“El intenso ruido de los motores de los vehículos y los disparos de los carros de combate cerca de nuestra casa nos despertaron muy temprano, nuestros tres hijos menores lo hicieron aterrorizados. Solo llegamos a escuchar Radio Magallanes, en la que se podía oír al presidente Salvador Allende anunciado que las fuerzas armadas se habían levantado contra el Gobierno Constitucional”. Así recuerda Héctor Rodríguez Maturana, entonces decano de la facultad de medicina de la Universidad Austral de Valdivia, el 11 de septiembre de 1973, un día que, hace ya 50 años, dio paso a la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
Como recuerda el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, Allende, el entonces presidente del país, anunció por radio la sublevación militar que arrancó en Valparaíso, una ciudad costera a más de 100 kilómetros de la capital, Santiago. Poco después comenzaron los ataques contra el Palacio de la Moneda, sede del presidente y en donde se encontraba el mismo. “Si la Moneda no es desalojada antes de las 11:00, será atacada por tierra y aire”, amenazaron los militares, como recoge el libro Golpe 11 de septiembre de 1973, de Ascanio Cavallo y Margarita Serrano.

Mientras, Allende comunicaba al pueblo chileno lo siguiente: “Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores, yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”. Y así fue, ya que ese mismo día, a la vista del triunfo del golpe, el presidente se suicidó.
Chile se sumió entonces en una dictadura al mando de Pinochet que se prolongó hasta 1990 y que se saldó con más de 40.000 víctimas. Entre ellos, se cuentan detenidos que desaparecieron, ejecutados políticos, víctimas de violencia política, torturados y presos políticos, según el informe de la Comisión Presidencial Asesora para la calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura (Valech II).
A pocos días del 11 de septiembre, el pasado 30 de agosto, el gobierno de Gabriel Boric anunció un Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de desaparición forzada. Además, el Ejecutivo ha puesto en marcha, entre otras iniciativas, una web para conmemorar el golpe bajo el lema “Democracia es memoria y futuro”. Repasamos esta etapa de terror en Chile, que ahora alcanza su 50.º aniversario, con quienes la sufrieron.
La vida en el exilio: más de 200.000 chilenos abandonaron el país
Hace 50 años, la dictadura cambió la vida de miles de personas que vivían en Chile. Muchas de ellas optaron por dejar atrás el país, en concreto, fueron más de 200.000 los exiliados, como detalla la Comisión Chilena de Derechos Humanos y recoge el Archivo Nacional del Gobierno. Entre ellos, Héctor Rodríguez Maturana y su familia.
Tras el golpe de Estado, el decano fue obligado, junto a otros docentes, a firmar “la renuncia voluntaria” como profesor de la universidad. Pero su pesadilla solo acababa de comenzar. Un día, al llegar a casa, le anunciaron que la Policía Civil había ido a buscarle: “Inmediatamente me presenté en el cuartel, siendo automáticamente encerrado y obligado a esperar una patrulla armada y a un oficial para llevarme con los ojos vendados a un lugar reconvertido en un campo de concentración para prisioneros de guerra”, relata Rodríguez.
El lugar al que hace referencia era, como señala, el gimnasio del Banco del Estado, “un sitio en el que fui sometido a vejaciones y expulsado de toda institución laboral, donde conocí la impotencia de soportar la humillación y el miedo al verme tirado en el suelo con el pie de un soldado sobre mi espalda mientras sentía el cañón de un arma en mi nuca”. En total, se estima que 1.132 recintos fueron utilizados como lugares de detención y tortura, como recoge el informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura.
Con el levantamiento militar, el miedo y los chivatazos eran frecuentes, según recuerda Rodríguez y señalan también documentos oficiales, que demuestran que el abastecimiento decayó, el desempleo aumentó y “la angustia, la preocupación y la inseguridad en los hogares se convirtieron en algo común”.
Rodríguez detalla las situaciones en las que se vio implicado hasta que consiguieron la documentación para abandonar el país. “Con lágrimas y dolor nos fuimos a los Andes, pasamos la frontera chilena con terror y pánico a que la policía no nos dejase cruzar”, narra el docente, que evoca el momento en el que llegaron a Argentina y gritaron “¡somos libres!”, desconocedores de que el país argentino sería el siguiente en sufrir un golpe militar en 1976.
Consiguieron escapar de nuevo y asentarse en Alemania, pero sin olvidar “una carrera profesional truncada y con colegas y amigos desaparecidos o asesinados”. Rodríguez recuerda que, dos años después, Pinochet le prohibió por decreto regresar a Chile por ser un “elemento peligroso” al no apoyar la dictadura.

La dictadura de Pinochet en Chile hace 50 años dejó tras de sí más de 3.200 desaparecidos
Además de los exiliados, la dictadura de Pinochet se saldó con miles de víctimas de prisión política y tortura, en concreto 9.795, según el informe Valech II. De estos, el perfil mayoritario del detenido era el de estudiantes (27,4% del total), de ellos, 956 eran menores de edad. La etapa en la que más detenciones se produjeron fue en 1973, seguida del último periodo (1978-1990).
El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) chileno cifra en 38.000 los ciudadanos que fueron torturados, de los cuales más de 3.200 están desaparecidos o han sido asesinados, según datos del Gobierno. Esta situación es la que denuncian asociaciones como la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD). Como señalan en su página web, la búsqueda arrancó a los pocos días “por la mayoría madres, esposas y hermanas, que al no recibir noticias sobre el paradero de sus familiares iban recorriendo los lugares de detención en busca de aquellas y aquellos que habían sido detenidos”.
Esta asociación comenzó a funcionar a finales de 1974 y sigue activa a día de hoy, ya que, según datos del Gobierno chileno, de todos los desaparecidos forzosamente solo se han encontrado e identificado 307. También por este mismo motivo, el Ejecutivo actual de Gabriel Boric aprobó el 30 de agosto un Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de desaparición forzada en dictadura.
El Museo de la Memoria de Chile recopila información sobre los asesinados y desaparecidos identificados desde hace 50 años tras el inicio de la dictadura. Entre ellos, hay personas de todas las edades: desde niños y niñas de distintas edades, como Alicia Marcela Aguilar o Eduardo Elías Cerda, hasta mujeres y hombres de más de 80 años, como Elena del Tránsito Farias o Guillermo Pinto.
- Héctor Rodríguez Maturana, antiguo decano de la facultad de medicina de la Universidad Austral de Valdivia
- Discurso de Salvador Allende en Radio Magallanes 11/9/1973
- Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile
- Golpe 11 de septiembre de 1973, Ascanio Cavallo y Margarita Serrano
- Informe de la Comisión Presidencial Asesora para la calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura (Valech II)
- Nota de prensa del Gobierno de Chile: Boric anuncia un Plan Nacional de Búsqueda de víctimas de desaparición forzada en dictadura
- Página web del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile
- Archivo nacional del Gobierno de Chile
- Instituto Nacional de Derechos Humanos Chileno
- Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos
Que tristeza
Nadie optó por irse. Era la única opción. No había de donde escoger…
Malditos los seres inhumanos y miserables que se creen con derecho a disponer de la vida de los demás.Son seres nauseabundos que han perdido todo hálito de humanidad y han perdido su condición humana,pasando al inframundo de seres decrépitos a los que la propia Naturaleza debería reducir al estado de basura y escombros.