Cristina Díaz González es enfermera en el Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid). Hace 7 años, durante un turno de noche, sufrió un episodio que a día de hoy todavía recuerda.
“Estaba atendiendo a una paciente que venía con una crisis de ansiedad, entonces empezaron a pasar familiares suyos. Les dije que no podían estar allí, que se tenían que salir pero no me hacían caso. Seguían pasando familiares. Me dijeron que no se iban a salir y como no me gusta discutir, les dije que que se esperasen un poco porque iba a llamar a la seguridad del hospital. Y eso no les gustó. Me empezaron a escupir, me acorralaron contra la pared, me dieron puñetazos…”, recuerda Cristina.
“Es un episodio pasado en mi vida pero lo cuento y todavía me tiembla la voz”, prosigue. La policía tuvo que escoltar a Cristina hasta su casa al salir de su turno.
María José Campillo Palomera, médico de familia y secretaria de finanzas de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) asegura que “las agresiones son un problema real y no está suficientemente tratado”. “Hay que poner más el foco en ello. Es algo que estamos viendo en los últimos años”, dice.
En esa misma línea se pronuncia Fernando Ayuso Baptista, responsable de Emergencias de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES). “El problema de las agresiones es algo persistente y que, por desgracia, ocurre más de lo que debía de darse”, explica.
Para Mar Rocha, portavoz del Colegio de Enfermería de Madrid, “muchas veces las personas tienen que sufrir la pérdida de un familiar o la incertidumbre de vida o muerte y parece que, sumado a las carencias del sistema sanitario, las esperas, se reacciona con esa violencia hacia las profesionales que están más cerca y en contacto continuo con los pacientes”.
Al igual que denuncia Elena Casado Pineda, médico anestesióloga y especialista en tratamiento del dolor del Hospital San Francesc de Borja (Gandia). “Últimamente pienso que esto viene de un sistema de crispación que se ha instalado por una sanidad debilitada, con falta de recursos, que han ido mermando la capacidad de respuesta del sistema sanitario. La gente tiene sensación de abandono y lo acaban pagando con la cara visible. El paciente no se encara con el directivo o con la administración, sino con quien tiene delante”.
321 notificaciones de agresiones hasta junio de este año
Pese a que todavía no se han publicado datos oficiales de agresiones durante la pandemia, el Ministerio del Interior ha asegurado a Newtral.es que de enero a junio ya ha habido 321 notificaciones de agresiones a sanitarios.
“Mientras se siguen dando los aplausos, sigue habiendo agresiones, amenazas y problemas. Yo tengo la sensación de que este año las amenazas o las agresiones se están dando con muchísima más frecuencia por el hecho de que hay una sobrecarga asistencial brutal y una saturación de llamadas impresionante. Además, la gente está más asustada, tiene más ansiedad, y eso hace que haya más conflictos”.
“Y nuevamente las consecuencias vienen a nosotros cuando nosotros no somos los responsables de la situación”, zanja Campillo Palomera.
490 agresiones en 2018 sólo a médicos
Lo cierto es que las agresiones al personal sanitario no son solo un problema actual por la pandemia, sino que viene de lejos y del que se conoce relativamente poco públicamente.
En España existe el el Observatorio Nacional de Agresiones a Médicos que recoge las agresiones a sanitarios comunicadas a los Colegios de Médicos. Los últimos datos son de 2018, cuando se notificaron 490 agresiones sólo a médicos.
Sin embargo, un informe preliminar de un Grupo de Trabajo Técnico dentro Ministerio de Sanidad, publicado por Redacción Médica, que recoge denuncias de sanitarios no sólo a los colegios de médicos sino al propio sistema nacional de salud eleva esa cifra hasta las 9.741 agresiones también en 2018. Unas 1.000 y pico más que el año anterior (8.328).
Campillo Palomera asegura que “no se conoce la dimensión real del problema” porque no se denuncian todas las agresiones que se producen debido a que “se han normalizado”. Lo mismo opina Rocha: “Muchas veces se tiende a infravalorar por parte de los profesionales esas agresiones, que dejan esa situación a un lado y siguen atendiendo”.
Sin embargo, como también recalca Ayuso Baptista, “sí que es cierto que los sanitarios se están concienciando cada vez más” sobre la importancia de denunciar cualquier agresión.
La mayoría de las mismas son hacia las mujeres trabajadoras y no son físicas, sino de tipo verbal: amenazas o insultos. Sin embargo, un porcentaje significativo de ellas sí que acaban en violencia física. Según el Observatorio, el 14%. Y según Sanidad, casi el 20%.
Y, además, los perfiles que más se enfrentan a estas agresiones según Sanidad son, por este orden, facultativos (33%), enfermería (30%), también técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (17%), celadores (5%) y administrativos (9%).
La mayor causa, la discrepancia con la atención recibida
Según el Observatorio, las causas de las agresiones son diversas. Sin embargo, la mayoría de ellas, más del 40%, se deben a discrepancias con la atención médica pero también se encuentra el tiempo de espera para ser atendido (11,4%) o no recetar lo propuesto por el paciente (11,1%), entre otros.
“Cuando hablamos de las agresiones a los profesionales tenemos que concienciar a la sociedad de que los profesionales no tienen culpa de las listas de espera o de que los centros de salud estén colapsados”, recalca Rocha. “Nosotros estamos para cuidarlos continuamente a pie de cama, para atenderlos lo mejor posible. Hay que hacer ver a la sociedad que no pague con los sanitarios las carencias del sistema”, insiste.
Lo mismo asegura Elena Casado Pineda: “el paciente acaba pagándolo con la primera persona que le coje el teléfono. Te comes toda la agresividad del paciente y desde nuestra posición intentamos comprenderlos, por eso tampoco intentan contraatacar, porque te pones en su lugar y hay mucha tensión acumulada”.
Cualquier sanitario sabía que la cosa iba a acabar así,( las agresiones y el maltrato hacia ellos han vuelto con más fuerza) como siempre ha sido, básicamente porque un buen porcentaje de la población española es maleducada y egoísta.
NADIE PIDIÓ LOS APLAUSOS; aquello fue la enésima memez salida de esta sociedad infantil e idiotizada; se le ocurriría también al típico aburrido del confinamiento que necesitaba realizarse y hale, todos como borregos.
Por supuesto, con el beneplácito de estos gobernantes miserables que se han cuidado muy mucho de ocultar a la sociedad las imágenes de lo que de verdad ha ocurrido en los hospitales y residencias para que sigáis en vuestra nube de felicidad irreal. Menuda bronca les cayó a los que publicaron las imágenes del parking y los ataúdes. Qué es eso de contarles a los españoles la verdad? Queremos aplausos, payasos, risas, cartas de recuerdo a nuestros fallecidos, sonrisas, etc.
Por eso, porque no habéis visto las espeluznantes situaciones con las que han lidiado esos sanitarios mal pagados y con contratos basura no sois capaces de reconocerles el mérito. Hasta jubilados que no tenían ninguna necesidad -y sí mucho que perder - no han dudado en "alistarse".
Tranquilos, que habrá más pandemias para seguir discutiendo sobre el tema.