El objetivo de Moncloa pasaba por tener vacunada por completo al 70% de la población de España antes del 1 de septiembre. Se apeló a la “inmunidad de grupo”. Pero el rebaño de las matemáticas se ha descarriado ante la variante Delta y la realidad de una pandemia con cierta dosis de imprevisibilidad. Esa cifra mágica casaba poco con la pura evidencia científica, pero partía de una fórmula sólida que llevamos manejando durante un siglo.
Tal como explicaba aquí el investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos y Universidad de Alcalá Manuel Peinado Lorca, “La ecuación de la inmunidad de grupo se define como Inmunidad de grupo = 1 – 1/R₀, donde R₀ es el número de reproducción básico, esto es, el número promedio de nuevas infecciones causadas por un individuo infectado típico durante la etapa temprana de un brote en una población totalmente susceptible a la infección”.
No hay que confundir la R₀ con la Rt. La Rt marca la capacidad de transmisión de una persona en un momento y contexto determinado. Ahí, siempre, lo deseable es que sea inferior a 1 para que los contagios bajen, aunque la R₀ seguirá marcando el potencial de transmisión de un patógeno si no hacemos nada (obviamente, en el hipotético caso de un 100% de una población confinada durante más de 14 días, la Rt sería 0, mientras que la R₀ seguiría siendo 3, por ejemplo, en el Wuhán de 2020).
El cálculo de la R₀ hay ido cambiando a lo largo de la pandemia, pero había cierto consenso en que se movía entre 2 y 3 con la variante original del Wuhán. Cuando la Alfa llegó a Inglaterra, se habló de una R₀ superior a 4 o 5, aunque los cálculos también fueron cuestionables. En EE.UU. los Centros de Controm de Enfermedades (CDC) han llegado a empujar esa cifra hasta 8 ante la variante Delta. Así pues, con lo que circula mayoritariamente en España, una persona contagiada le pega el coronavirus a otras 5 a 8 más de media, si no mantiene medidas restrictivas.
O sea, 1 – 1/5 = 0,8. Es decir, que con una optimista R₀=5 hay que vacunar a 8 personas de cada 10 para pensar que las no vacunadas o inmunodeprimidas estén protegidas. Más cerca del 80% de una población, no el 70%, asumiendo que cada persona contagiada pega el coronavirus a otras 5 de media y sin restricciones.
Si contemplamos que se lo transmite a otras 8, la inmunidad de grupo se alcanzaría por encima del 87% de la población o quizás algo más, porque las vacunas no se diseñaron para frenar la transmisión al 100%. Y este aspecto es clave: la inmunidad vacunal es contra la enfermedad sintomática, sobre todo, la grave. La fórmula de la inmunidad de grupo no está tan clara ante este tipo de vacunas, pero no queda invalidada.
Hacia una inmunidad de grupo planetaria
Las vacunas parecen tener un impacto en la transmisión con el que no se contó en su diseño. Eso son buenas noticias. Pero no son vacunas esterilizantes desde la nariz o garganta, por donde entra y empieza a reproducirse el coronavirus. Con Delta lo tienen más difícil a la hora de frenar la transmisión (efectividades de alrededor del 50% de media), aunque siguen siendo muy eficaces para prevenir hospitalizaciones (85% en mayores, 95% en población joven).
Asumimos que las actuales vacunas están lejos de frenar la transmisión al 100%. La fórmula de la inmunidad de grupo trabaja con la idea de que una persona vacunada es una persona inmunizada, y eso no ocurre en la totalidad de la población, que puede contagiarse y contagiar aunque sea asintomáticamente.
El modelo SIR (susceptibles/infectados/recuperados) del que parte la ecuación parte de la idea de que los recuperados ya no contagian más, al menos durante un tiempo, que es lo que ocurría dentro del ‘rebaño’: cuando se empezó a usar el término, hacia 1917, se aplicaba a granjas, donde se veía que según iban pasando las reses una infección contagiosa, la epidemia se frenaba espontáneamente. El problema es que un país nunca es una granja. Y una persona vacunada no es exactamente igual que una recuperada, ya que sabemos que tiene aún cierto potencial para transmitir el virus.
Por otro lado, el número de susceptibles seguirá siendo alto a nivel global. Como recuerda el profesor de Medicina y epidemiólogo de la Universidad de Alcalá de Henares Manuel Franco Tejero, la búsqueda de la inmunidad de grupo ha de ser planetaria y solidaria. Carece de sentido permanecer permanentemente aislados del mundo y países con bajas tasas de inmunización serán, finalmente, una amenaza para los vacunados ante la posible aparición de nuevas variantes, como explicaba a Newtral.es el analista de ISGlobal Rafael Vilasanjuán.
¿Inmunidad de grupo por encima del 90%? No tiene por qué
Los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU. manejan varios escenarios de efectividad. Y algunos elevan la necesidad de vacunar al 90% o más. “Esta cifra de personas inmunizadas se antoja inalcanzable si no incluimos a los niños.
Esto abriría otro debate, sobre la pertinencia científica y moral de vacunar por debajo de los 15 años, con la necesidad de vacunas que tienen algunos países“, apunta el catedrático de inmunología de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell, que daba más detalles sobre su experiencia con Delta aquí.
La cuestión es que esta ecuación de la inmunidad de grupo es muy dependiente del número R₀. Pero R₀ también se ve afectado por la tasa de vacunación. Sencillamente, las personas vacunadas transmiten menos el virus, puede que hasta la mitad. Así que es de esperar que el número de personas a las que son capaces de pasarles el coronavirus descienda, ya no sea ni 5 ni 8, incluso aunque no tomen medidas de precaución –que, en general, tomamos–.
Por eso es posible que no sea necesaria una cifra que se acerque tanto a la totalidad de la población. Eso, teniendo presente que no se espera la erradicación del patógeno, sino su control. Aunque eso, una vez más, dependerá de la efectividad de las vacunas a largo plazo ante todas las variantes. Hay datos que apuntan a una pérdida de su capacidad para evitar contagios según pasa el tiempo. Por eso, en esta carrera, la mayoría de personas expertas abogan por vacunar cuanto antes a la mayor parte del planeta.