de que estos récords que nos llevan a hablar del 'año más cálido' responden a la emergencia climática. “Un año cálido se puede deber a la variabilidad del clima, pero la tendencia a largo plazo es clara. Los cuatro años más cálidos se acumulan en la última década”, señala Rubén del Campo. “El cambio climático hace que suba la temperatura media y, como se ha visto claramente este año, dispara los fenómenos extremos”.

2022 ha sido el verano de las olas de calor. Para el ecólogo, activista e investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC Fernando Valladares, hemos vivido el estío del despertar a la conciencia climática para muchas personas. “Lo hemos sentido no como algo lejano”.

Por tirar del meme que se hizo popular este año, cuando hablamos de que no sólo ha sido el verano o el año más cálido, sino también “más fresco de los que vivirás”, no quiere decir que no vaya a haber un registro más frío en el futuro. “Puede haberlo, pero es probable que la mayoría, la tendencia, sea que año tras año se vayan batiendo récords”. Lo que en 2022 fue un verano sin precedentes, será un verano normal en la década de los cuarenta de este siglo, si se mantienen las tendencias de emisiones de carbono actuales.

Para Valladares, empieza a dejar de tener sentido informar, justamente, de esos récords como algo novedoso. Serán lo habitual, al menos durante una serie de años, hasta que se empiecen a notar los efectos del abandono de los combustibles fósiles. Algo que, pese a las advertencias del panel de expertos del IPCC-ONU o colectivos médicos, se demora cumbre tras cumbre del clima.

Las olas de calor y las mínimas altas lo han cambiado todo

Lo más excepcional de 2022 fue la extensión en el tiempo y en el espacio de las olas de calor. Las tres que se registraron están entre las 10 que afectaron a más provincias. En total, 41 días de calor extremo a los que habría que sumar el episodio de mayo que, por escrúpulo en la definición de 'ola de calor' no se computa.

Un invierno de playa y noches de hasta 20ºC en puntos de la costa mediterránea.

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Se suma a ello un otoño de temperaturas suaves y, sobre todo, un final de año con récords de temperatura para diciembre, como el observado en Barcelona (22,1ºC el día 24) o en Llucmajor (23,5ºC el día 26). En ambos casos, conforme a los registros más antiguos de referencia, posteriores a al menos 1961. En otros puntos del litoral también se han dado temperaturas altísimas, por encima de los 25ºC, aunque no de récord.

Para AEMET, la clave no está tanto los valores tope de las temperaturas, que se han dado alguna vez antes, sino que “estos registros son cada vez más frecuentes”. Y no menos llamativo es que las temperaturas mínimas han llegado a ser propias de noches tropicales en pleno invierno meteorológico. Es el caso de los 22,4 grados a las 22.00 horas en la localidad castellonense de Betxí el pasado 12 de diciembre. O el casi récord de casi 19 grados de mínima en el Aeropuerto de Valencia, la madugada del 13.

Desde la Universidad de Santiago de Compostela, Dominic Royé destacaba a Newtral.es el riesgo para la salud de tener temperaturas tan elevadas de forma sostenida. Pero también recordaba que la emergencia climática no sólo implica que sintamos más calor. Puede conllevar episodios de temporales más destructivos acompañados de frío extremo, que mata más que el calor, aunque de manera más lenta.

Fuentes