2.000 millones de dosis sin poner después, ‘suspenden’ las patentes de la vacuna sin que casi nadie quede contento

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Desiguadad vacunal | M.V.
Tiempo de lectura: 11 min

La suspensión de patentes, en cinco claves

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  •  ?  No es que se suspendan las patentes de vacunas propiamente dichas. Han acordado no aplicar algunos derechos de propiedad intelectual del comercio (TRIPS) durante cinco años bajo algunas circunstancias.

  • ?  Se autoriza a los países a producir su vacuna genérica. Las farmas quedan obligadas a darles una licencia. Pero piden que no exporten o donen la producción a terceros.

  • ? De facto, esto sólo vale para países en vías de desarrollo, pero no aplica si tienen capacidad de producir vacunas. Suena kafkianio. Y las ONG creen que lo es. La industria tampoco está contenta.

  • ? El acuerdo llega 20 meses después de la propuesta de India y Sudáfrica. Cuando ya no hay atascos de producción, sino de distribución.

  • ? No ha habido acuerdo para la suspensión de patentes de tratamientos anticovid ni para los tests diagnósticos.

La suspensión temporal (y parcial) de las patentes de las vacunas anticovid no termina de contentar a nadie. Los 164 países de la Organización Mundial del Comercio (OMC) alcanzaron en la madrugada del pasado viernes “un conjunto de acuerdos sin precedentes”, en palabras de la directora del organismo, Ngozi Okonjo-Iweala en la reunión celebrada en Ginebra. Pero el impacto real no termina de convencer ni a la industria –que pierde la batalla del relato de la innovación por las patentes– ni a los países que demandaron la suspensión de esas patentes, sobre todo, India y Sudáfrica.

Tras dos años y medio de pandemia y 20 meses de negociación, los estados miembros acordaron el levantamiento por cinco años de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas anticovid para los países en desarrollo, pero con muchos matices. El texto final es suficientemente enrevesado (como suele ocurrir en decisiones de este tipo). No implica que los estados se puedan poner a fabricar genéricos fácilmente o, sobre todo, exportarlos.

Además, fuera del acuerdo han quedado los tratamientos –como el Paxlovid, el antiviral de Pfizer contra la covid grave, muy útil en no vacunados– y los tests diagnósticos. Esto se volverá a debatir en seis meses.

En realidad, lo que se ha acordado en la llamada conferencia ministerial CM12 es una exención temporal de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (TRIPS, en inglés). Es decir, dejar sin efecto algunas de estas reglas de comercio, en un contexto de emergencia de salud pública. Que no valga hacer negocio en una crisis como la de la pandemia, dicho simplificadamente. Eso, en su interpretación más amplia, sería una suspensión de las patentes de las vacunas. Pero no será así del todo.

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El documento aprobado recoge que cualquier país miembro puede autorizar una patente requerida para la producción y el suministro de vacunas contra la COVID-19. También podría exportar a otros miembros de la OMC bajo licencia obligatoria. Pero en este punto (clave en una pandemia con altibajos y diferencias por países), el texto hace una advertencia: Habrá que hacer “todos los esfuerzos razonables para impedir la reexportación de los productos fabricados al amparo de esta decisión”. Es decir, un país –pobre o rico– que tenga capacidad de producir no puede exportar.

Una suspensión de patentes cuando hay un atasco de vacunas

La doctora Yuan Qiong Hu atiende a Newtral.es desde Ginebra, con el acuerdo aún caliente. “Dejemos claro que esto no es realmente una suspensión de las patentes de las vacunas”, quiere aclarar esta investigadora de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, y  coordinadora internacional de políticas para la campaña de acceso de Médicos sin Fronteras.

Disecciona el acuerdo: “Por un lado, el texto habla de que esto rige para países en desarrollo. Por el otro, que países con capacidad para fabricar vacunas no usen este acuerdo”. Esto podría tener sentido, pero se quedarían fuera lugares con verdaderos problemas de acceso o vacunación como India, China o países de América Latina. “Es muy contradictorio e intimidatorio”.

El texto también dice que no pueden reexportar vacunas. “Esto no es útil desde una perspectiva de salud global, donde un país (al exportar o donar) podría colaborar con otro justo cuando lo necesita”, explica Hu. “Esto evitaría desperdicio de dosis. Más, en una pandemia con altibajos”.

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Precisamente, si comparamos datos –siempre limitados– de administración de dosis respecto a los de fabricación, encontramos no menos de 2.000 millones de unidades manufacturadas que no se han puesto. Al cotejar el número de vacunas que han salido de los almacenes de los fabricantes (dato recogido por UNICEF y las distintas patronales de farmacéuticas) con las dosis administradas declaradas por los países (dato recopilado por Our World in Data), aparece ese agujero, incluso contando con que un 10% de los viales se echan a perder en el transporte, como calcula UNICEF.

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África toca techo en su capacidad para poner más vacunas por problemas logísticos, falta de infraestructura sanitaria y recelo de su población.

¿Nadie las quiere? ¿Nadie las pone? ¿Llegan demasiado tarde? ¿O hay cuellos de botella en la distribución? El director de los Centros Africanos para el Control de Enfermedades, John Nkengasong, pidió en una entrevista que cesase la donación de viales. “Ya no es la escasez de vacunas, sino los problemas logísticos y la desinformación sobre la utilidad de las vacunas nuestro principal problema”.

Las tasas actuales de vacunación varían del 95% de la población en Portugal o España, al 7% de Nigeria. Sólo el 18,6% de los habitantes de países de renta baja ha recibido al menos una dosis. Es en países de África donde más han crecido el número de dosis sin poner que terminan por caducar.

