Habla el secretario general de Naciones Unidas António Guterres de “carnicería climática” para referirse a las posibles consecuencias de una falta de dinero para que los países puedan adaptarse a lo peor de la emergencia climática. “La emergencia climática mata mucho más que la guerra”, prefiere apostillar el investigador en ecología del MNCN-CSIC y activista Fernando Valladares. Sin embargo, la agenda de esta cumbre del clima COP27 está marcada por el resonar de las bombas en Europa y la desesperación de los países por conseguir gas –metano– a precio barato. Todo, en el año en que la población del hemisferio norte más ha percibido la emergencia climática como algo que afecta a sus vidas. ¿Crisis y oportunidad?
La presidencia de la Conferencia de Partes COP27, que este año se celebra en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, quiere situar en el centro de la discusión los impactos y las responsabilidades históricas de los Estados más acaudalados y poderosos sobre los desfavorecidos económica y climáticamente.
110 líderes políticos de 196 países (sin China ni Rusia) participan a lo largo de dos semanas en una cumbre del clima en una ciudad turística rodeada de lagos artificiales y ‘resorts’ al pie del Mar Rojo. Aquí se puede consultar el calendario y agenda completa de la COP 27. En estos momentos, apenas una veintena de países ha presentado sus planes de recorte de carbono. Sólo el nuevo gobierno de Australia es más ambicioso con lo prometido en 2021.

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Uno de los grandes avances de la COP26 fue reconocer que el objetivo de París de no sobrepasar los +2ºC de temperatura (respecto a la era preindustrial) se quedaba corto. Era preferible quedarse en +1,5ºC de media para que el clima no se vuelva imprevisible y extremo. Y las políticas de descarbonización, ir orientadas en ese sentido. A más carbono (CO2) o metano (CH4) emitido, más va hacia arriba el termómetro medio de la tierra –que es distinto al que sentimos en nuestro día a día a pie de calle–.
Nadie puede prometer que la crisis energética se traduzca en un salto masivo hacia las renovables, pero puede ser una oportunidad… o una vuelta al carbón.
Pues bien, llegamos a la COP27 de 2022 superando ya los 1,1 grados de más. O sea, que nos quedaría un 'crédito' de cuatro décimas antes de que acabe el siglo para poder cumplir con el objetivo más exigente. El problema es que, cumpliendo con lo mínimo, mínimo, nos plantamos en hasta 2,6º, según el último informe sobre la brecha de emisiones de la Agencia de la ONU para el Medio Ambiente. El 11 de noviembre conoceremos el último informe sobre nuestro 'presupuesto de carbono' global.
Por eso esta COP27 asume, en cierto modo, que ya no podremos evitar lo peor de ciertos extremos meteorológicos derivados de superar esos 1,5ºC. Pero sí tratar de quedarnos en el umbral de los 2ºC. También, que con ese incremento de temperatura ya se están viendo situaciones que ponen en riesgo la vida de comunidades enteras en el mundo. Y que no quedará otra que adaptarse.
Se espera que la COP27 se centre en la financiación de esa adaptación y la compensación de las pérdidas y daños. Esto quedó pendiente en Glasgow, que al menos aprobó un mecanismo adicional para ello. Y África, donde se celebra este año la cumbre, lleva años alzando su voz al respecto, puntualizan los profesores Víctor Resco de Dios (Universitat de Lleida) y Miguel Ángel de Zavala Gironés (Universidad de Alcalá).
Este es el cuadro general de situación que, con más detalle, dibujan ambos en The Conversation. O más bien, los cuadros que vienen 'ensuciados' de serie en la galería global que, metafóricamente, se exhibe en la COP27.
Este es el cuadro (manchado) de situación ante la COP27
Las dos últimas cumbres se centraron en la ambición climática de los Estados (contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC) a la hora de recortar sus emisiones de CO2 y otros gases. Pero la agenda de esta COP27 está marcada por el dinero para cumplir con los más desfavorecidos. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) pone cifras para políticas de adaptación:
Los 'ricos' deberían aportar entre 160.000 y 340.000 millones de dólares al año hasta 2030. Pero las “corrientes internacionales de financiación para la adaptación en los países en desarrollo se encuentran entre 5 y 10 veces por debajo y la brecha no deja de ampliarse”, advierte este organismo de la ONU.
Según los cálculos de la OCDE, en 2020 se llegó solo a 83.300 millones. Sólo el 21% fueron subsidios a fondo perdido. El resto hay que devolverlo. Apenas el 34% se destinó a programas de adaptación de los Estados más vulnerables.
La invasión de Ucrania por Rusia ha producido una serie de reacciones en cadena que han hecho temer por el suministro de combustibles para calentar el continente europeo –sobre todo– a lo largo del próximo invierno. En medio de una escalada de precios, los Estados han tratado de hacer un lógico acopio que, sin embargo, va en contra de sus compromisos climáticos, rebajados cuando la UE consideró que gas y nuclear son 'energías verdes'. Mientras que EE.UU. ha congelado su compromiso junto a China por las tensiones alrededor de Taiwán.
La ONU pide impuestos para los beneficios de la industria fósil que paguen la emergencia climática de los desfavorecidos.
El gas natural es metano, el gas de efecto invernadero contaminante que más acelera el calentamiento global. La idea es que la transición hacia energías más limpias ha sido tan lenta en los años anteriores, que hemos llegado a esta crisis siendo muy dependientes de las tradicionales: ese gas y petróleo. En la agenda de esta COP27 habrá que afrontar que los combustibles fósiles han recibido aún más financiación. Las trayectorias indican que la producción mundial de petróleo y gas debe disminuir al menos un 65 % entre 2020 y 2050 y hasta un 99% sin capturas de carbono. Pero, sólo en España, el consumo de gas y carbón ha seguido subiendo en 2022. En octubre de 2021, por ejemplo, pesaban un 24,2% en la generación de electricidad (más de 7.000 GW). En 2022, un 34,5% (más de 7.600 GW), con datos de Redelia.
La más natural y eficiente tecnología de captura de carbono en tierra es el árbol (los océanos son la primera). En la agenda de la COP27 está la lucha contra la deforestación tropical. “Los ecosistemas terrestres resultan esenciales en la lucha contra el cambio climático, al absorber el 25% de las emisiones de gases invernadero”, explican Resco de Dios y Zabala. Pero “debemos estar atentos a que el posible establecimiento de la Forests and Climate Leaders’ Partnership (FCLP) no acabe siendo una estrategia de propaganda o greenwashing que permita a las grandes empresas continuar emitiendo mientras se escudan en plantaciones de árboles descontroladas y sin seguimiento”. Igual que deforestar es un riesgo para el clima y la salud, la plantación descontrolada introduce desequilibrios, potenciales incendios descontrolables y afectación a comunidades indígenenas.
La presencia de Lula da Silva en la COP27 se espera con especial interés. Aunque aún no en calidad de presidente de Brasil, se espera un giro fundamental y necesario en la política del país para el cumplimiento con los objetivos climáticos. Más de 33.000 kilómetros cuadrados de la Amazonía han sido destruidos desde que Bolsonaro es presidente del país.
No todo está mal: ha habido y se esperan avances mínimos
Explica desde Greenpeace el doctor en Ecología y Medio Ambiente Pedro Zorrilla que los países del G20 representan casi el 80% de las emisiones mundiales. Sin embargo, la mayoría no han mejorado sus planes climáticos. Ahí entran Estados Unidos, India, China, Australia, Arabia Saudí, Rusia y Brasil.
“Una de las principales pruebas de la COP27 es que las empresas, los gobiernos y las instituciones financieras tomen medidas urgentes para evitar un mayor cambio climático a la vez que pagan los costes políticos, sociales y financieros de los daños climáticos que ya han creado”, señala Zorrilla.
En este sentido, el Informe del Estado del Clima de Climate Tracker Action (CTA) destaca que ha habido avances en un puñado de materias relevantes (producción de carne de rumiante, reforestación o la demanda final de energía eléctrica por la industria). La instalación de energías renovables se viene disparando en la última década, mientras que el consumo de carbón está estancado y tiende a decrecer. Eso sí, la inversión total en fuentes limpias es aún menor a la proyectada en fósiles.
A la espera de ver cómo de en serio se lo toman las partes negociadoras, este año el agua también tendrá espacio protagonista y la salud global que, como explica a Newtral.es la investigadora del IDAEA-CSIC Ethel Eljarrat, ha estado algo marginada en la agenda de anteriores COP. “Es importante observar no sólo aspectos de contaminación –más allá de las emisiones de CO2– no sólo del aire, sino de tierra y agua”. Por ejemplo, a través de los plásticos, omnipresentes desde el siglo XX “con potenciales elementos tóxicos” que, a su juicio, nos hacen repensar los límites del crecimiento en la producción y el consumo entre los países industrializados.
Una COP27 sin activismo en Egipto
Si en las dos últimas cumbres el éxito civil se midió en buena medida por el grado de concienciación que generaron las movilizaciones alrededor de cada COP, en esta eso no será posible, al menos en Egipto. El actual gobierno prohíbe las manifestaciones que no cuenten con una autorización expresa y limita la libertad de reunión.
Las ONG estarán presentes, pero lejos de donde la parte política tomará las decisiones. Activistas internacionales como Greta Thunberg han decidido no asistir en señal de protesta. “Las COP no están destinadas realmente a cambiar todo el sistema. No están funcionando, a menos, por supuesto, que las usemos como una oportunidad para movilizarnos”, explicó hace una semana.
Se da la paradoja de que el arranque de esta COP27 se celebra tras un octubre con temperaturas de récord. António Guterres lo ha resumido en su discurso de apertura en que el planeta "está enviando una señal de socorro". Guterres ha recalcado que “el cambio está pasando con una velocidad catastrófica” y consecuencias nefastas para la vida de las personas y hábitats en todos los continentes. “El lugar es este y el momento, ahora”, ha dicho.
- Datos de seguimiento de la acción climática del CTA
- Informe de Estado del Clima 2022, CTA
- Datos de vulnerabilidad climática de los desfavorecidos, CVM3
- 'Crédito de carbono' que nos queda, Nature, 2020
- Sexto informe de evaluación del IPCC-ONU
- Informe de impactos sobre la subida >1,5ºC IPCC
- Datos sobre calentamiento en la última década por la OMM
- Fernando Valladares (MNCN-CSIC)
- Ethel Eljarrat (IDAEA-CSIC)
- Víctor Resco de Dios (Univ. Lleida)
- Miguel Ángel de Zavala (Univ. Alcalá)
- Pedro Zorrilla (Greenpeace)