Para la directora ejecutiva de Salud por Derecho Vanessa López, el problema radica en que hay países con un sistema sanitario muy limitado a la hora de poder llegar a toda la población y administrar dosis. También, tapones logísticos. Y, como dice el director de los CDC de África, recelos entre una población “reacia cuando oye que les dan vacunas rechazadas por los países ricos o que llegan caducadas”.

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La patronal farmacéutica, “decepcionada con la suspensión de las patentes de vacunas”

La patronal farmacéutica se aferra a estas cifras para apuntar que no hay un problema de fabricación. De hecho, han sido las regulaciones de pantentes de vacunas y no la suspensión lo que permitirá fabricar unos 20.000 millones de dosis para finales de 2022, afirman. Parte de ellas, con destino a la iniciativa COVAX, enfocada a países de rentas bajas y medias. Desde IFPMA califican el acuerdo como “muy decepcionante”.

“El marco de propiedad intelectual ha proporcionado la base para que se establezcan más de 380 asociaciones voluntarias para las vacunas contra la COVID-19 en un tiempo récord, el 88% de las cuales involucra transferencia de tecnología”, apuntan Thomas Cueni, Director General de esta federación de fabricantes.

Pero desde Médicos Sin Fronteras no ven que sólo haya un excedente de vacunas fabricadas que nadie quiere.  Los países con los ingresos más altos se han vacunado 10 veces más rápido  que aquellos con los más bajos. Ven un problema de ‘timing’, de quién tiene acceso preferente a las primeras vacunas desarrolladas y quién va después, cuando ya ha muerto demasiada gente. O, incluso, cuando ha habido inmunizaciones masivas de población sin vacunas por haber contraído (y sobrevivido) a la covid, como ocurrió en Sudáfrica antes y durante la irrupción de ómicron.

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“La pandemia nos ha enseñado que hay que lidiar con muchos problemas muy distintos, diferentes en cada país (incluida la negativa de su población a ponerse la vacuna o la escasa red sanitaria para administrar dosis). Pero esto no significa que el asunto del acceso a las vacunas haya desaparecido”, apunta Hu. Puede haber un excedente en un país y no haber suficientes dosis en el de al lado. De ahí, una vez más, la necesidad de que se puedan donar libremente o revender dosis fabricadas bajo la suspensión de patentes. 

“Al menos hay 50 países que aún no han recibido suficientes dosis –continúa la analista– y no olvidemos que la pandemia no ha acabado. Puede haber nuevas olas en países sin vacunas, además de las variantes que puedan surgir”.

Desde Salud por Derecho, Vanessa López hace otra interpretación adicional. “Es evidente que había escasez. Ahora es cierto que hay un excedente, pero durante meses no había ni siquiera dosis para los países ricos. No puede ser que aquel objetivo del 70% de población inmunizada (y que tanto costó) sólo valiese para los países desarrollados”.

A su juicio, el sistema de patentes sí que frenó la posibilidad de que otros países produjesen vacunas genéricas simultáneamente, salvando vidas. El caso más flagrante, quizás, el de la India (gran productor), justo cuando irrumpió delta.

Lo que se queda fuera del acuerdo

Según Vaccines Europe, hay más de 50.000 procesos para la elaboración de cada vacuna. No es tan sencillo como una suspensión genérica las patentes de la vacuna, tal y como recoge el texto. Sobre cada uno de esos 50.000 procesos protegidos ha habido ya acuerdos de licencia. Es decir, autorizaciones por sus titulares para que terceros los usen. También ha habido acuerdos para transferir toda la producción del vial. Eso sí, han tardado.

Yuan Qiong Hu recuerda que ya hay mecanismos inventados para producir esos medicamentos de manera genérica. Pero no se han querido aplicar porque, además, hay tantas excepciones y burocracia que es complicadísimo en caso de emergencia. Para López, esta suspensión en falso de las patentes de vacunas “ha sido un castigo divino por abrir el melón de la propiedad intelectual. Puede complicar aún más las cosas y “añadir, si cabe, más carga administrativa” para quien quiera producir genéricamente.

Este acuerdo ha sido como un castigo divino por abril el melón de la propiedad intelectual. Puede suponer, si cabe, más carga administrativa.

Vanessa López, Salud por Derecho

Fuera del acuerdo se quedan aspectos como liberar el conocido como know how, es decir, todos los conocimientos y experiencia para poder desarrollar un producto. Algo así como contar con algo más que la lista de ingredientes de la vacuna. Contar con la receta completa y la formación a cargo de un chef durante las primeras semanas.

Max Lawson, copresidente de People’s Vaccine Alliance y director de Desigualdad de Oxfam añade una derivada política: “La UE ha bloqueado todo lo que se parezca a una suspensión de patentes de las vacunas significativa. Reino Unido y Suiza han utilizado las negociaciones para hacer que cualquier texto sea aún peor. Y Estados Unidos se ha sentado en silencio en negociaciones llenas de líneas rojas”.

López apela ahora a los estados. “Que cualquier inversión de dinero público en I+D de productos farmacéuticos venga acompañada de una gestión de propiedad intelectual que no genere un monopolio. España ha sido un buen ejemplo en casos anteriores (con patentes del CSIC)”. No ha sido el caso de las vacunas. Ni siquiera de la primera anticovid española, que será aprobada seguramente tras el verano. Desarrollada por Hypra con dinero público y privado.

Por eso, desde Salud por Derecho “hemos pedido a Hypra y al Gobierno que cedan la propiedad intelectual a un mecanismo llamado C-TAP de la OMS. No nos han hecho caso”, concluye.

Fuentes

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